Sobredimensionar

Hay realidades palpables y realidades apreciativas. Las primeras, normalmente son fáciles de determinar, sin embargo, las segundas, entran en el mundo de la subjetividad de cada personalidad, estado emocional o circunstancia que rodea a la persona, causando una distorsión de la realidad...

Hay realidades palpables y realidades apreciativas.

Las primeras, normalmente son fáciles de determinar, sin embargo, las segundas, entran en el mundo de la subjetividad de cada personalidad, estado emocional o circunstancia que rodea a la persona, causando una distorsión de la realidad difícil de especificar.

Solo se podrá cuantificar la calidad de ese asunto cuando la persona esté en un estado más estable. En este momento se dará cuenta que no había captado correctamente la realidad, y que, tal vez había dado demasiado énfasis, haciendo una montaña de un grano de arena.

MORALEJA: Evitar que se empañe la mente procurando no agitar el recipiente de las emociones, y así nos ahorraremos que los pozos nos enturbien la percepción de la cuestión que nos reclama la atención.

¿Cómo? Pues, cuando notemos que el desasosiego nos quiere abrumar, demos un paso atrás, veámonos a nosotros mismos y a la circunstancia como actores interpretando una escena. Es decir, alejar un poco la escena para ver toda su magnitud. Que los árboles no nos impidan ver el bosque.

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