Margarita y la posición cívica

El cambio de los porcentajes de distribución de regalías de acuerdo al nuevo factor no es tan significativo como todas las oscuridades y situaciones paradójicas que han envuelto el proceso

Finalmente el Comité Cívico ha decidido dar un puñetazo en la mesa a cuenta del nuevo reparto de regalías del megacampo Margarita – Huacaya. A diferencia de la opinión del gobernador Óscar Montes, que es la única en la Gobernación, y que apuntó a la resignación, el presidente cívico Adrián Ávila ha llegado a hablar incluso de paros y bloqueos, lo cual vienen a ser palabras mayores en el actual contexto de depresión económica y agotamiento emocional, donde cada cual trata de solucionarse sus problemas del día a día antes de pensar en conceptos generales de solidaridad y razón.

El cambio de los porcentajes de distribución de regalías de acuerdo al nuevo factor no es tan significativo para justificar una movilización como sí lo son todas las oscuridades y situaciones paradójicas que han envuelto un proceso que se aceptó demasiado pronto y sin demasiadas preguntas.

La comisión técnica contratada por las Gobernación debe también ponerse al servicio del pueblo para darle más solidez a los argumentos.

Según el nuevo estudio firmado por la consultora - vieja conocida - Degoyler & MacNaugthon, los porcentajes pasan a ser 53 por ciento para Chuquisaca y 47 por ciento para Tarija respecto a los reservorios que sirven, que en el pasado eran 45-55 en favor de Tarija, pues nunca fue real aquel 75-25 que ofreció la Gaffney para calmar las aguas, ya que contemplaba reservorios que no estaban en uso.

En las cuentas de los cívicos ese 10 por ciento de más o de menos son unos 10 millones de dólares al año de pérdida para Tarija, una cifra que evidentemente tiene trampa, porque es a precios actuales, que como es conocido, están disparados a nivel internacional por la guerra de Ucrania, y también porque una buena parte corresponde a los nuevos volúmenes que aporta el nuevo pozo Margarita 10 y que es en realidad el que ha desencadenado la reapertura del conflicto.

Y es que está bien que el asunto sea extremadamente técnico y que sean los expertos los que deben aportar luz y claridad en esto, porque los profanos difícilmente podemos saber qué dimensión tienen los reservorios de gas y por qué deben llamarse como se llaman para establecer diferencias y que quede claro que no es el mismo. Pero también está bien pedir explicaciones sobre los tiempos empleados y el impacto que eso acaba teniendo en todo el conflicto.

El factor de distribución se estableció en 2012, justo cuando empezaba la perforación del Margarita 6 sobre el que se tenían grandes expectativas y que acabó siendo durante un tiempo el mayor pozo productor de Sudamérica; la actualización se hace, sin embargo, unos días después de que entre en producción el Margarita 10, que está en Chuquisaca, y sobre el que también se habla de récords. Efectivamente, durante la puesta en marcha del resto de pozos, que también estaban en Tarija, no hubo ninguna actualización al respecto.

Los cívicos tienen todo el derecho del mundo a exigir más explicaciones de las que se están dando y de no considerar el reparto un caso cerrado; ahora bien, la comisión técnica contratada por las Gobernación debe también ponerse al servicio del pueblo para darle más solidez a los argumentos. No está el tiempo ni para aventuras de aspirantes mártires, ni para bravucones amenazadores que después se borran. Cualquier acción hay que pensarla con calma y el argumentario debe ser sólido. Nadie quiere volver a perder el tiempo.


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