8M: Ir a las causas

El cambio de conceptos y la repulsa de la violencia debe permitir avanzar en las cuestiones concretas de la igualdad: lo laboral y las tareas domésticas y de cuidado

Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer al que Naciones Unidas le ha quitado el calificativo de “trabajadora” con el ánimo de incluir a más personas, pero lamentablemente, ha conseguido que las reflexiones del día se vuelquen de nuevo sobre los números de la violencia, pasando tangencialmente por las causas que la genera. Una de ellas es precisamente el trabajo.

Quienes suman más trayectoria en esto del activismo señalan que se ha avanzado, especialmente en este continente donde el asunto era tabú, pero la violencia visibilizada en forma de feminicidios continúa sumando, la desigualdad laboral persiste y hay momentos en los que retrocedemos tanto que parece ser que nos encontramos en la época de las cavernas.

La violencia es una consecuencia y debe preocupar tanto la expresión máxima en forma de feminicidio como las micro violencias del día a día

La violencia es una consecuencia y debe preocupar tanto la expresión máxima en forma de feminicidio como las micro violencias del día a día que se reproducen en los hogares, en las calles, pero también entre parejas jóvenes y grupos de amigos, algo que sin duda debería suscitar más atención.

En este contexto, la educación se convierte en la única respuesta al problema, por lo tanto, es muy necesario en los colegios y las familias educar a los niños para una convivencia igualitaria. No se puede empoderar a las mujeres y a las niñas sin que participen también los hombres.

Así poco a poco hemos ido acuñando el concepto “nuevas masculinidades”, cuyo principal planteamiento señala que se pueden hacer las cosas de otra manera, rompiendo con la herencia patriarcal sin renunciar a la identidad.

El cambio de conceptos y la repulsa de la violencia debe permitir avanzar en las cuestiones concretas de la igualdad, una situación que se materializa en el día a día en dos ámbitos, el laboral y el de los cuidados.

En Bolivia se ha avanzado en la igualdad salarial en el ámbito público y se ha igualado el acceso a los permisos de paternidad y maternidad, al menos sobre el papel, pues el acceso efectivo está lejos de ser equiparable. Las grandes tareas pendientes están en el ámbito privado, donde sigue habiendo salarios menores para mujeres que hacen el mismo trabajo, pero sobre todo, en el ámbito de la promoción: los ascensos y cargos de responsabilidad suelen estar vedados para hombres, algo que es consecuencia del segundo ámbito, el de los cuidados.

La reflexión sobre el cambio de paradigma es todavía inicial y por ello hay que invertir esfuerzos en abrir esos debates. En interpelar sobre la igualdad en el reparto de tareas y particularmente, en el cuidado de los más pequeños y los más mayores, tareas que recaen abrumadoramente sobre los hombros de las mujeres.

Si queremos hacer efectiva la igualdad desde el convencimiento de que de esa forma lograremos habitar en un espacio común mejor para todos es necesario educar pero también regular. Celebremos los éxitos sin olvidar la agenda pendiente. Reivindiquemos juntos un país mejor.

 


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