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Los problemas medioambientales de siempre

A pocos días de recordarse el Día mundial del Medio Ambiente (5 de junio) somos testigos que los daños han aumentado, pues a diario observamos desastres naturales que atañen a diferentes países. Pero al margen de esto, está la mano del hombre que siempre ha entorpecido la relación...

A pocos días de recordarse el Día mundial del Medio Ambiente (5 de junio) somos testigos que los daños han aumentado, pues a diario observamos desastres naturales que atañen a diferentes países. Pero al margen de esto, está la mano del hombre que siempre ha entorpecido la relación pacífica que debe haber con la naturaleza.

En nuestro departamento tenemos problemas que arrastramos por años como ser la deforestación, la sequía, la contaminación de aguas y otros en menor escala. Empero, los tres mencionados se han constituido en amenazas que terminan con la flora y la fauna.

Lo lamentable es que las autoridades de turno, hasta el momento, poco hicieron para frenar a estos tres enemigos del medio ambiente. El proceso de deforestación en Bolivia durante los últimos 26 años creció tres veces más que en 1978, con un promedio de 109.033 hectáreas anuales.

En Tarija el fenómeno tiene sus orígenes en la tala indiscriminada de árboles y los incendios forestales. Un caso reciente se dio a finales de mayo pasado cuando incendio de magnitud se registró en el cerro Verde de Choroma y Marquiri, pasando el retén de Pajchani, municipio de San Lorenzo. El fuego consumió 70 hectáreas.

Pero la deforestación no viene sola, ya que es la causa principal del calentamiento global. Según el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) esta situación hace que se produzcan cambios en el ciclo del agua y aumente la sequía.

De esta manera, los incendios forestales se constituyen en un factor de preocupación en nuestro departamento, éstos afectan en la mayoría de los casos a la reserva de Sama y a la serranía del Aguaragüe.

Otro factor de preocupación lo constituyen las sequías en el Gran Chaco, que se han vuelto un fenómeno anual recurrente. En el último trimestre de cada año se repiten las alertas, los reclamos, los anuncios de pérdidas de ganado, el auxilio apresurado, pero siempre insuficiente.

Los investigadores especializados en el fenómeno consideran al Chaco una región en pleno proceso de desertización. Esto sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua, a este proceso natural le sumamos la acción del hombre.

En el caso del Chaco tarijeño no existe una propuesta dimensionada al problema. El dinero otorgado durante cada año ha sido mucho y no ha generado una solución sostenible.

A esto se suma otro problema más: la contaminación del río Guadalquivir, que pese a las buenas intenciones, presupuestos y proyectos tampoco se ha podido frenar. En la actualidad el Guadalquivir continúa presentando el curso de agua más importante del valle central de Tarija, sin embargo toda su belleza histórica ha sido objeto de un proceso de alta degradación ambiental.

La contaminación registrada es alta, debido al libre vertido de aguas residuales, de residuos sólidos domésticos y de residuos industriales, a lo que se suma el desemboque de las principales quebradas que atraviesan la ciudad: El Monte, San Pedro, Cabeza de Toro, Sagrado, Gallinazo y Berdun. Éstas constituyen también lugares de descarga de aguas residuales e industriales de diferentes barrios de la ciudad.

Éstos son solo tres de los principales problemas medioambientales que arrastramos hace ya más de diez años. Las soluciones se han planteado por “moda y turno”, pero nada se ha concretado.

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