Maestros que eduquen

Los reclamos del Magisterio no son nuevos y son legítimos, pero sin duda ha sido la nueva malla curricular lo que ha servido de detonante de la movilización por sus cualidades tácticas

El desafío del Magisterio Urbano sigue creciendo y todo apunta a que las medidas de presión se recrudecerán y empezarán a afectar directamente a los estudiantes y tal vez al conjunto de la población, pues hace unos años que se vienen llevando medidas extremas incluso para reclamos locales, como cortar la Ruta 9 por el Desayuno Escolar.

La protesta tiene un origen claro y evidente: la nueva malla curricular reformada por el Gobierno, aparentemente con la participación de muchos sectores y no tanto del propio Magisterio. A esta mecha encendida además con los asuntos políticos de la grieta: Educación Sexual Integral y Despatriarcalización, se han sumado hasta 200 puntos específicos de los que luego se han quedado en 12 principales entre las que destacan la suspensión de la aplicación de los contenidos actualizados de la malla curricular; presupuesto para las nuevas asignaturas; respuesta al problema del ascenso automático, reposición del bono de zona y frontera; incremento salarial “de acuerdo a sus necesidades”; jubilación con el 100% y “que la administración de la Gestora Pública sea de manera colectiva a través del control obrero colectivo”.

Se trata por lo tanto de una protesta predecible y a la vez, cajón de sastre donde cabe casi todo sin reconocer patronazgos ni conceder silencios: el Magisterio es posiblemente una de las profesiones que más se ha dignificado en la etapa del gobierno del MAS, con incremento de salarios, mejores infraestructuras, formación, dotación de recursos tecnológicos, etc., pero no por ello piensan renunciar a otros reclamos, sobre todo luego de que el año pasado se quedaran fuera de la regulación del incremento salarial en el decreto aprobado.

Los reclamos del Magisterio no son nuevos y son legítimos, pero sin duda ha sido la nueva malla curricular lo que ha servido de detonante de la movilización por sus cualidades tácticas: el rechazo a la malla curricular del Magisterio se centra en la “sobrecarga” de trabajo que les exige el renovar sus clases y materiales, pero ha encontrado un filón en el sector social más conservador con familias e instituciones que rechazan los temas concretos  y que sin duda ya tienen experiencia en aguantar el pulso al gobierno, como ya sucedió con el Código Penal que ampliaba las causales del aborto o con la Ley del Enriquecimiento Ilícito.

No está clara la deriva de la negociación ni los objetivos que se considerarán suficientes. No está claro que el Magisterio vaya a conformarse “sólo” con tumbar la malla curricular sin garantizar sus asuntos económicos, ni tampoco que se vayan a desactivar las protestas garantizando el incremento y algunas promesas sobre presupuesto.

En estas, no conviene perder de vista que somos el país con mayor número de feminicidios de la región y con el más alto índice de embarazo adolescente, dos asuntos que no pueden reducirse al ámbito de lo privado ni atender a criterios de grupos de presión. Son problemas de Estado y como tal, hay que enfrentarlos y sí, para ello se necesita a buenos maestros, comprometidos y también bien atendidos, para que educar sea lo que realmente ocupe sus pensamientos.


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