La pandemia ha expuesto los límites digitales del país
Bolivia: conectividad digital precaria y excluyente
La demanda de servicios de conectividad digital se incrementó dramáticamente en los últimos meses. Los primeros meses de las cuarentenas demuestran un mundo paralizado en lo físico, pero no en lo virtual



En los primeros días de este mes el gobierno inauguró la denominada “Fibra Óptica al Pacífico”. Un proyecto iniciado por el anterior gobierno que distintos especialistas venían recomendando hace ya muchos años y que fue largamente esperado por la sociedad boliviana. Se supone que el país tendrá una mejor conectividad digital, por lo que bajarán los precios de los servicios de acceso digital, a la vez que mejorará la velocidad de conexión.
Vale la pena, sin embargo, entender la precaria situación actual de la conectividad digital del país. Más aún luego de estos meses en los que la pandemia obligó a que gran parte de la población se quede en casa. Según un reciente informe de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), “las tecnologías digitales han sido esenciales para el funcionamiento de la economía y la sociedad durante la crisis de la pandemia de la enfermedad por coronavirus”.
Bolivia es uno de los países que tiene los peores indicadores de toda la región, tanto en acceso, precio y velocidad. El mejoramiento de las condiciones de conectividad debe ser una prioridad de la política pública, que no puede quedar solo en manos de las compañías de telecomunicaciones. Su discusión abierta es fundamental.
Son pocos quienes tienen acceso a internet de calidad
“La conectividad, entendida como el servicio de banda ancha con una velocidad adecuada y la tenencia de dispositivos de acceso, condiciona el derecho a la salud, la educación y el trabajo, al tiempo que puede aumentar las desigualdades socioeconómicas”, señala la CEPAL. Esto significa que para tener un acceso a estos servicios en situaciones que lo permitan es necesario un servicio de banda ancha adecuada.
Según datos publicados por el portal Hootsuite, en Bolivia existen 7,5 millones de usuarios de internet, lo que representa un 65% de la población. Sin embargo la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) señaló el año pasado que el 94,27% de las conexiones fue a través de teléfonos celulares. Solo el 4,86% de las conexiones registradas provienen de conexiones fijas.
A diferencia de la banda ancha de conexión fija, que tiene datos ilimitados de descarga, en el caso de los teléfonos esta conexión tiene restricciones de descarga y subida de datos. Además, en zonas rurales la velocidad de conexión puede ser muy baja, por lo que una conexión plena para actividades relacionadas con la educación, salud y trabajo se torna difícil.
Según datos de la CEPAL, Bolivia es el país que tiene los peores indicadores de la región respecto a los hogares con conexión fija a internet. En países como Colombia, Uruguay, Chile, Brasil y Costa Rica, el 80% del quintil V de la distribución de ingresos (el 20% de la población de esos países con ingresos más elevados) tiene acceso a internet fijo en sus hogares, mientras que en Bolivia solo el 32% de los hogares del quintil V tiene conexiones fijas.
En el caso de los hogares que pertenecen al quintil I (el más pobre) la situación es aún más desigual. En los países señalados anteriormente, más del 40% de los hogares pertenecientes a este quintil tienen acceso a internet, mientras que en Bolivia solo el 3% de los hogares del quintil I tienen acceso a servicio a través de una conexión fija.“En el caso de la banda ancha móvil, el 67% de los países no cuenta con velocidades de descarga adecuadas para realizar actividades de alto consumo de datos de manera simultánea. Cabe mencionar que, en la región, la penetración de la banda ancha móvil es cinco veces mayor que la de banda ancha fija”, señala dicho informe.
Bolivia: conectarse a internet no es barato
Según la CEPAL, “el costo del servicio de banda ancha móvil y fija para la población del primer quintil de ingresos llega al 14% y el 12% de su ingreso, respectivamente. Esos costos, en los casos más críticos, representan alrededor de seis veces el umbral de referencia del 2% del ingreso recomendado por la Comisión sobre la Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible para clasificar un servicio de Internet como asequible”.
En el caso de Bolivia la situación es todavía más preocupante. El país tiene el internet más caro de la región en términos relativos al nivel de ingreso de los estratos más pobres. Si en Uruguay que es el país con los indicadores opuestos los hogares del quintil I requieren un 5% de sus ingresos para tener una conexión fija de internet y poco más del 2% de sus ingresos para una conexión móvil, en el caso boliviano la situación es totalmente distinta.
Los hogares que hacen parte del quintil I en Bolivia, para tener una conexión fija, requieren gastar el equivalente al 30% de sus ingresos, mientras que en el caso de una conexión móvil, esto puede llegar a significar hasta un 25% de sus ingresos. Es por este motivo que la gran mayoría de los hogares de bajos ingresos no acceden a una conexión de buena calidad.
Es así que “lograr una participación efectiva en la era digital es contar con acceso a banda ancha de alta velocidad. Lo que implica ampliar la cobertura de la banda ancha fija y mejorar la velocidad de conexión de la banda ancha móvil”.
La CEPAL señala, sin embargo, que “en los casos del Estado Plurinacional de Bolivia y El Salvador, el costo mensual de conectar a los hogares sin conexión es mucho mayor que en el del resto de los países de la región, debido al gran número de hogares desconectados y a su bajo nivel de ingresos”.