El cortejo agroindustrial del Gobierno
Áñez pidió a la CAO olvidarse “de las tentaciones tiránicas” y sumarse a la “República” luego de haber impulsado los transgénicos, levantado las limitaciones a la exportación, relanzado el biodiesel y olvidado los decretos de desmontes
A falta de ideas nuevas, casi todos los Gobiernos optan por la reformulación de las viejas para dar apariencia de renovación, cuando lo evidente es que lo único que se renuevan, además de la cartelería, son los esquemas de poder y negociación.
El Ministerio de Hidrocarburos de Víctor Hugo Zamora se ha convertido en un especialista y paradigma del Gobierno Transitorio en ese sentido. Después de años de críticas al sector, el Gobierno ha suscrito prácticamente todos los proyectos que el Movimiento Al Socialismo (MAS) estaba llevando adelante, incluidos aquellos que le hicieron caer su careta soberanista.
El último proyecto “reverdecido” es el del bioetanol, pero antes ya lo hizo con el fracking de Miraflores, con la exploración en Tariquía, con la planta de urea en Carrasco, y demás. Incluso le dio continuidad a la negociación de exportación con Brasil, corrigiendo solo los artículos que beneficiaban al país vecino.
El proyecto del bioetanol nació durante la gestión del ex ministro Luis Alberto Sánchez, también tarijeño, y fue concebido, sobre todo, para ganar favores entre los grandes agroindustriales del Oriente, además de reducir el volumen de importación de combustibles en el país, cuya subvención es un lastre para las cuentas públicas.
Con las exportaciones limitadas, Sánchez ofreció el proyecto para satisfacción de cañeros y soyeros, puesto que se pactaron precios del alcohol anhidro por encima del mercado en un mercado monopolizado por YPFB.
Todas las piezas encajaban: el Gobierno de entonces ya había autorizado el uso de semillas transgénicas para estos fines y había modificado los porcentajes autorizados de mezcla en el combustible a distribuir en el mercado interno.
El Gobierno actual ha tomado la misma idea, ampliando la autorización del uso de semillas transgénicas y borrando las críticas que en su momento se vertieron sobre los riesgos de permitir mezclas de más del 10% de etanol para la vida útil de los motores de los vehículos particulares.
En el acto de relanzamiento participó tanto el ministro de Hidrocarburos como la misma Presidenta Jeanine Áñez. Zamora habló de 10.000 empleos directos que se mantienen con el proyecto. Áñez habló de los beneficios para las familias agroindustriales.
Lo cierto es que después de nueve meses, lo de Gobierno de Transición quedó en anécdota y ya se adivina una agenda política y económica concreta que va más allá de la continuidad de lo hecho por el anterior Gobierno: liberación de exportaciones, transgénicos, bioetanol, mantenimiento de los decretos de desmontes y otras medidas que no disimulan
Ayer la Presidenta Jeanine Áñez, en la firma del convenio con la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) lanzó otro de sus discursos electorales en el que no dudó en recordar a los agroempresarios su pasado político reciente vinculado al MAS – “olvidarse de las tentaciones tiránicas” -, para ofrecerles “sumarse a la República” y a la “democracia”. Sin duda el Gobierno está apostando fuerte por ganar el favor del sector, estratégico en la votación en Santa Cruz. Otra cosa es saber si eso es lo que interesa al conjunto del país.
DESTACADO.- El último proyecto “reverdecido” es el del bioetanol, pero antes ya lo hizo con el fracking de Miraflores, con la exploración en Tariquía, con la planta de urea en Carrasco, y demás