Rumbo a las subnacionales
No deja de ser una anomalía que los calendarios de las elecciones subnacionales y nacionales se superpongan, por mucho que los políticos hagan cálculos y ensayen relatos sobre una cosa u otra. Sin embargo, para el ciudadano común le puede servir en buena medida para testear la autenticidad de...
No deja de ser una anomalía que los calendarios de las elecciones subnacionales y nacionales se superpongan, por mucho que los políticos hagan cálculos y ensayen relatos sobre una cosa u otra. Sin embargo, para el ciudadano común le puede servir en buena medida para testear la autenticidad de los partidos y líderes que hoy le siguen pidiendo el voto.
Con las elecciones municipales y a las Gobernaciones sin convocar oficialmente, aunque se prevé sean el último fin de semana de marzo o el primero de abril, el Tribunal Supremo Electoral estableció como fecha límite el 30 de septiembre de 2019 para que los partidos que decidan concurrir en alianza las formalicen ante su autoridad.
La cuestión es que desde hoy, cualquier político con carnet que quiera participar con otras siglas tendrá que renunciar a las suyas
Es muy posible que a nivel nacional este dato sea de un interés menor, pues en pocos departamentos como en Tarija se prioriza la elección local sobre la nacional. Apenas en Santa Cruz importa algo conquistar la Gobernación como símbolo de la cruceñidad, y apenas la alcaldía de La Paz o de El Alto arroja competencia real. El resto ya ha puesto sus mejores fichas entre diputados y senadores, que serán quienes a su vez definan las configuraciones de lo departamental.
La fecha preocupa sobre todo a los pequeños. El Movimiento Al Socialismo, por ejemplo, no tiene mayor conflicto con la misma al estar seguro de su implantación territorial absoluta, que le permite (y casi le obliga) a presentar listas independientes en todos los núcleos. El MAS se ha caracterizado en los últimos tiempos por ser de muy amplio espectro; los invitados han ganado peso, pero eso no requiere alianzas, sino conquistas.
La decisión de Carlos Mesa y sus aliados, Luis Revilla y Adrián Oliva, de llevar la alianza Comunidad Ciudadana, con el FRI como alma máter, a todos los rincones del país es un esfuerzo de consolidación que está empezando a ser estudiado como fenómeno, ya que se construye organización a partir de la candidatura y no al revés, pero en cualquier caso, le da una solidez mayor al proyecto.
Para el resto, con lo dividido que ha quedado el panorama opositor, resulta complejo establecer alianzas departamentales sin esperar a lo que suceda en lo nacional. Es el caso de MNR, que puede incluso perder la sigla según las encuestas; UNIR, que ha decidido apoyar a Óscar Ortiz sin demasiado énfasis o Camino al Cambio, que se ha quedado en silencio en un costado.
La cuestión es que desde hoy, cualquier político con carnet que quiera participar con otras siglas tendrá que renunciar a las suyas, lo que en política supone un mensaje poco popular ahora que las redes dan cuenta de todo.
La elección de 2019, como la de 2020, tienen aspecto de cita con la historia, de ciclos y fuerzas rumbo a la deflagración definitiva que ordene el escenario y marque los próximos 20 años. Muchos políticos se encuentran hoy ante la última oportunidad de hacer algo relevante, o simplemente ante la última oportunidad de sobrevivir. Como sea, la carrera por las subnacionales ya ha comenzado.
Con las elecciones municipales y a las Gobernaciones sin convocar oficialmente, aunque se prevé sean el último fin de semana de marzo o el primero de abril, el Tribunal Supremo Electoral estableció como fecha límite el 30 de septiembre de 2019 para que los partidos que decidan concurrir en alianza las formalicen ante su autoridad.
La cuestión es que desde hoy, cualquier político con carnet que quiera participar con otras siglas tendrá que renunciar a las suyas
Es muy posible que a nivel nacional este dato sea de un interés menor, pues en pocos departamentos como en Tarija se prioriza la elección local sobre la nacional. Apenas en Santa Cruz importa algo conquistar la Gobernación como símbolo de la cruceñidad, y apenas la alcaldía de La Paz o de El Alto arroja competencia real. El resto ya ha puesto sus mejores fichas entre diputados y senadores, que serán quienes a su vez definan las configuraciones de lo departamental.
La fecha preocupa sobre todo a los pequeños. El Movimiento Al Socialismo, por ejemplo, no tiene mayor conflicto con la misma al estar seguro de su implantación territorial absoluta, que le permite (y casi le obliga) a presentar listas independientes en todos los núcleos. El MAS se ha caracterizado en los últimos tiempos por ser de muy amplio espectro; los invitados han ganado peso, pero eso no requiere alianzas, sino conquistas.
La decisión de Carlos Mesa y sus aliados, Luis Revilla y Adrián Oliva, de llevar la alianza Comunidad Ciudadana, con el FRI como alma máter, a todos los rincones del país es un esfuerzo de consolidación que está empezando a ser estudiado como fenómeno, ya que se construye organización a partir de la candidatura y no al revés, pero en cualquier caso, le da una solidez mayor al proyecto.
Para el resto, con lo dividido que ha quedado el panorama opositor, resulta complejo establecer alianzas departamentales sin esperar a lo que suceda en lo nacional. Es el caso de MNR, que puede incluso perder la sigla según las encuestas; UNIR, que ha decidido apoyar a Óscar Ortiz sin demasiado énfasis o Camino al Cambio, que se ha quedado en silencio en un costado.
La cuestión es que desde hoy, cualquier político con carnet que quiera participar con otras siglas tendrá que renunciar a las suyas, lo que en política supone un mensaje poco popular ahora que las redes dan cuenta de todo.
La elección de 2019, como la de 2020, tienen aspecto de cita con la historia, de ciclos y fuerzas rumbo a la deflagración definitiva que ordene el escenario y marque los próximos 20 años. Muchos políticos se encuentran hoy ante la última oportunidad de hacer algo relevante, o simplemente ante la última oportunidad de sobrevivir. Como sea, la carrera por las subnacionales ya ha comenzado.