Seguimos restando

Al terminar el año 2019 los feminicidios continúan sumando. De nada sirvieron las leyes, las ideas creativas y las protestas. Todo parece estar inmerso en un círculo sordo y vicioso, donde el machismo ha sentado su poder. En Bolivia ostentamos la vergonzosa cifra de 104 mujeres asesinadas a...

Al terminar el año 2019 los feminicidios continúan sumando. De nada sirvieron las leyes, las ideas creativas y las protestas. Todo parece estar inmerso en un círculo sordo y vicioso, donde el machismo ha sentado su poder. En Bolivia ostentamos la vergonzosa cifra de 104 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas.

A este número hay que sumar aquellos asesinatos cometidos al margen de relaciones sentimentales. Todos tienen un elemento en común que los diferencia de otras violencias también condenables: Ellas fueron asesinadas por ser mujeres.

Esto convierte a la violencia machista en un fenómeno social con características propias, pero que en Bolivia es más fuerte. La encuesta de valores de la organización Ciudadanía en Cochabamba (Igualdad, Identidad y Ciudadanía) ratifica que los bolivianos, a pesar de que lo nieguen, son altamente machistas en lo laboral, político y relaciones de pareja.

En algunos casos la encuesta compara a Bolivia con algunos países musulmanes, en términos de valores. Otra encuesta trabajó con poblaciones jóvenes en relación a temas de violencia: ‘Los valores sociales de la juventud en Bolivia - Informe nacional de la encuesta mundial de valores - Población adolescente’. Ahí se advierte que entre los jóvenes subsisten ideas y valores bastante conservadores en relación a la igualdad de género”.

De la misma manera un estudio de la ONG Oxfam, orientado a los países con mayores índices de machismo en el continente, reveló también parte del problema boliviano. Allí se asegura que en Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, el 80 por ciento de los jóvenes considera “normal” la violencia machista. Añade que seis de cada 10 encuestados de 15 a 19 años creen que “celar” es una demostración de amor.

El trabajo señala también que un 65 por ciento de los jóvenes piensa que cuando una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir “sí”. Igualmente, siete de cada 10 consideran que la responsabilidad de ser manoseadas o acorraladas es de las mujeres “por la ropa que usan”. Un 40 por ciento de ellos piensa que si una mujer ha consumido alcohol, se presta a que un hombre tenga relaciones sexuales con ella, aunque esté inconsciente.

Sin duda, todos estos esquemas mentales se cocinan en casa a la sombra de la religión y de las tradiciones. “La mujer es la causante del pecado original” aseguran por ejemplo quienes se sustentan en la biblia, y nuestro país tiene mucho de religioso. De la misma manera muchas de nuestras tradiciones resaltan el valor del varón sobre la mujer como en el caso del baile de los Chunchos en Tarija.

Una vez más destacamos que la clave del cambio está en la educación desde casa y la escuela. Más aún ¿cuánto debemos esperar para que esto tenga su efecto?, tendremos que continuar ¿siendo testigos de estos crímenes?

Por ahora queda ajustar el cumplimiento de las leyes, endurecer los castigos, eliminar la burocracia de las sentencias, dejar de lado la corrupción y continuar en la lucha contra los viejos esquemas que ya tanto luto nos han traído. De bajar la guardia continuaremos restando mujeres.

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