La tortuga charlatana

Había una vez dos patos que se hicieron amigos de una tortuga muy charlatana. Un día, cuando el verano tocaba su fin, los patos hablaron de lo agradable que era su casa en invierno y, antes de que la tortuga empezase uno de sus interminables monólogos, le preguntaron si quería ir con ellos....

Había una vez dos patos que se hicieron amigos de una tortuga muy charlatana. Un día, cuando el verano tocaba su fin, los patos hablaron de lo agradable que era su casa en invierno y, antes de que la tortuga empezase uno de sus interminables monólogos, le preguntaron si quería ir con ellos. La tortuga muy feliz respondió segura: "Claro que sí me gustaría". "Pero no tengo alas para volar como ustedes", añadió.


"Eso no es problema. Si quieres, podemos llevarte con nosotros. Sólo te pondremos una condición: que permanezcas callada durante todo el viaje. ¿Podrás hacerlo?", le preguntaron los patos, "¡Claro que puedo!", dijo el reptil muy molesto pensando que criticaban su manera interminable de hablar de todo.


Los patos, entonces, fueron en busca de un palo muy largo y cuando lo consiguieron lo llevaron donde la tortuga. Ya en el lugar hicieron que la tortuga agarrara fuertemente con sus dientes el centro del palo elegido, mientras cada uno de ellos cogía un extremo con sus picos.


Y así, los tres alzaron el vuelo. El extraño espectáculo llamó la atención de mucha gente que, al ver pasar a aquel curioso trío, les gritaban sin parar.


Esto fue demasiado para la tortuga, que exclamó: "Si mis amigos desean llevarme con ellos, ¿qué les importa?". No pudo decir nada más, porque al abrir la boca para hablar se soltó del palo y cayó en picado.


Y es que la charlatanería nos puede costar la vida pues, como dice el refrán, "por la boca muere el pez", Y en este caso, la tortuga.


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