El SIN (de Ende) pasaba por aquí

Parece absurdo que con un gobierno que se precia de optimizar los recursos públicos no se haya podido evitar que buena parte de los impuestos de todos los tarijeños acaben en el bolsillo de la banca privada en concepto de intereses.

Después de años de negociación y meses de aplicar técnicas casi extorsivas, incluyendo que un juez considere más importante que los recursos de Tarija vayan a pagar a una gran empresa, pública y monopólica como Ende por un trabajo de hace una década antes que a los programas sociales del departamento, como la canasta del adulto mayor, Tarija ha “encontrado” una forma de “saldar su deuda”.

Los entrecomillados son irónicos:

El Banco Bisa prestará los 122 millones de bolivianos reclamados, obviamente a cómodos plazos con jugosos intereses comerciales en una operación que ha tenido que ser avalada por el propio Viceministerio del Tesoro y Crédito Público, que conoce muy bien cuales son los entresijos de esta operación y cual es la calamitosa situación de las finanzas de Tarija después de aquellos años de certificar disponibilidad presupuestaria a ciegas. Parece absurdo que, con un gobierno que se dice progresista y que se precia de optimizar los recursos públicos para el beneficio de su población, no se haya podido encontrar una fórmula que impida que más de diez millones de bolivianos de los impuestos de todos los tarijeños acaben en el bolsillo de la banca privada en concepto de intereses.

Desde que llegó el SIN y Setar se convirtió en empresa distribuidora, Tarija está obligada a comprar esa electricidad, más cara a pesar de que se hace con gas tarjeño

El segundo es por lo de “saldar su deuda”, y esta vez ni siquiera tiene que ver con las decenas de miles de millones de dólares que en concepto de renta petrolera el Estado ha extraído de las entrañas de Tarija, sino por la propia naturaleza del proyecto: El Sistema Interconectado Nacional llegó a Tarija de paso hacia el Chaco donde se instaló una termoeléctrica de grandes dimensiones, que quema gas a precio subvencionado de mercado interno y donde el principal beneficiario es Ende, que obtiene energía barata para inyectar al sistema y comercializarla en todo el país.

Tarija sobrevivía antes del SIN con un desastroso sistema autónomo que se abastecía con San Jacinto y otras represas menores y que a cada rato se cortaba, es cierto, pero se sobrevivía. Al parecer nunca fue importante para nadie que Tarija se interconectara al SIN hasta que se sentó en la silla del Salón Rojo el interino Lino Condori, del MAS, que accedió de buena gana a firmar el contrato en el que Tarija se comprometió a pagar esos montos, muy diferentes a los que han pagado otros sistemas autónomos por la misma operación. Fueron los tiempos en los que Setar fue amenazado de cierre por el mismo gobierno que quería extender el SIN y tuvo que acelerar la consecución de su título habilitante. Que nadie hable de aceitadas.

Desde que llegó el SIN y Setar se convirtió en empresa distribuidora, Tarija está obligada a comprar esa electricidad, ligeramente más cara que la que se producía autónomamente a pesar de que se hace con gas tarjeño. Un gas que no deja apenas regalías. Algunas voces plantearon, con todo el sentido, que el precio de la electricidad fuese más barato en función de la proximidad a la fuente de generación, en tanto que la pérdida por el transporte en el SIN es grande y por tanto, no es lo mismo un 1 KW en Tarija que en La Paz, pero ni por esas.

Tarija aun trata de entender cuales fueron los beneficios de esa interconexión que ahora pagaremos con creces y que además, no ha evitado los cortes del servicio, aunque hayan disminuido significativamente.

Alguien debería explicar mejor las cosas en Tarija, y de paso dar alguna señal de amor hacia esta tierra, que anda agotada.


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