El futuro post-4 de Julio

Las elecciones están aún lejos y el 4 de Julio debe ser un punto de apoyo para un nuevo impulso en una gestión que empezó con ganas pero que no se puede entretener demasiado

Este 4 de julio se celebra un nuevo aniversario de la fundación de Tarija, que como ironiza William Bluske en la entrada a su conocidísima obra “Subdesarrollo y Felicidad”, se creó muchos kilómetros más allá llamándose San Bernardo de la Frontera y nadie sabe muy bien a santo de que se acabó conociendo como Tarija.

A diferencia de otros enclaves en el territorio, que probablemente reflexionaron al respecto, en Tarija se ha celebrado desde siempre y, de acuerdo al criterio de algunos historiadores, más que la propia efeméride de la independencia, el 15 de abril, que se instaló en la praxis política casi un siglo después y tomó incluso tiempo situar correctamente en el calendario la homenajeada batalla de La Tablada.

Desde el 92 se ha instalado en el continente con más fuerza la costumbre de festejar la independencia que la invasión, pero hay lugares donde la idiosincrasia popular lo ha impedido tal vez porque lo importante es festejar, tal vez porque hay cosas más importantes en las que pensar. Huelga decir que uno de esos lugares es Tarija.

Hay algunos otros temas muy trabados con difícil escapatoria, como el puente 4 de Julio, que espera una solución, o la renovación del esquema de transporte público

Lo que no está tan claro es el contenido político de la fecha respecto al 15 de abril, donde Gobernación y Gobierno aprovechan para desplegar no solo sus obras sino sus relatos de encuentro o desencuentro según la ocasión. En este caso es el alcalde el que se exhibe sin competencias, lo cual lo mantiene más aún en el foco.

Johnny Torres acaba de completar dos años de gestión donde esencialmente ha avanzado sobre sus principales promesas, aunque algunas han quedado trabadas: Hay un plan para el nuevo botadero municipal, aunque los plazos son más laxos; se ha cambiado el nombre de la Dirección de Ordenamiento Territorial (DOT), aunque todavía no se ha logrado la transparencia prometida en las gestiones y se ha avanzado sobre la segunda Circunvalación, aunque se haya frenado para buscar financiamientos clave que garanticen la continuidad del proyecto.

Además, se ha avanzado en algunos otros asuntos, como lo que en algún momento tendrá que ser la planta de Tratamiento de Aguas Residuales, que lleva más de 20 años esperando, para la que se ha encontrado un terreno propicio o en las construcciones de salud. Mientras, hay algunos otros temas muy trabados con difícil escapatoria, como el puente 4 de Julio, que espera una solución, o la renovación del esquema de transporte público, que puede convertirse en otra pesadilla a poco que los choferes empiecen a presionar por subir los pasajes.

Adelantada la gestión con solvencia, Torres empezará pronto a pensar sus próximos pasos políticos, también en la esfera nacional, para lo que debe dejar controlado el municipio. El reciente cambio de gabinete probablemente va a eso, pues los ruidos en determinadas carteras empezaban a ser insoportables.

Las elecciones están aún lejos y el 4 de Julio debe ser un punto de apoyo para un nuevo impulso en una gestión que empezó con ganas de acabar con los grandes debes de esta ciudad. Hablemos menos del pasado y mejor trabajemos duro para construir un futuro mejor.


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