Productor y consumidor: Los caminos de la droga

En Bolivia nunca se ha considerado como problema real el consumo de drogas pero los mercados están cambiando

El 26 de junio se conmemora el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, también conocido como el Día Mundial contra las drogas, una fecha para tratar de reforzar la acción y la cooperación entre los países con el fin de alcanzar una sociedad libre de consumo de drogas y de tráfico ilegal.

Cada año, la campaña de la ONU se centra en un tema concreto. En 2024, el lema es "La evidencia es clara: debemos invertir en prevención", un lema que de alguna forma empieza a reflejar el cambio de paradigma que desde hace años defienden algunos países y que con más fuerza ha impulsado el presidente colombiano, Gustavo Petro, evidenciando que la criminalización de los países productores no ha contribuido a reducir la demanda en los países occidentales.

El problema mundial de las drogas afecta a millones de personas y comunidades, abarcando desde trastornos por consumo hasta el narcotráfico y la delincuencia organizada. Para enfrentar este desafío, es esencial un enfoque basado en pruebas científicas, priorizando la prevención y el tratamiento, algo que nunca ha sido la prioridad en el ámbito internacional, por aquello de preferir buscar culpables externos antes que asumir responsabilidades sobre la degradación propia.

El consumo y la distribución de drogas ilegales es una problemática global, con graves repercusiones en la salud y bienestar de las personas. Por lo general la penalización de las mismas se justifica por la capacidad de inhibir la voluntad y por tanto, causar traumas en terceras personas y no tanto por la capacidad autodestructiva de las mismas. Es por ello que el tabaco y el alcohol son legales y otras sustancias no.

Por lo general los países desarrollados culpan a los productores por no enfrentar sus propias miserias

A nivel mundial la incursión de drogas ilegales ha logrado traspasar fronteras con niveles alarmantes, afectando la seguridad y el desarrollo sostenible de las naciones, especialmente las más pobres, donde la potencia del Estado es incapaz de controlar el fenómeno. La lucha contra este flagelo persiste, contando con el apoyo de Organizaciones, Fundaciones y Estados Miembros, pero por lo general es insuficiente en tanto el consumo sigue siendo fuerte en los países más desarrollados.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó en el año 1987 una resolución para conmemorar este día, para alcanzar una sociedad libre del abuso y tráfico ilícito de drogas, propiciar el fortalecimiento de la cooperación internacional y generar políticas que contrarresten la influencia del mercado ilegal de sustancias ilícitas, sin embargo, las políticas aplicadas hasta ahora solo han servido para multiplicar el consumo.

En los últimos años se vienen registrando cambios de tendencia en los consumos que tienen que ver con el espíritu de época de las sociedades desarrolladas y que está provocando brutales efectos sobre las sociedades locales: la cocaína está siendo desplazada en un país en barrena como Estados Unidos por las drogas depresivas derivadas de los opiáceos y el más famoso fentanilo, pero como la producción hay que venderla, el cambio de rutas está provocando mucha violencia, pero también abriendo nuevos mercados, sobre todo en los propios países productores o “de tránsito”.

En Bolivia nunca se ha considerado como problema real el consumo de drogas, basta con ver la precariedad del Intraid en Tarija, pero los acontecimientos se vienen desencadenando en todo el mundo con efectos similares. Ojalá estemos preparados.


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