El primer día del San Roque Mundial

La Declaratoria, cuentan los propios chunchos, también ha hecho que los más jóvenes renueven su interés por la Fiesta en sentido integral, entendiendo todos los resortes

A falta de que hoy se ponga el colofón a la Fiesta Grande de Tarija, las primeras impresiones del retorno post pandémico son positivas. Este año, con la Declaratoria de Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad de la Unesco ya en el bolsillo, las ganas por mostrar las virtudes de la fiesta al mundo se han dejado sentir en cada promesante y en cada tarijeño.

Ya no es una cuestión de apreciación, la principal institución mundial encargada de cuidar la cultura ha reconocido la singularidad de una fiesta que no tiene muchas referencias y que a la vez las tiene todas, por su eclecticismo tan propio de la bolivianidad y por su propio origen místico.

Es urgente que las “fuerzas vivas” y las no tan vivas le pongan sentido común a la conformación de un Comité de Salvaguarda donde no se van a repartir medallas ni votos

La Declaratoria, cuentan los propios chunchos, también ha hecho que los más jóvenes renueven su interés por la Fiesta en sentido integral, esto es, no solo el danzar los días más vistosos o el que se pasa por el barrio propio, sino el de entender los diferentes resortes de la fiesta y aplicarlos, que al final es lo que le da el esplendor.

Y es que el papel de San Roque en la vida pública, su impacto en la ciudad como actividad no solo religiosa, sino cultural, comercial y económica, y no solo por su Declaratoria sino por todo lo que mueve y se movía a su alrededor, es sin duda importante, pero nada tendría sentido si no hubiera alguien, en algún lugar, orando por alguien de buena fe.

Si algo viene perturbando la normalidad del festejo no es el paradero del padre Garvin, apartado por decisiones eclesiásticas aún en proceso de investigación, sino la famosa conformación del Comité de Salvaguarda que la Unesco encomienda formar a cada Gobierno que resulta reconocido con la Declaración de Patrimonio con el objetivo evidente de salvaguardar ese proceso con todas sus singularidades.

El afán político que persigue en este país cada una de las actividades parece dispuesta a no dejar tranquilo ni siquiera al patrón de Tarija, piedra angular de la Fiesta Grande, y que desde hace años se vienen preconcibiendo ideas al respecto de su fundamento que nada tienen que ver con la realidad de una Fiesta popular, populosa y soportada sobre los hombros de los chunchos y promesantes.

Es urgente que las “fuerzas vivas” y las no tan vivas le pongan sentido común a la conformación de un Comité donde no se van a repartir medallas y donde no se va a ganar un solo voto, y donde tampoco se va a incidir para convertir la Fiesta en algo más cosmopolita ni tampoco más plurinacional. A la Fiesta le dan forma los promesantes, y es lo que es.

Uno de nuestros más fieles colaboradores, el antropólogo e investigador Daniel Vacaflores – y promsante -, que este año ha venido publicando semanalmente la serie “Los sueños de San Roque” donde ha desgranado muchos misterios, anécdotas y asuntos “secretos”, viene planteando un plan de acción consistente en recuperar las tradiciones chunchas no solo de la Fiesta Grande, sino de todos los promesantes rurales que igualmente enriquecen el patrimonio intangible. Tal vez sea eso, tal vez otra idea, pero sin duda, la discusión sobre la conformación del Comité carece de sentido si no se tiene claro un objetivo, una misión. San Roque debe ser un factor de unidad de sensibilidades distintas que al final poco importan, porque lo que importa, en el fuero interno, es la promesa.


Más del autor
Los tiempos de Tarija
Los tiempos de Tarija
Un hombre feliz
Un hombre feliz