Arce en Rusia y otros dolores

Igual que la UE consolidó la unión aduanera hasta parir una moneda común y reducir la intermediación del dólar, los BRICS desafían esa hegemonía y buscan incentivar vías paralelas de comercio en monedas propias

En un país en el que solemos vivir encerrados en nuestras fronteras y donde los que tienen mayor acceso a las vocerías sostienen en el status quo mundial, fundamentado sobre el dólar y la bomba atómica esencialmente, el viaje de Luis Arce a Rusia les pudo parecer una pérdida de tiempo, pero sin embargo se trata de un movimiento geoestratégico incluso “audaz” si no fuera por la contradicción constitucional que supone apoyar a un país agresor, aun sin entrar en las razones.

Vladimir Putin lleva más de 24 años controlando el poder en Rusia y le quedan al menos cinco más. Durante un tiempo fue un buen aliado de occidente, sobre todo en la “guerra internacional contra el terrorismo” que patrocinó Estados Unidos y que arrasó varios países y regímenes y creo innumerables conflictos regionales en el Oriente Medio. El clima le iba bien. Unos años después, cuando Rusia se estabilizó y China se convirtió en la potencia mundial que es hoy después de la crisis de 2008, Putin empezó a mover fichas para convertirse en un contrapoder efectivo. Su fuerza militar es menor, pero nada desdeñable. De hecho, ha empezado una guerra con un país desarrollado de 40 millones de habitantes, algo impensable en la otra acera.

Los afanes nacionalistas son generalizados en Rusia y Putin es el líder de esa reconstrucción imperial para la que reconoce un socio: Xi Jinping. Hace tres semanas la Cumbre entre ambos líderes sacudió occidente y, a partir de ahí, se vienen produciendo una cascada de declaraciones y adhesiones inusitada, sobre todo en favor de los BRICS y su plan económico. El asunto es de fondo: Igual que la Unión Europea consolidó la unión aduanera hasta parir una moneda común y reducir la intermediación del dólar o la ensalada de monedas depositadas en cada Banco Central, los BRICS desafían esa hegemonía del dólar y buscan incentivar vías paralelas de comercio en monedas propias. China sigue siendo el segundo mayor tenedor de deuda de los Estados Unidos y su apuesta es por dejar de utilizarlo.

En esas se enmarcan las últimas estrategias de Bolivia que nadie explica con solvencia, posiblemente por no querer confrontar con las arraigadas ideas de la ortodoxia implantada en los mismos tecnócratas promocionados por Arce. Es verdad que no tiene sentido que cada país de Sudamérica busque por su cuenta su espacio en este nuevo mundo multipolar, pero hoy por hoy es la única vía explorable al margen del FMI (que algunos desean) para que Bolivia busque el suyo en órbitas diferentes después de años de burbuja. Encontrar vías de comercio al margen del dólar es una salida que no solo plantean los “socialistas” bolivianos, sino que es una tendencia entre los países del sur con China como seguro.

La economía boliviana sigue siendo minúscula cuando se describe en este tipo de contextos y precisamente por eso, los interesados en compartir los beneficios del litio en un marco de cooperación sur – sur deben comprometerse en el largo plazo con un país que, además, es “avanzada” en un continente estratégico y rico.

Arce explicó el encuentro con un listado de “éxitos” sin entrar al fondo probablemente por no abrirse batallas precoces, pero lo cierto es que el mundo está cambiando. Todo está cambiando. Y no es verdad que solo haya un camino para alcanzar el “éxito”.

destacado.- Arce busca soluciones internacionales para la minúscula economía boliviana a nivel mundial sin ser capaz de explicarlo.


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