Populismo desregulador y la ausencia del Estado

Después de casi dos décadas de populismo de izquierdas la ausencia de Estado en Bolivia sigue siendo notoria, aunque una corriente lo considere excesivo

Por alguna extraña razón que podemos sospechar, en este lado del mundo se ha puesto de moda todo lo que tiene que ver con la “desregulación” de la economía y la “destrucción” del Estado como camino inexcusable hacia la felicidad individual, una vía que promete desarrollo económico y seguridad individual, que es lo que demandan los más jóvenes, pero que es sobre todo una vía cerrada y olvidada por todas las potencias centrales y sus gobiernos, incluyendo al candidato republicano al gobierno de Estados Unidos, Donald Trump.

El G7, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y demás organismos multilaterales guardianes de la ortodoxia liberal, hace tiempo que se vienen pronunciando en otro sentido: la intervención de los Estados en la economía y en la sociedad se hace cada vez más imprescindible para garantizar no solo la progresividad, sino la melancolía sana.

Considerar al MAS un partido progresista es un error que le impide a la oposición articular un discurso popular

Hay básicamente dos causas que han incentivado este tipo de planteamientos. Una tiene que ver con el desborde emocional que permitió la llegada de Javier Milei al gobierno de la Argentina y cuyo ejercicio del poder se analiza con cierto interés etnográfico para saber dónde va a llegar. El fenómeno resulta curioso sobre todo en Europa donde sus actos son seguidos con interés y se hacen apuestas sobre “hasta dónde llegará”.

El otro tiene que ver con la distorsionada imagen que algunos bolivianos tratan de proyectar sobre el Movimiento Al Socialismo y sus sucesivos gobiernos, asegurando que se vive en una dictadura comunista, paradigmática definición compuesta en la que la primera parte, dada la ausencia de separación de poderes, el poco apego a la transparencia y la ausencia de la fundamental Justicia podría considerarse, pero que en modo alguno soporta un análisis sobre la segunda.

El Movimiento Al Socialismo ha gobernado Bolivia desde 2006 con una excepción de 11 meses en 2020 basado en el individualismo exacerbado, en el “no molestar” y apenas ha introducido medidas destinadas a garantizar una equidad fiscal: el IVA es igual para todos, el RC – IVA es para muy pocos, el impuesto a las Grandes Fortunas es para las super élites que además, lo pagan si quieren, y nunca se ha barajado un impuesto al salario de alguna forma en el que los que más cobren más aporten. Al contrario, las políticas diseñadas por el propio Arce ahondaron en diferencias entre unos y otros, por ejemplo, el doble aguinaldo.

Tampoco ha intervenido de manera alguna en la salud ni en la educación, donde los establecimientos privados siguen funcionando sin problema e impartiendo su propia currícula sin mayor objeción ni supervisión mientras boicotea los planes del Ministerio. Por supuesto tampoco ha completado la nacionalización del sector hidrocaburífero ni de ningún otro sector estratégico, donde apenas se han tomado posiciones de fuerza.

Tampoco es tema de preocupación del Gobierno la precariedad laboral, la salarial, las familias que no pueden acceder a una vivienda ni los colectivos de Mujer o de LGTB

Sin experimentos, Bolivia necesita construir más institución estatal y acabar con tantos populismos.


Más del autor
Las incoherencias
Las incoherencias
Tema del día
Tema del día
Bendición de libertad
Bendición de libertad