Otra cumbre climática patrocinada por grandes empresas y bancos

La ya famosa Cumbre Climática de París, COP 21, que dio origen al Acuerdo de París, estuvo marcada antes y después por el hecho de haber sido patrocinada por varias empresas altamente contaminantes. La COP 25, que se desarrolla ahora en Madrid, es cuestionada por las mismas razones. En...

La ya famosa Cumbre Climática de París, COP 21, que dio origen al Acuerdo de París, estuvo marcada antes y después por el hecho de haber sido patrocinada por varias empresas altamente contaminantes. La COP 25, que se desarrolla ahora en Madrid, es cuestionada por las mismas razones.

En semanas pasadas se conoció que el gobierno español estuvo contactándose una a una con grandes empresas de ese país para que financien con cerca de 70 millones de euros la cumbre de Naciones Unidas contra el Cambio Climático.

El monto aportado por el Ejecutivo español ronda los 86 millones de euros vía presupuestos para financiar el evento -que se está celebrando entre el 2 y el 13 de diciembre-, mientras que las delegaciones de los casi 200 países participantes se están haciendo cargo de unos 17 millones.

Los primeros en sumarse a la lista de grandes patrocinadores fueron precisamente los dos mayores grupos energéticos de España: Iberdrola y Endesa –junto a su matriz Enel-, que se comprometieron a aportar con 2 millones de euros cada una, según detalla el diario El Independiente.

Los gigantes financieros Santander y Sabadell también confirmaron su patrocinio, aunque no han querido revelar los montos. La operadora Telefónica también aporta, aunque más “en especie” que en moneda. Quedaba por confirmar si la otra gran eléctrica española, Naturgy, se sumó a la lista.

Aunque seguramente se irán revelando más detalles sobre estos patrocinios, los activistas climáticos no han tardado en hacer el paralelismo con los patrocinadores de la COP 21 de París.

Las grandes compañías Axa, la Caja Central de Reaseguro, Generali, BNP Paribas, la Caja de Depósitos y Consignaciones, Suez Environnement, el Sindicato de Aguas de Île-de-France, Derichebourg, EDF, ERDF y Engie (antiguamente GDF-Suez), Air France, Galerías Lafayette, Ikea, JCDecaux, LVMH, Michelin, La Poste, Renault Nissan, y ACI, financiaron el evento mediante diferentes mecanismos.

Para aquella Cumbre, muchas ONGs ambientalistas -entre las que destacaban Les Amis de la Terre, Attac France, le Corporate Europe Observatory, WECF y 350.org-, denunciaban que con ello se permitía a estas empresas disimular sus actividades nocivas para el medio ambiente mediante una operación de “greenwashing” o “lavado verde”.

Antes de la COP 21, advertían que “esto no puede ser un buen presagio ni para futuras negociaciones ni para las necesarias reformas que no podrán salir adelante sin una fuerte y pronta movilización de la sociedad civil”.

Ese mal presagio a la larga se cumplió. El Acuerdo de París surgido a partir de aquel evento no conllevó un carácter vinculante, por lo que la reducción de emisiones a los niveles que se necesitan para evitar una tragedia climática en las próximas décadas no está siendo cumplida a cabalidad.

Año que pasa el mundo necesita acciones con cada vez mayor urgencia, pero las prácticas cotidianas e incluso la forma en que se gestionan y financian las Cumbres Climáticas donde se toman las grandes decisiones no cambian como se necesita. Ojalá que la COP 25 marque un cambio de rumbo definitivo, aunque, una vez más, los presagios no parecen muy alentadores.

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