De Lliquimuni a Mayaya: La historia se repite

Como si de una cámara del tiempo se tratara, la operación se repite casi en las mismas condiciones y tiempos, aunque ojalá esta vez el resultado sea diferente. YPFB ya ha buscado gas y petróleo en La Paz en ocho ocasiones precedentes, pero ninguna ha resultado exitosa. Esta vez le toca al...

Como si de una cámara del tiempo se tratara, la operación se repite casi en las mismas condiciones y tiempos, aunque ojalá esta vez el resultado sea diferente. YPFB ya ha buscado gas y petróleo en La Paz en ocho ocasiones precedentes, pero ninguna ha resultado exitosa. Esta vez le toca al Mayaya Centro X1, en Caranavi, la parte amazónica de La Paz y las cifras son, como casi siempre, magníficas.
Lo cierto es que la aspiración paceña de convertirse en región petrolera es legítima y es probable, sin embargo hasta la fecha no se ha logrado concretar nada positivo.
El Ministerio de Hidrocarburos y YPFB hablan de 76 millones de dólares de inversión para encontrar un reservorio de 5,9 billones de barriles de petróleo y 15 Trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural, es decir, el 50 por ciento más de todas las reservas que se encuentran certificadas en el territorio nacional (10,7 trillones de pies cúbicos) y siete veces más que el que se estimaba había en Margarita. En la letra pequeña de la nota de prensa se empiezan a hacer las habituales precisiones: esta vez ya no quieren llamarle pozo exploratorio sino de investigación estratigráfica, por si las moscas.

El presidente Evo Morales, según recoge La Razón, que estuvo en el acto, explicó que desde el inicio de su gestión, el año 2006, hasta el 2018, el Gobierno nacional invirtió 795 millones de dólares para explorar hidrocarburos en La Paz y dijo que prevé inyectar otros 450 millones de dólares hasta el 2025. Morales dijo que, “gracias a esa inversión, entre 2006 y 2018, el departamento de La Paz recibió 2.032 millones de dólares de renta petrolera, frente a los 38,8 millones de dólares que percibió entre 1999 y 2005”.

El dato - “gracias a los 795 millones de dólares invertidos en La Paz” – ni siquiera es correcto y en cualquier caso, no sería gracias a los pozos de La Paz, pues esos más bien han resultado secos todos, sino por la explotación acelerada de – fundamentalmente – los pozos tarijeños, que están llegando agotados a este final de gestión.

Lo cierto es que la aspiración paceña de convertirse en región petrolera es legítima y es probable, pues se dan las condiciones para que haya depósitos en el subsuelo de la transición andina, sin embargo hasta la fecha no se ha logrado concretar nada positivo.

Lo cierto también es que en estos momentos a nadie le importa demasiado el resultado ni las precisiones técnicas de sí solo es un pozo espía, investigador, explorador o algo. Lo importante parece ser alimentar el sueño petrolero entre el estoico pueblo andino.

Lliquimuni se anunció en 2014 y empezó operaciones de perforación en mayo; en los primeros seis meses las informaciones ya no eran positivas, pero había elecciones nacionales en octubre y luego departamentales en marzo. Por el camino, hasta Petroandina, que operaba el área, se fue del país. En septiembre de 2015 se finalizó la perforación. En marzo de 2016 se anunció que había hidrocarburo, pero no comercial.

Los plazos son calcados, ojalá esta vez sí se alcance el objetivo y La Paz se convierta en el quinto departamento productor de hidrocarburos.

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