4 de Julio, seguir con una sonrisa
Tarija hace tiempo que no puede permitirse sentarse a ver qué pasa y en su propia inercia, camina
Un nuevo 4 de Julio irrumpe en la agenda política con unas elecciones como telón de fondo cada vez más cercano y una crisis interminable que amenaza con no permitir cumplir los objetivos propuestos. Tarija cumple años y lo de celebrar está en nuestro ADN, porque además en Tarija hace ya un tiempo hemos resuelto esos debates sobre la identidad, las invasiones y las tradiciones de la mejor forma que se puede: con una sonrisa.
La fecha es lo que es. Se conmemora la llegada de Luis de Fuentes al valle central, el español que acabo por destruir a los Tomatas y poner freno al avance de los chiriguanos, que también codiciaban el espacio por sus bondades. Es, por tanto, la conmemoración del inicio de la Colonia española, que a todos los efectos fue una invasión y un despojo, la imposición de una religión y una cultura y que dejó algunas luces y muchas sombras y que el paso del tiempo se ha encargado de incorporar a la propia idiosincrasia.
En este tiempo de política festiva y de celebración, no se perdona una, y de ahí que la fiesta se haya revitalizado luego de unos años de paños fríos. Sin 4 de julio no habría 15 de abril ni épica independencia, aunque eso de ver a representantes indígenas homenajeando al invasor siga resultando incongruente.
La cuestión es que el tiempo pasa y la crisis no juega a favor de Tarija, que ha visto muchos de sus proyectos postergados o directamente cancelados por las dificultades económicas. Es verdad que el equipo del alcalde Johnny Torres es más de encontrar siempre un motivo que festejar, por mínimo que sea, que de plantarse a buscar culpables, algo que es de agradecer en el tono general de la legislatura, mucho menos beligerante que las anteriores.
Sin 4 de julio no habría 15 de abril ni épica independencia, aunque eso de ver a representantes indígenas homenajeando al invasor…
El equipo de Torres ha abordado con sus propios recursos humanos y económicos algunos proyectos, como la segunda Circunvalación o el cierre del botadero municipal, con la incipiente puesta en marcha del Centro de Tratamiento de Residuos Sólidos; ha buscado con ahínco culminar el puente 4 de Julio, que es un despropósito desde su concepción, o la necesidad de sustituir las Lagunas por una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, y ha enfrentado otros temas que en el pasado han carcomido la gestión por los pies, como la insufrible Dirección de Ordenamiento Territorial (DOT) y otros, y aunque es verdad que a niveles técnicos se encuentran ineficiencias y varios nudos anidando en la coima y el boicot, en los que deberían hacerse más esfuerzos por erradicar, al menos los problemas no se han escondido ni dejado en la heladera para el siguiente.
La llave de la caja la sigue teniendo el nivel central, aunque también el poder legislativo para cambiar cosas de raíz. Tarija empieza a tener problemas serios de contaminación, tiene que enfrentar una reestructuración en sus servicios básicos y también modernizar sus estructuras y mecanismos de gestión, pero son cuestiones que afectan a todos los bolivianos y por ende, es el Estado el que debe liderar cambios conjuntos y no solo acciones paliativas para las poblaciones guiado por las afinidades políticas. Y con eso volvemos al principio. La estrategia puede funcionar o no, las elecciones están a la vuelta de la esquina, Tarija hace tiempo que no puede permitirse sentarse a ver qué pasa y en su propia inercia, camina, y además, con una sonrisa.
Somos nuestra historia.