Misión Bolivia: Recuperar el resto de la Democracia

Más allá de las lagunas racionales que deja el “golpe” de Zúñiga, urge restaurar la democracia formal en Bolivia renovando el poder judicial y liberando el legislativo

Pudo haber sucedido. El general Zúñiga pudo haber llegado a la parte noble de la Casa Grande del Pueblo, haber detenido al presidente Arce, al vicepresidente Choquehuanca y a todos sus ministros, haberse atribuido la misión divina de reconducir el país, haber suspendido garantías constitucionales, haber nombrado nuevo gabinete e incluso, haber editado la Constitución Política del Estado a su gusto, pero eso no sucedió. De hecho, quedan enormes lagunas para entender el movimiento dentro de un razonamiento lógico, por lo que los huecos deben ser completados atribuyendo algún delirio de pensamiento mágico a quien llegó a ser ni más ni menos comandante del Ejército ¿Qué esperaba que le dijera Arce? ¿Cómo pensaba operar su siguiente paso? ¿Qué viabilidad tendría un gobierno desconectado de la globalidad continental? y atendiendo a sus últimas declaraciones ¿Qué clase de concepto del honor y lealtad con su país tiene?

Sin entrar en más apreciaciones, es de valorar que Bolivia siga teniendo un gobierno legitimado en las ánforas aún al frente de un país golpeado en lo más hondo de su institucionalidad, sin embargo, sería mentir decir que se ha salvaguardado la democracia, cuando la misma lleva demasiados meses suspendida técnicamente en el país.

No se trata de apreciaciones o de juicios de valor, o de que a unos les gustaría tener más libertad de expresión y a otros menos y de que todos se tengan que callar; se trata objetivamente de una suspensión institucional que formalmente empezó el 2 de enero de 2024, cuando los magistrados de los altos tribunales del país decidieron suplantar al poder legislativo y auto prorrogarse para llenar el “vacío de poder” que ellos mismos habían generado al boicotear las elecciones judiciales en 2023 a través de una infinidad de recursos y trampas.

El Gobierno ha avalado está prórroga inconstitucional por activa y por pasiva, y en contrapartida ha recibido numerosos “beneficios” directos o indirectos en forma de sentencias o intimaciones concordantes siempre con sus intereses políticos, como lo de suspender Congresos, deliberar sobre la constitucionalidad de una candidatura de Morales cuando no procede o incluso, suspendiendo las interpelaciones parlamentarias de los Ministros atendiendo a la más absurda interpretación del derecho al trabajo.

Es a través de los tribunales como tiene silenciado al TSE, al que le intima a tomar tal o cual decisión en base a amparos, y al propio legislativo, a quien le suspende sesiones y avala vacaciones de acuerdo al gusto del ejecutivo.

El movimiento ha dejado sonriendo a Arce y descolocado a Morales, que teme que los suyos entiendan ahora mejor el concepto de cómo enfrentar un golpe y del Patria o Muerte que no tiene que ver con tomar aviones hacia México, pero por lo general ha convencido a pocos. Si el gobierno está preocupado por la democracia debe dar señales inequívocas: permitir sesionar a la Asamblea, liquidar a los auto prorrogados y hacer todo lo posible para que las elecciones judiciales se celebren a la brevedad y con éxito.

No hay golpe que restañe una popularidad, peor si sube el precio del dólar por las nubes y agrava los problemas de combustibles y otros artículos de primera necesidad, pero sobre todo, no conviene jugar con fuego. Bolivia ya aprendió sus lecciones y quiere su democracia por muy maltrecha que esté.

 


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