¿Es el bienestar un problema objetivo o subjetivo?
La economía que quiere medir la felicidad
El gobierno mexicano ha puesto sobre la mesa de discusión su intención de modificar la manera en que se mide el bienestar de una sociedad, plantea que esta debe considerar la “felicidad del pueblo”.



El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO, como se lo conoce popularmente), ha generado un debate al interior y exterior del país azteca debido a su intención de dejar de lado al Producto Interno Bruto (PIB) como principal indicador económico del progreso de una sociedad.
“Estoy ahora trabajando sobre un índice para medir bienestar, un índice alternativo al llamado Producto Interno Bruto, lo voy a presentar, un nuevo parámetro que va a medir, sí, crecimiento, pero también bienestar, también grados de desigualdad social. Se va a aceptar si hay crecimiento y hay menos desigualdad. Y otro ingrediente en este nuevo parámetro, en este nuevo paradigma, la felicidad del pueblo”, señaló el mandatario mexicano.
Sin embargo, la intención de trasladar el foco de atención de la producción de un país hacia el bienestar subjetivo, como métrica para catalogar su bienestar, no es algo nuevo y su discusión genera mucha controversia en el ámbito de la economía.
Medir la producción o la felicidad
La discusión sobre cuáles son los elementos que deben considerarse para identificar el bienestar de una sociedad se ha profundizado en los últimos años, ya que la medición del PIB ‒el indicador económico por excelencia‒ suele obviar demasiadas dimensiones de una sociedad: ¿Qué se produce?, ¿Para quién se produce?, ¿Quién se beneficia de la producción?, ¿Qué impactos sociales, ambientales, culturales, etc., se derivan de esa producción?
En las últimas tres décadas, muchos economistas vienen trabajando en una transformación del paradigma económico, intentando que este se concentre en el bienestar de las personas a partir de su propia percepción subjetiva. En este sentido, se podría decir que si una sociedad se siente “más feliz” que otra, aunque produzca menos, tiene mayor bienestar.
Al respecto, el economista y especialista en el tema, Mariano Rojas, señala que “el enfoque de bienestar subjetivo se basa en preguntar directamente a las personas acerca de su bienestar. La pregunta puede indagar respecto a la felicidad, la satisfacción de la vida o algún concepto relacionado con el bienestar de la persona; lo importante es que sea informado por aquella persona cuyo bienestar interesa saber”.
Según un artículo de investigadores del Centro del Bienestar, el “bienestar subjetivo, es un constructo psicológico (que) consiste de 3 elementos centrales: satisfacción con la vida, experiencias frecuentes de afectos positivos y ausencia de frecuentes afectos negativos”. En este sentido, el ingreso de las personas se convierte en un elemento más del bienestar subjetivo, pero no el único y, en muchos casos, tampoco es el principal.
Con todo, si bien muchos científicos coinciden en la crítica que se hace a la medición del PIB, algunos tienen reparos en solo centrar la atención en el bienestar subjetivo. Desde una de sus vertientes, esta mirada estaría fuertemente influenciada por una perspectiva de la economía utilitarista clásica que, en gran medida, invisibiliza la dinámica objetiva de la economía, fundada en un conjunto de desigualdades.
Es por esto que varios economistas, como el ecuatoriano Alberto Acosta, vienen ampliando este enfoque, incorporando distintas dimensiones de justicia social. En su caso, tratando de desarrollar el índice de la “buena vida”.