Mayaya, el anuncio

Si se decide creer, es una gran noticia con demasiados interrogantes traído en un momento especialmente delicado

Anunciar reservorios de gas en el norte de La Paz coincidiendo con la efeméride departamental y con cierta proximidad a las elecciones nacionales se ha convertido en una especie de clásico. Lo usó Evo Morales en varias ocasiones tanto con Lliquimuni como con el mismo pozo Mayaya que ayer utilizó Arce para “confirmar” el “cambio de era” en materia de hidrocarburos. Incluso la propia Áñez hizo algunos apuntes sobre el tema en su momento.

Si se decide creer, es una buena noticia. El presidente Luis Arce no dio demasiados detalles, pero el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, se extendió un poco más en conferencia propia. Se trata de un primer pozo en la cuenca del subandino norte que ha superado la prueba de producción, que sin duda ya es algo. Dorgathen explicó que se deben realizar al menos otros tres pozos para “delimitar” el tamaño del reservorio y será después cuando se obtenga la declaratoria de comercialidad. La información es lo suficientemente sólida para creer que habrá un pozo productor en La Paz y que será un nuevo departamento productor uniéndose a Tarija, Chuquisaca, Santa Cruz y Cochabamba.

El símil futurista utilizado comparando Mayaya con la cuenca neuquina de Vaca y a Tarija con el decrépito norte argentino no parece ser muy alentador

Después vinieron los datos estimados, con los que suele primar el estilo exitista que impuso el exministro Luis Alberto Sánchez, capaz de festejar el “pozo más profundo de América” que resultó improductivo. Dorgathen habló de una producción de 15 millones de metros cúbicos diarios y 1,7 trillones de Pies Cúbicos (TCF por sus siglas en inglés) en reservas. Para hacerse una idea, el conjunto de pozos de San Alberto en su mejor momento llegó a producir unos 18 millones de metros cúbicos diarios y el pozo más exitoso de Margarita empezó con 6 millones de metros cúbicos, aunque pronto bajó a la mitad. Actualmente Bolivia produce unos 35 millones de metros cúbicos diarios y el pico nacional fue de 60.

Respecto a las Reservas, 1,7 TCF es más o menos lo que se estima en Caipipendi. Los estudios actuales ayer presentados tal vez le sean suficientemente acreditados a alguna consultora para pasar esas reservas de probables a probadas y así, tal vez YPFB cumpla la Ley y muestre la certificación de reservas que debería mostrar anualmente y que la última ez, en 2018, hablaba de más o menos 9 TCF. Lo anunció aquel mismo ministro que hacía fiestas sobre un pozo improductivo.

Evidentemente y tal como se preveía, los resultados tangibles de lo que sea Mayaya Centro, se verán en dos o tres años. Entonces será cuando también comprobemos si el augurio de Dorgathen de convertir el subandino norte en el nuevo epicentro petrolero trasladando los activos aún presentes en Tarija tras el declive se hará efectivo.

El símil futurista utilizado comparando Mayaya con la cuenca neuquina de Vaca Muerta en Argentina y a Tarija con el decrépito norte argentino no parece ser muy alentador para nuestra región y tal vez revelador para el norte. Vaca Muerta no deja de ser el mayor yacimiento de gas no convencional del continente.

A modo de apunte final, YPFB ha vuelto a apostar alto con la credibilidad de un gobierno que, además, necesita respuestas rápidas a sus urgencias. Conducirse por los caminos de la transparencia será la mejor de las estrategias en esta incertidumbre.


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