Tariquía, una salida para el largo plazo

Los habitantes llevan siete años bajo la amenaza de la perforación sin que se haya resuelto nada, por lo que el referéndum parece ser una solución contundente

Con la llegada de Lula da Silva al país rodeado de empresarios y la voluntad del partido de Gobierno de modificar ciertos aspectos de la Ley de Hidrocarburos y el propio decreto de nacionalización con una Ley complementaria, la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía vuelve a estar bajo asedio.

En realidad, nunca dejó de estarlo. En 2017 se aprobaron los contratos con Petrobras y su empresa participada YPFB Chaco después de un largo mercadeo. El plan era “sencillo” para las urgencias del gobierno de aquel momento: ingresar a un área natural protegida que ya había sido explorada en los 80 para lograr rápidamente incorporar nuevos volúmenes a la producción desde un lugar de fácil acceso y que además, compensara a la petrolera brasilera por el declive de sus otras inversiones.

Con lo que no contaba el Ministro de aquella época era con la oposición frontal de un nutrido grupo de pobladores y el rechazo general de los tarijeños, aburridos de promesas y cansados de sacrificar su patrimonio natural por proyectos que en ningún caso han mejorado la calidad de vida ni siquiera de los vecinos más próximos, como se evidencia en el valle donde se ubica Margarita y desemboca en Palos Blancos.

No parece adecuado que una pequeña parte de la población, a menudo vulnerable y con incontables necesidades, tenga la capacidad para bloquear un proyecto de impacto nacional. O para aprobarlo

Por primera vez no importaron los millones y el rechazo contundente hizo que Evo Morales, que iba justo para la reelección de 2019, conviniera la paralización, porque tampoco se veía bien aquello de presentarse como el líder indígena casi mártir de la causa ecologista mientras se perforaba la reserva hídrica más importante del sur del país.

La cuestión es que la suspensión táctica devino en un estado crónico con el miedo al qué dirán invadiendo todos los rincones con todos los gobiernos – Morales, Áñez y ahora Arce – mientras la población local lleva más de seis años lidiando con encantadores de serpientes que aparentemente mendigan la aprobación de un proyecto inocuo, el Domo Oso X3 que sitúan fuera de la Reserva, pero que saben es el primero de una serie que atravesará la Reserva dentro del área de San Telmo.

El procedimiento en estos casos está mal hecho, o al menos carece de sentido de Estado, pues no parece adecuado que una pequeña parte de la población, a menudo vulnerable y con incontables necesidades, tenga la capacidad para bloquear un proyecto de impacto nacional. O para aprobarlo, pues los asuntos de interés nacional deben discutirse en otros foros, sin embargo, en “aquella época” la jugada parecía adecuada.

Hoy el proyecto ni avanza ni retrocede, con lo que supone vivir bajo la amenaza de derribo por tanto tiempo, limitando inversiones y precarizando la planificación vital. En esas, toca de una vez resolver el problema a largo plazo, probablemente con un referéndum que involucre más allá, igual que en el pasado se han resuelto problemas similares en Ecuador y Colombia.

La precariedad del sector de Hidrocarburos, el manejo oportunista y a la vez, la importancia que todavía sigue teniendo en la salud económica nacional probablemente implique medidas de mayor ambición y en eso, consultar a los ciudadanos siempre ha sido la mejor de las salidas.

 


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