Nobel de Economía advierte que “el PIB no lo es todo”
El PIB “no lo es todo”, afirma el ganador del Premio Nobel de Economía del año 2008, Paul Krugman, y agrega que esta variable “no ha de emplearse superfluamente para juzgar cómo funciona” la economía. Estas declaraciones forman parte de una crítica que hizo hace unos días...



El PIB “no lo es todo”, afirma el ganador del Premio Nobel de Economía del año 2008, Paul Krugman, y agrega que esta variable “no ha de emplearse superfluamente para juzgar cómo funciona” la economía.
Estas declaraciones forman parte de una crítica que hizo hace unos días al reciente informe del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca sobre “los males del socialismo”, en el que el gobierno de Donald Trump intenta mostrar que las economías nórdicas -como Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia- son peores que la estadounidense por tener un PIB per cápita menor.
Los países nórdicos tienen estados de bienestar expansivos, socialdemocracias con impuestos elevados que se traducen en gasto social elevado y de calidad. Esta es la razón de la hostilidad del gobierno de Trump respecto a estas economías, que tienen un enfoque diametralmente opuesto al suyo.
Sea como fuere, ¿es correcto realizar una valoración negativa sobre las economías nórdicas con base al PIB? Para Krugman, este indicador “oculta dos puntos importantes”.
El primero es que “cualquier análisis de las personas de la parte inferior de la distribución de ingresos indica que en las sociedades nórdicas su situación es mucho mejor que en Estados Unidos. Es decir, hay mucha menos pobreza” en esos países, y como además su probabilidad de caer en el escalafón de menor renta es baja, el riesgo de padecer pobreza es más bajo en una proporción mucho mayor de la población.
En segundo lugar, el Nobel de economía afirma que “gran parte de su brecha en el PIB real representa una elección, no un coste. Los trabajadores nórdicos tienen muchas más vacaciones, mucho más tiempo para la familia y el ocio que sus homólogos en la denominada ‘nación sin vacaciones’, es decir, Estados Unidos”.
Comparando
Los países nórdicos no son socialistas en el sentido de que el gobierno controla todos los medios de producción, pero sí son socialdemocracias avanzadas: impuestos altos que financian beneficios sociales mucho más generosos que los que hay en EEUU, políticas sobre salarios, horas de trabajo, etc., que benefician a los trabajadores “en varias dimensiones”.
Datos provistos por la economista investigadora del Centro Stone, Janet Gornick, muestran que las economías nórdicas “son mejores” para las familias de bajos ingresos, aproximadamente en el 30% más pobre de la población.
Y ese dato no incluye beneficios “en especie” como la atención médica y la educación. “Todos los países nórdicos tienen atención médica universal, no solo de pago individual, sino en su mayoría de provisión directa por parte del gobierno (también conocida como medicina socializada)”, afirma Krugman. Algo que contrasta con EEUU donde, “especialmente antes de que entrara en vigor la Affordable Care Act, la carencia de cobertura sanitaria era algo común incluso para las familias con ingresos medios”.
La educación de los nórdicos también carece de la “evidente desigualdad en calidad, tan característica del sistema estadounidense”.
El experto agrega que una vez que se toma en cuenta todo este conjunto de beneficios, “es probable que al menos el 50% de la población nórdica ya esté materialmente mejor que su homóloga en EEUU.
Más allá del consumismo
Si bien el PIB per cápita es más bajo en los países nórdicos que en EEUU, es importante entender las razones de ello.
Según el análisis de Krugman, “gran parte de la diferencia, en el caso de Dinamarca más que en ningún otro caso, proviene de un menor número de horas trabajadas anualmente por trabajador”.
Y ello no se debe a que haya población subempleada, sino a una decisión de política pública: todos los países nórdicos requieren que los empleadores otorguen a los trabajadores un mínimo de 25 días de vacaciones pagadas cada año, mientras que en EEUU no conceden permiso alguno a sus trabajadores en este sentido.
“Una vez que se tienen en cuenta las vacaciones, Dinamarca y Suecia tienen un aspecto estadístico comparable al desempeño de EEUU. La clave de las comparativas de bienestar reside en que si bien las familias nórdicas situadas en el percentil 60 de la distribución de ingresos tienen un poder adquisitivo más bajo que sus homólogos estadounidenses, también tienen mucho más tiempo libre y posiblemente un mejor equilibrio entre la vida laboral y familiar”, afirma.
Por tanto, aunque tienen menos dinero en efectivo para el consumo, el experto considera que, tomando en cuenta todos los aspectos mencionados, la mayoría de los ciudadanos nórdicos están mejor que los estadounidenses.
La percepción de los propios ciudadanos parece confirmar esta afirmación. Según los resultados de las encuestas de “satisfacción con la vida”, publicados por la Organización Económica de Cooperación y Desarrollo (OECD), todas las naciones nórdicas se ubican por encima de EEUU.
Otras variables consideradas como más “objetivas”, como la esperanza de vida y las tasas de mortalidad, también son “mucho mejores” en los países nórdicos.
“La conclusión es que el PIB per cápita real no lo es todo, y que esta variable económica no ha de emplearse superfluamente para juzgar cómo funciona la socialdemocracia en Escandinavia”, sentencia Krugman.
De hecho, el PIB es un indicador que está siendo cuestionado hace tiempo, más aún desde la crisis financiera de 2008, evento que demostró mundialmente que el PIB puede subir -indicando crecimiento- mientras los ingresos reales de la gente disminuyen. Pese a ello, países como Bolivia ajustan todas sus políticas públicas y económicas alrededor de este indicador.