Callar a Evo
El subgobernador Walter Ferrufino se ha caracterizado en sus diez años de gestión por ser un político hábil y directo, tantas veces bravucón, con cierto olfato para acomodar sus mensajes y acciones. Un político engreído, teórico del caudillismo y maestro del victimismo. Fue el...
El subgobernador Walter Ferrufino se ha caracterizado en sus diez años de gestión por ser un político hábil y directo, tantas veces bravucón, con cierto olfato para acomodar sus mensajes y acciones. Un político engreído, teórico del caudillismo y maestro del victimismo. Fue el subgobernador no chaqueño que más recursos manejó en la neurótica gestión del interino Lino Condori, y a la vez al que menos obras se le reconocen en O´Connor, aparte de las conexiones con sus haciendas y algunos caminos controvertidos que nunca se acaban.
Ferrufino pudo ser el candidato a la Gobernación por el MAS en 2015. Doctor y campesino; verborrágico, demagogo “cuando hay que serlo”. Se enfundó el sombrero y su chamarra verde y se apropió del discurso del MAS en Entre Ríos. Ahí construyó su poder presentándose como una especie de puente entre el Chaco y el Valle, consciente de que los grandes proyectos petroleros se planificaban sobre ese territorio (Margarita, Tariquía, Huacareta), pero no le alcanzó para ser designado pese a que la Codelcam lo avaló. Sus relaciones con el ala Condori – Ruiz acabó por dejarlo atrás.
Con el tiempo, no dudó en desafiar al propio Evo Morales, que pidió no hurgar en la herida del reparto de regalías antes de que el pozo Jaguar X6 fuera un éxito. Ferrufino fue el teórico de la redistribución del 45% y sus huestes bloquearon el pozo días después de que en la inauguración de la chapuza Entre Ríos – Palos Blancos jurara ante toditos que no lo haría.
Y con todo, siguió surfeando en la cresta. En parte porque era más convincente que el resto a la hora de “sacudir” a Adrián Oliva. En parte porque parecía leal: solito se cargó el repudio por el proyecto petrolero en Tariquía a las espaldas mientras el resto se esfumaba. En parte porque se quedó sin plata y con mil obras abiertas, y sobrevivió.
Mario Cossío, Sánchez Berzaín y otros muchos exiliados se han podido expresar con libertad cuando lo han considerado y el pueblo libre ha tomado sus palabras en la dimensión de quien viene
En la víspera de Nochebuena, al inefable Walter Ferrufino se le ocurrió llamar al presidente Evo Morales para que participara de la inauguración del mercado de la localidad. Morales no desaprovechó la ocasión para colocar sus mensajes, y casi nadie cayó en cuenta que la obra viene retrasadísima, que fue construida contra viento y marea, con rechazo popular por su ubicación y que ha presentado defectos cada vez que se ha tratado de entregar. La llamada tal vez logró desviar la atención.
Walter Ferrufino no es amigo de este medio; nos hostiga mil veces en su Facebook, nos acusa de hacer periodismo “de plaza” pese a ser el único medio tarijeño que viaja sistemáticamente a todos los municipios y nos tilda de centralistas pese a ser los únicos que hemos pedido abiertamente un nuevo pacto fiscal departamental en nuestros editoriales. Obviamente, no le gustan los reportajes que se concentran en sus fracasos o sus obras faraónicas, ni que recordemos que tres días antes de dejar el cargo en 2014 para volver a presentarse firmara casi 600 millones de bolivianos en contratos de los que poco se sabe.
Seguramente Ferrufino tiene muchas cosas que explicar, pero no parece de recibo que toda la fuerza del Estado se ponga ahora a corretearlo por hacer una llamada. Que el mismo Ministro de Gobierno le dedique gruesas palabras y amenazas, viene a incidir en el talante poco democrático expresado por este Gobierno que se encaramó al poder, precisamente, cuando la efervescencia democrática rebasó el pudor y el noimportismo.
La sed de venganza puede acabar volviendo como un boomerang; Mario Cossío, Sánchez Berzaín y otros muchos exiliados se han podido expresar con libertad cuando lo han considerado y el pueblo libre ha tomado sus palabras en la dimensión de quien viene. No es la represión y la prohibición lo que da victorias, sino el convencimiento y la razón. De momento, todo parece lejano.