Para qué sirve un juez no corrupto

La intensiva campaña de desprestigio sobre anteriores elecciones se extendió a todo el sistema judicial, que “respondió” con creces demostrando que todo podía ser incluso peor de lo que la oposición decía

La carrera por las judiciales está en marcha y, en teoría, los tres frentes en disputa, o cuatro si se considera Creemos una entelequia aparte de la oposición formal que representa lo que queda en el partido de Carlos Mesa, están satisfechos con la convocatoria que fue aprobada por unanimidad.

Es curioso que sin embargo casi nadie crea que esas elecciones se van a celebrar así sin más, y no solo porque se esté extendiendo el manto del olvido por sobre la demanda de cesar a los actuales Magistrados auto prorrogados que concitan la mínima confianza de los ciudadanos según varias encuestas publicadas en los últimos meses, sino porque a la fecha se sigue entendiendo mal la figura de la elección judicial.

Lo menos importante de esta elección judicial es lo que Evo Morales quiera que opinen los próximos magistrados sobre su reelección

Si se lleva a buen término, esta será la tercera vez que los bolivianos elijamos a nuestros jueces, pero será la primera vez que se haga sin que el partido de Gobierno tenga la mayoría absoluta en la Asamblea y por ende, la primera vez que los nombres de los candidatos deban ser acordados por varias bancadas, lo que a priori garantiza una mayor pluralidad en los órganos judiciales.

A priori, esto es más que importante, pues equilibrar los planteamientos ideológicos que hacen a la interpretación del derecho en los órganos judiciales y que haya un debate sincero y fundamentado permitirá tener una mejor justicia y eso, al final, debe ser lo que le de mayor credibilidad al sistema judicial. Entender que los jueces tienen planteamientos políticos y que esto es diferente a pertenecer a uno u otro partido es una cuestión de madurez, creer que estos principios pueden prevalecer y no ser comprados por el gobierno de turno es ya más una cuestión de fe, aún así, se debe intentar dotando de mejores recursos y, sobre todo, de la legitimidad del voto.

Todo esto es siempre a priori. En las dos últimas elecciones la oposición, por las evidentes condiciones de inferioridad, decidió no dar batalla electoral, porque era imposible, e iniciar una intensiva campaña de desprestigio sobre todo el proceso que finalmente se extendió al conjunto del sistema judicial, que “respondió” con creces a las críticas demostrando que todo podía ser incluso peor de lo que la oposición decía.

Hay casos emblemáticos relacionados a asuntos políticos que sonrojan al más alineado, pero no se puede olvidar que a principios del año pasado se desmontó una red de jueces, fiscales y abogados y hasta doctores que dejaban en libertad a los más inmundos asesinos a cambio de unos pocos dólares y que eso pasa en el día a día en casi todos los departamentos del país.

Lo menos importante de esta elección judicial es lo que Evo Morales quiera que opinen los próximos magistrados sobre su reelección. Bolivia necesita un poder judicial fortalecido y digno y para eso hace falta profesionales probos que no miren para otro lado. El refrendo del voto popular en estas circunstancias es más que importante. Bolivia no puede mantener al poder judicial en el pozo de la inmundicia, no podemos ser un país donde se le teme a la justicia por el hecho de entrar en un callejón sin salida lleno de estrecheces del que normalmente se sale empobrecido o moribundo, aún inocente.

Es tiempo de estar en guardia, de animar a los mejores y de no permitir desvíos del objetivo fundamental. Necesitamos el mejor poder judicial posible, porque sin justicia, no hay futuro.


Más del autor
Date un respiro
Date un respiro
Tema del día
Tema del día