11 de octubre, revolución permanente

Poner el foco en los pequeños detalles es fundamental; buscar un marco legal que estimule la igualdad también lo es, y nadie tiene la potestad para decir a qué ritmo y en qué plazos

El 11 de octubre fue establecido como el Día de la Mujer Boliviana en homenaje al nacimiento de Adela Zamudio, pionera del feminismo en Bolivia, quien además fue escritora, maestra y luchadora social por las mujeres bolivianas. Zamudio, fue una poetisa cochabambina que nació en 1854 y desde la promulgación del Decreto Supremo 17081, el 2 de octubre de 1979 durante el gobierno de la expresidenta de Bolivia Lydia Gueiler Tejada se conmemora esta fecha.

Aunque originalmente el día fue elegido en homenaje a Adela Zamudio, pionera feminista, la práctica imperante tuvo más que ver con agasajos, regalos y loas a la belleza y sacrificio de la mujer para con el hombre y no sobre sus reivindicaciones. Cosas del paternalismo patriarcal.

Esta realidad ha ido cambiando en los últimos años por el impulso dado desde la base del movimiento feminista y no desde las instancias gubernamentales, por mucho que desde el Movimiento Al Socialismo (MAS) se pretenda capitalizar la lucha de las mujeres por su igualdad, cuando más bien sucede lo contrario en las estructuras del partido y en la práctica legislativa.

Los datos no abundan en este país, pero aún así hay unos cuantos que develan la naturaleza de esta discriminación sistemática y permanente que sufren las mujeres bolivianas respecto a los hombres, algunos evidentes en términos políticos, como que ninguna mujer es gobernadora ni alcaldesa de ninguna gran ciudad a excepción de Eva Copa en El Alto, y otros mucho más relevantes en el día a día.

Por ejemplo, el 37% de los hogares está encabezado por una mujer, y eso no quiere decir que el 63% lo sea por hombres, sino que se trata de familias monoparentales, donde la mujer sí aceptó el desafío.

Otro, por ejemplo, es el que indica que de los 2,6 millones de personas afiliadas a la Gestora Pública de Pensiones, apenas un millón sea mujer; esto se refrenda con los datos de empleo, subempleo y precarización: las mujeres sufren más en los trabajos, más horas y menores sueldos promedio pese a ejercer casi en su totalidad las labores de cuidado de la familia y el hogar.

A menudo se cae en la tentación de convertir este día en uno más para denunciar la violencia contra las mujeres y las escandalosas cifras de denuncias y feminicidios, pero precisamente de lo que se trata hoy es de ir a las causas que acaban desencadenando los atentados contra la vida.

La cultura patriarcal en la que hemos crecido y nos seguimos desempeñando cosifica a la mujer y la convierte en propiedad de algo o de alguien, le resta derechos y le quita incluso la voz.

En esto todo suma: Denunciar el día a día, poner el foco en los pequeños detalles, en las pequeñas discriminaciones es fundamental; buscar un marco legal que garantice y estimule la igualdad también lo es. Y tampoco nadie tiene la potestad para decir a qué ritmo y en qué plazos se deben conseguir ciertos hitos. Al contrario. El feminismo es revolución permanente. La igualdad no se negocia.

DESTACADO.- De los 2,6 millones de personas afiliadas a la Gestora Pública de Pensiones, apenas un millón son mujeres


Más del autor
Reglas para vivir bien
Reglas para vivir bien
Hospital Materno Infantil
Hospital Materno Infantil