La “cultura del descarte”
El Día de los Derechos Humanos se celebra hoy, coincidiendo con la fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. En días como éste nos preguntamos ¿cómo están nuestros derechos humanos?, y vemos que sectores...
El Día de los Derechos Humanos se celebra hoy, coincidiendo con la fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
En días como éste nos preguntamos ¿cómo están nuestros derechos humanos?, y vemos que sectores vulnerables como el de los niños y el de los adultos mayores son los más afectados.
Ayer conocimos que entre el 12 de enero y el 8 de diciembre de 2019, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos en Tarija atendió 138 denuncias, de las cuales 40 fueron presentadas por los adultos mayores.
La mayor parte de las denuncias que hicieron las personas ancianas fueron por el abandono de sus hijos, el desalojo de su vivienda, la no asistencia por parte de sus familiares cuando están enfermos, por abuso de autoridad y el despojo de sus bienes.
Las acciones que se llevaron a cabo fueron establecer reuniones entre los involucrados para lograr una solución y otros fueron derivados a la unidad correspondiente del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges). Sin embargo, muchos de estos casos no son solucionados.
Pero el maltrato, el desamparo y el despojo no son las únicas formas de violencia contra los ancianos, pues muchos de ellos en Tarija deben trabajar en oficios precarios para subsistir e incluso una gran parte continúa manteniendo a hijos ya adultos. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE) en total en el departamento hay 43.154 adultos mayores. La mayor concentración de éstos se encuentra en un rango de edad de 64 y 95 años, sumando 23.290 mujeres y 19.864 hombres. Del total, 23.057 están obligados a trabajar para sobrevivir.
Los hijos desconocen que se debe pasar una asistencia familiar a los padres (adultos mayores) si es que éstos no cuentan con recursos para sustentarse. Todo esto está normado en la Ley Nº 603 (Código de las Familias y del Proceso Familiar), artículo 33, inciso d. (Deberes de hijas e hijos, tuteladas y tutelados) que expresa: “Son deberes de las y los hijos, tuteladas y tutelados: prestar asistencia a su madre, padre o a ambos, y ascendientes, cuando se hallen en situación de necesidad y no estén en posibilidades de procurarse los medios propios de subsistencia”.
De acuerdo al INE, en Tarija la mayor cantidad de mujeres adultas mayores se concentra en tres actividades económicas: unas 2.758 mujeres trabajan en la agricultura, 2.580 trabajan en el comercio informal y 663 de éstas se dedican a brindar servicios de alojamiento y comida.
En el caso de los hombres los tres rubros a los que más se dedican son: la agricultura con 6.912 adultos mayores, la construcción con 1.436 y el comercio informal y arreglo de vehículos concentra el trabajo de 1.226 adultos mayores.
Otro problema que se presenta para los ancianos es que debido a su avanzada edad están desvalorizados, pues sus derechos laborales no están garantizados y no gozan de ningún tipo de beneficio social en estos trabajos.
A nivel nacional, el país en 2014 bajó del lugar 46 que ocupó en 2013, al puesto 51, entre 96 países del mundo, en cuanto a calidad de vida y bienestar de las personas adultas mayores; esto según el Índice Global de Envejecimiento, AgeWatch, difundido por la organización HelpAge International. Todo esto nos demuestra que las vulneraciones a los derechos de los adultos mayores suman cada día. Lamentablemente esto es producto de vivir en una sociedad del rendimiento y la productividad, en la que un ser humano es lo que rinde, lo que produce. Y así de la sociedad del rendimiento nos vamos a la “cultura del descarte”. Ojalá reflexionáramos en las palabras del Papa Francisco: “Los ancianos son una gran inyección de sabiduría también para toda la sociedad humana: sobre todo para la que está demasiado ocupada, demasiado empeñada, demasiado distraída”.
Y recordemos que una sociedad que no protege a sus mayores no puede considerarse socialmente avanzada.