Botadero, promesa incumplida

Hace una década que se debía haber iniciado su desmantelamiento de una infraestructura que no cumple los criterios internacionales, pero poco se ha hecho al respecto

El traslado del botadero municipal de Pampa Galana, ubicado en el barrio Artesanal, pasa por ser una de las primeras promesas incumplidas por el alcalde municipal Johnny Torres. Es verdad que no fue un compromiso de campaña, sino posterior, y es verdad que todos sus recientes antecesores solo han pateado la pelota hacia delante, tanto Óscar Montes como Rodrigo Paz y Alfonso Lema en su breve periodo no pudieron resolver un asunto que es de salud pública y sobre el que han hecho múltiples compromisos sin éxito.

Basta con recordar lo que sucede con las lagunas de oxidación para hacerse una idea de lo que puede pasar con el botadero si se apuran los plazos

Torres hizo un compromiso excesivo cuando situó el cierre del botadero en 2021 y pronto lo modificó hasta septiembre de 2022, pero a estas alturas ya está claro que no pretende cumplir ese plazo y sus funcionarios ya despliegan todo tipo de excusas. La principal, que el Ministerio de Medio Ambiente ha concedido el enésimo periodo adicional para cumplir con la norma que exige el cierre de botaderos a cielo abierto y la implementación de centros de tratamiento de residuos sólidos. Una ampliación que básicamente no beneficia a nadie y solo aumenta el riesgo de operarios y vecinos ante cualquier deterioro.

Y es que el cierre del botadero municipal no es una demanda reciente. Hace una década que se debía haber iniciado su desmantelamiento de una infraestructura que no cumple los criterios internacionales, pero poco se ha hecho al respecto. Solo a punta de escándalo se ha podido evitar que los chanchos campen allí libremente y que se intente evitar el ingreso de los perros, que multiplicaban su amenazadora presencia en los barrios periurbanos. Al alcalde Rodrigo Paz se le ocurrió plantar árboles en su perímetro como quien pretende esconder las miserias detrás de la cortinilla. Mientras tanto, los taludes de acumulación de basura siguen creciendo y creciendo y ya miden cerca de 8 metros de alto cuando lo recomendado es apenas 3. Los riesgos de derrumbes son palpables y evidentes.

Las familias de la zona, a las que además se les privó de algunos beneficios que les conllevaba compartir con la dichosa infraestructura, padecen problemas dermatológicos y respiratorios casi de forma crónica, y no se trata de que huela mal, que no huele tanto, sino de salud y también de cumplir las promesas, pues los vecinos de esos barrios han construido su presente y futuro atendiendo a esos compromisos.

El Gobierno Municipal debe cumplir con su misión, ejercer su autoridad para resolver un problema que no se ha generado en esta gestión, pero que sí debe resolverse en esta gestión y no patearlo otros cinco años más porque el Ministerio así lo tolere. Basta con recordar lo que sucede con las lagunas de oxidación y la inexistente Planta de Tratamiento de Aguas Residuales para hacerse una idea de lo que puede pasar con el botadero si se apuran los plazos. Es tiempo de demostrar que por una vez podemos no ser los últimos.


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