De Tarija, su gente

Tarija en su plenitud, mayor de edad, graduada en desengaños, aburrida de promesas, optó por la autonomía en pleno auge del gas siendo consciente de que se acabaría, y aquí estamos

Nos atrapa este nuevo 15 de abril en un momento complejo, pero por supuesto no el más complejo de nuestra historia. Tarija, a sus 205 años de libertad ha pasado ya por unos cuantos momentos de crisis existencial, momentos de desesperación y momentos de incomprensión, pero siempre ha salido adelante, y al final eso es lo que importa.

Cuando los caudillos de la época con el Moto Méndez a la cabeza liberaron el valle central y pusieron en fuga al ejército español - aunque luego darían unas cuantas vueltas por la zona, que era estratégicamente elemental por su ubicación geográfica a los pies de los Andes y sus riquezas -, ya se había conformado una identidad territorial y personal que identificaba al tarijeño, mitad tomata, mitad criollo, mitad indígena, a veces más, a veces menos, como alguien querendón de su tierra y rebelde del poder impuesto.

Tomar las riendas del destino de estos rincones siempre fue prioridad. Lo fue en la colonia, lo fue después cuando preferimos viajar a Sucre que a Buenos Aires, y lo tuvo que ser cuando se perdió el mar y la sede de Gobierno se fue a La Paz y Tarija pasó a ser un lugar lejos de todo, y que para más desgracia le apareció el petróleo que provocó guerras y otras gamberradas que hasta hoy no terminan.

Tarija en su plenitud, mayor de edad, graduada en desengaños, aburrida de promesas, optó por la autonomía en pleno auge del gas siendo consciente de que se acabaría. Tal vez no acertamos al elegir o tal vez merecimos todo lo que nos pasó. Lo que no está pasando. Lo cierto es que se sepa aprovechar o no, en Tarija sigue importando la uva, la papa, la vicuña, la huerta del valle central, el azúcar de Bermejo y cada gota de sudor del Chaco, generoso y superlativo. Y, sobre todo, su gente.

A Tarija la define su gente, los que saben sufrir, los que no se cansan, los que siguen sonriendo, los que saben guardar la calma, los que bromean y cantan y bailan y miran el cielo más limpio de América. Los que supieron llegar. Los que no quisieron irse. Los que cargan al santo. Los que reman en el Pilcomayo. Los que cuidan Tajzara.

Cumplimos un año más de libertad en medio de otra crisis económica, de recursos que no alcanzan, de cuentas mal hechas, de caras de póker, de fotos en redes, de ideas a medias. De tantas cosas que hacen preguntarse si las cosas no se podrían hacer de otra manera.

Hoy no es día de pelear. Ni de llorar el pasado. Hoy es día de recordar a los Héroes de Abril y de pedirles que nos ayuden a mirar al futuro, a imaginar formas mejores de hacer las cosas, de pedirles fuerzas para luchar cada día nuestra propia batalla de La Tablada, que nos libre de invasores aprovechados y nos permita administrar nuestro futuro con energía y determinación. Pues ni tiranos ni déspotas nunca, nuestro orgullo podrán abatir.

Viva el 15 de Abril, Viva Tarija


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