Frente a una respuesta estatal deficiente
Estrategias autónomas para enfrentar la Covid-19
Diversas comunidades rurales y barrios han asumido estrategias autónomas para enfrentar la crisis de la Covid-19, con el objetivo de prevenir la propagación del virus y paliar los efectos de la cuarentena



En los últimos meses el país ha sido testigo de las deficiencias de la política pública para enfrentar la pandemia del coronavirus. Un conjunto de problemas estructurales que Bolivia arrastra desde hace mucho ‒como el deficiente sistema de salud‒, junto a las limitadas capacidades de planificación de emergencia sanitaria y económica ‒y con ello los oprobiosos escándalos de corrupción‒, han obligado a muchos sectores a asumir medidas autónomas para dar respuesta a la crisis sanitaria.
Desde medidas de autoaislamiento, hasta la recuperación de estrategias económicas sin mediación de dinero, pasando por un conjunto de mecanismos de control. Diversas comunidades rurales y organizaciones barriales han venido ensayando medidas propias ‒o con el apoyo de algunas instituciones‒ para paliar las consecuencias de este difícil momento que afecta al mundo entero.
El auto-aislamiento como respuesta
Muchas comunidades rurales se han sentido amenazadas por la propagación de la pandemia. La ausencia de personal sanitario, de medios de transporte adecuados, de suministros para enfrentar procesos de cuarentena, es una realidad que aqueja al campo boliviano. Un ejemplo, la difícil situación que viven los weenhayeks frente al ingreso de extraños a sus tradicionales lugares de pesca en tiempos de cuarentena.
En respuesta a esta situación, diversas organizaciones determinaron cerrar sus puertas al mundo, como ha sucedido en el Beni, luego del dramático aumento de contagios y fallecidos.
Como señala el investigador de CIPCA, Martín Torrico: “las comunidades del Territorio Indígena Multiétnico (TIM) y el Territorio Indígena Mojeño Ignaciano (TIMI), en ejercicio de su soberanía territorial (…) decidieron cerrar sus puntos de ingresos. Casos como el de las comunidades Santa Rosa del Apere y Pueblo Nuevo, por decisión conjunta decidieron cerrar el paso de los caminos durante 15 días”.
Si bien se intenta que estas medidas sean coordinadas con autoridades sanitarias, lo cierto es que en muchas oportunidades las comunidades quedaron solas. Es así que, como se detalla en un reciente artículo científico, en el caso de las comunidades Tsimanes, se “llego a un amplio consenso de que el aislamiento colectivo es la estrategia más viable para minimizar la exposición a la Covid-19 hasta que las vacunas o los tratamientos estén disponibles”. Posición que es compartida con otras comunidades del país.
Sin embargo, como señala el líder indígena Alex Villca, Vocero de la Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas: “muchos creen que al estar aislados dentro de la selva estaríamos autoprotegidos, pero no se considera que ya no tenemos los recursos como cuando nuestros antepasados enfrentaron otros virus y pandemias, por eso es importante ver caso por caso la situación de cada pueblo indígena”.
En otras palabras, si bien el autoaislamiento es una estrategia útil, la dependencia externa que muchas comunidades tienen, hace difícil su sostenibilidad en el tiempo.
Medidas de autocuidado
Los procesos colectivos de autocontrol, se han convertido en medidas de gran relevancia para evitar la propagación del virus en lugares que no se pueden aislar.
En la provincia altiplánica de Aroma, por ejemplo, las autoridades originarias apoyaron procesos de control en los mercados, en la distribución de insumos de bioseguridad, además de establecer mecanismos para el apoyo a personas con dificultades para enfrentar la pandemia ‒como en el caso de los ancianos‒.
Dinámicas similares se suscitaron en los barrios populares de las ciudades. Una muestra es lo que aconteció en la zona Taquiña de la ciudad de Cochabamba, donde los vecinos se organizaron a través de WhatsApp y establecieron acuerdos de acompañamiento, protocolos de bioseguridad y estrategias de limpieza y desinfección.
“La particularidad de la feria fue promover procesos económicos centrados en la comercialización de los productos locales como la papa y el maíz a través de la compra y venta pero también, mediante el trueque (…), una acción basada en la ‘economía solidaria y la reciprocidad’”, señala el investigador Carlos Burgoa.
Estrategias de solidaridad económica
Durante los meses que duró la cuarentena rígida en todo el país, muchas comunidades, si bien tuvieron la posibilidad parcial de trasladar sus productos hacia las ciudades para evitar un desabastecimiento generalizado, se enfrentaron a muchas dificultades para el transporte, además de la disminución general del consumo, lo que tuvo un impacto importante en sus economías.
Como respuesta muchas de ellas procedieron a organizar actividades que mitigaran estos impactos. Por ejemplo, en la región del norte de Potosí, en el municipio de Torotoro, se organizaron ferias con el propósito específico de evitar el desabastecimiento interno.
“La particularidad de la feria fue promover procesos económicos centrados en la comercialización de los productos locales como la papa y el maíz a través de la compra y venta pero también, mediante el trueque (…), una acción basada en la ‘economía solidaria y la reciprocidad’”, señala el investigador Carlos Burgoa.
Pero también estuvieron las estrategias coordinadas y solidarias para el abastecimiento de las ciudades. Esto sucedió en Tarija, con la organización de la “Canasta Agroecológica Campesina: Todo por la Vida”, en la que, junto a la institución Comunidad Jaina, “se gestionó el transporte para que los alimentos sean recogidos del lugar de producción y entregados a las familias que están solicitando este servicio de abastecimiento” de manera segura.
Por otro lado, los productores del municipio de Pojo, en solidaridad con las familias de bajos recursos de las ciudad de Cochabamba, hicieron dos importantes donaciones de alimentos, la primera vez haciendo llegar alrededor de 14 toneladas de productos de su región, mientras que en un segundo momento enviaron casi 8 toneladas.