Tariquía y la desilusión del pueblo

La resistencia de los comunarios de Tariquia vuelve a abrir la agenda noticiosa, pues continúan con una vigilia y bloqueo desde el 21 de marzo de este año, cuando un contingente de policías abrió paso a la fuerza para permitir que ingresen funcionarios del Gobierno y de las petroleras. Hoy...

La resistencia de los comunarios de Tariquia vuelve a abrir la agenda noticiosa, pues continúan con una vigilia y bloqueo desde el 21 de marzo de este año, cuando un contingente de policías abrió paso a la fuerza para permitir que ingresen funcionarios del Gobierno y de las petroleras.

Hoy una nueva acción sorprende. Los comunarios de la Reserva Nacional enviaron una carta al cónsul de la República de Argentina en Tarija, Carlos López Sanabria, para solicitar su disposición y ayuda en la resistencia que asumieron contra la explotación de hidrocarburos en la zona protegida por ley.

“Pensamos que podría afectar negativamente el área comprendida por la Comisión Binacional para el Desarrollo de la Alta Cuenca del Río Bermejo y del Río Grande de Tarija (COBINABE)”, expresan en la carta. Pero más allá de este argumento sigue haciendo historia esa firmeza que extraña a las autoridades nacionales al provenir de Tarija, un departamento cuya imagen ha sido mal concebida como tranquila y peor aún empleada esta característica como sinónimo de conformista.

Hoy es diferente. Quizás a raíz de tantas cosas prometidas que finalmente no se cumplieron. Tal vez después de quedar pobres tras ser la billetera de Bolivia, incluso luego de quedar sembradas obras improductivas que parecen ruinas de una época dorada que nunca se concretó.

Hoy la crisis se siente. Si bien  el dinero cuando hubo no llegó a los bolsillos de la gente del pueblo, hoy es peor, porque esos bolsillos que tenían unas cuantas monedas hoy no tienen ni eso.

Hace aproximadamente nueve años el desarrollo del bloque gasífero Caipipendi, donde se encuentra el campo Margarita y Huacaya se convirtió en un signo de desarrollo para el país. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos y Repsol guardaron distancia con los comunarios al inicio. Luego, se ofrecieron puestos de trabajo temporales con la promesas de concretar contratos mientras pasen los meses de capacitación y los habitantes ganen experiencia en el área.

Iboca, Cumandaroti, Ioati, Puerto Margarita, Ioarati y Palos Blancos son las comunidades que exigieron puestos de trabajo a las empresas para poder subsistir. Hoy de las promesas hay poco o nada, abundan las protestas de los pobladores que continúan exigiendo que las petroleras cumplan su palabra.

Lo mismo sucedió con Caraparí una tierra en la que -de muestra- quedaron grandes hoteles, pensiones y alojamientos familiares  que la misma gente construyó para cubrir la “demanda”.

En situación similar está la comunidad de San Alberto, lugar en el que por más de 10 años fue explotado el gas. La primera impresión da cuenta que el tiempo no hubiera pasado en esa región.  Habitada por chaqueños, quechuas y guaraníes, la comunidad está casi al pie de la serranía de Santa Rosa y colinda con la comunidad de Loma Alta, Chirimollar y Aguas Blancas. Hubo trabajos temporales de las petroleras, pero sólo eso.

Todo esto dañó la ilusión. Es verdad que hubo una vez un pueblo que creyó en la eterna promesa petrolera, en los buenos tiempos y en aquella Tarija no excluida del eje, pero con el tiempo ese pueblo se decepcionó y hoy decidió llamar a su corazón Tariquía.

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