Ejércitos Modernos No Golpistas
Necesitamos modernizar el ejército, pero sobre todo, extirpar todo el gen golpista que parece anidado en lo más hondo de las FFAA
En la actualidad, los ejércitos de Sudamérica enfrentan desafíos significativos en un mundo cada vez más globalizado y tecnológicamente avanzado. Las Fuerzas Armadas de la región han recorrido un largo camino desde sus días de formación, pero aún existen disparidades marcadas entre los países en términos de capacidad, tecnología y modernización. Con el mundo volcado en una carrera armamentística con un contexto belico siempre presente, resulta todavía más lamentable encontrar comandantes de Ejército que consideran una buena idea para subir la popularidad de su Jefe llevar las tanquetas a Plaza Murillo.
En Sudamérica los ejércitos atraviesan diferentes situaciones:
Brasil posee las Fuerzas Armadas más grandes y mejor financiadas de Sudamérica. Con una inversión significativa en tecnología militar y una industria de defensa robusta, Brasil ha logrado avances notables en la modernización de su ejército. Su capacidad para desarrollar y producir equipos militares, como el avión de combate Embraer KC-390, es un testimonio de su liderazgo regional.
Argentina, a pesar de su pasado militar fuerte, ha enfrentado dificultades económicas que han limitado su capacidad de modernización. Sin embargo, el país sigue siendo un actor clave en la región, con un enfoque en mejorar la formación y profesionalización de sus tropas.
Las Fuerzas Armadas de Chile son conocidas por su alta profesionalidad y eficacia. El país ha invertido consistentemente en la modernización de su ejército, con adquisiciones estratégicas de tecnología avanzada, incluyendo aviones de combate F-16 y fragatas modernas.
Perú ha enfocado sus esfuerzos en combatir el narcotráfico y la insurgencia interna. Aunque ha realizado esfuerzos para modernizar su ejército, aún enfrenta desafíos significativos en términos de financiación y tecnología.
Colombia, debido a su lucha prolongada contra el narcotráfico y grupos insurgentes, ha desarrollado un ejército altamente capacitado en operaciones de contrainsurgencia. Sin embargo, necesita diversificar sus capacidades y modernizar su equipamiento para enfrentar amenazas más convencionales.
Huelga decir que las Fuerzas Armadas bolivianas están lejos de estas cinco potencias regionales, pero algunos expertos consideran aún posible dar un salto cualitativo si se aplican planes rigurosos, como por ejemplo fortalecer la cooperación con países vecinos y aliados estratégicos y compartir inteligencia militar con países limítrofes para mejorar la capacidad de respuesta ante amenazas comunes.
En cualquier caso, es crucial invertir en tecnologías avanzadas, como sistemas de defensa antiaérea, drones, y ciberseguridad. La adquisición de nuevas aeronaves y la modernización de la flota existente deben ser prioridades, siguiendo los planes actuales para modelos de aeronaves avanzadas, para lo que se propone fomentar el desarrollo de una industria de defensa local robusta.
En cualquier caso y más allá de las “formaciones”, los expertos en Defensa señalan la necesidad de realizar una reforma estructural que incluya una revisión de las estructuras de mando y control para hacerlas más eficientes ya que la flexibilidad y adaptabilidad en las operaciones militares serán cruciales para enfrentar amenazas modernas.
Además recomiendan “Continuar con la adquisición de equipamiento moderno y mantener un plan de mantenimiento y actualización constante con el objetivo de ser más eficaces.
Bolivia no está preparado para ser un país sin Fuerzas Armadas por diferentes razones endógenas, pero sin duda es necesario que los responsables políticos extremen las labores de supervisión de una entidad demasiado importante, sobre todo, en la defensa. Necesitamos modernizar el ejército, pero sobre todo, extirpar todo el gen golpista que parece anidado en lo más hondo hasta el punto de florecer incapaz siquiera de trazar un plan coherente.