La danza de “Los Michizos” única en Tarija y Bolivia
El valle de Tomayapo en el municipio de El Puente, la segunda sección de la provincia Méndez del departamento, se encuentra a 65 kilómetros de la capital. Es una de las zonas consideradas, poseedoras de la mejor producción de durazno criollo de la región, y única por conservar el calendario...



Tomayapo un valle conformado por nueve comunidades, concentra una de las fiestas más antiguas de la historia de Tarija y del país, pues cada año en 4 de octubre se realiza en la comunidad de La Parroquia la fiesta de San Francisco de Asís, patrono de Tomayapo. Ésta es celebrada a través de la danza de “Los Michizos”, procesión de santo y otras actividades religiosas. Cada primero de octubre los promesantes “Michizos” se reúnen en la comunidad de la Parroquia a las 14.00 para realizar el ensayo y las figuras que presentarán el día 4 de octubre.“Los Michizos” son niños, adolescentes, jóvenes y personas mayores originarias de la zona que veneran al santo con una danza y baile que se interpreta con los pies descalzos al son del charango y rascando el caparazón de un quirquincho.Para la interpretación se pintan la cara de negro con carbón, se colocan una camisa amarilla con franjas rojas sobre el hombro, visten un pantalón rojo con tiras negras al costado, llevan una bandera de Bolivia de manera cruzada y se ponen una boina roja en la cabeza. Así comienza la danza desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde.A dicho evento concurren promesantes y habitantes de todas las comunidades aledañas, la fiesta se inicia a primeras horas del día con la celebración de la santa misa y luego se realiza la procesión por diferentes calles del pueblo. En ésta se traslada en andas al Santo Patrono y “Los Michizos” danzan siguiendo al santo.Al ritual y la veneración le acompaña el repite de las campanas de la capilla y arcos de caña enflorados con hojas de sauce y flores amarillas de pascua, mismos que le dan el toque especial a la fiesta patronal del pago.De “Los Michizos” no se sabe su origen pero por la vestimenta, la música y otros atuendos, parece ser una emulación a la esclavitud impuesta por los españoles. Adoran organizados en filas de a dos, al ritmo de la música de un charango y rasgando un caparazón de quirquincho. La adoración es seguida por un personaje denominado diablo y/o capataz, quien con chicote en mano vigila que no se descompagine la adoración y mantiene el orden.Al concluir la jornada cerca de las dos de la tarde, llegan a la iglesia donde realizan varias figuras antes de terminar el ritual. Luego inician la despedida de la fiesta patronal hasta el próximo año. Se despiden con los caparazones de quirquincho en alto, mirando al cielo como una forma de agradecimiento al creador y al santo patrono.“Sin embargo, la fiesta no concluye con la adoración de Los Michizos efectuada el 4 de octubre, sino que es el comienzo de lo que luego será la peregrinación y procesión del Santo Patrono por todas las comunidades del Valle de Tomayapo, comenzando por la comunidad de La Parroquia, pasando por las demás como Loros, San Francisco, Santa Rosa, Baltazar, Pucupampa, Huáncar, Chinchilla”, relata Nilo Soruco residente de Tomayapo.Cuentan que añadido a esto se saca la imagen de la Purísima con la que se da alcance a la procesión y luego los dos santos continúan juntos hasta Chinchilla. A su paso los comunarios hacen bendecir sus terrenos y cultivos, la fecha de inicio de la rogativa se la realiza en mutuo acuerdo entre los promesantes, “siendo ésta por lo general en la primera quincena de noviembre”, explica Saúl Bueno vecino de la comunidad de San Francisco.El 4 de diciembre día de la Virgen de Santa Bárbara “Los Michizos” vuelven a reunirse en la comunidad de San Francisco para nuevamente rendirle veneración al Santo del mismo nombre en la mencionada comunidad. Esto porque según la historia la imagen del santo fue encontrada en esa zona por campesinos, mientras cultivaban la tierra con yunta de bueyes.Estanislao Velásquez de 80 años, uno de “Los Michizos” más antiguos, comenta que la fiesta de San Francisco de Asís en esa zona de Tomayapo, sigue vigente y con mucha participación de los promesantes “negros”, pese a la masiva migración de familias enteras en los últimos años a la ciudad de Tarija, a otras regiones del país y al exterior.Cuenta que la tradición seguirá vigente en la comunidad de La Parroquia, debido a que la fe y la devoción que tiene la población al patrón es inmensa y grande, lo que obliga a retornar a muchos paisanos que se fueron a otras partes del país y del exterior. Jaime Valdez, de 67 años, uno de los charangueros que hace bailar a Los Michizos cumplió este 4 de octubre 50 años de promesa. Con los años encima por la edad manifiesta que la fiesta patronal, es un patrimonio histórico e intangible de Tarija y Bolivia, pero principalmente del municipio de El Puente. Sin embargo, asegura que las autoridades hasta el momento no le han dado la importancia necesaria para potenciar y promocionar la actividad como turística.Valdez con mucha angustia y tristeza lamenta que la zona de Tomayapo se haya quedado como un pueblo olvidado y abandonado por parte de las autoridades, cuando existen varias alternativas de desarrollo para potenciar la región, desde lo productivo hasta lo cultural, turístico y arqueológico.Salomón Yufra, párroco de la Parroquia de Tomayapo desde hace cinco años atrás, señala que el valle de Tomayapo es una de las zonas más ricas en preservar las fiestas tradicionales y criollas de la región como la fiesta de “Los Michizos”, sin embargo dice con tristeza que esto pasa desapercibido por el descuido de las autoridades provinciales y departamentales.La autoridad eclesial manifiesta que urge la necesidad de trabajar en planes y proyectos dentro la zona, destinados a promover la cultura, el turismo y la riqueza arqueológica como una segunda alternativa de vida para las familias, que aún habitan en la zona pese a los problemas del cambio climático.
Patrimonio cultural e histórico Empero, un gran logro se dio este año, pues luego de un bicentenario de que la tradición pasó desapercibida como historia, tradición y cultura en la región, se declaró mediante la Ley 203: “Patrimonio Cultural, Histórico y Turístico a la Iglesia San Francisco de Asís y su danza de Los Michizos”. Esto con el objetivo de rescatar las costumbres y fortalecer la fe de ese pueblo, preservando el patrimonio de la capilla en la comunidad de La Parroquia.Nelvin Acosta, director de cultura de la Gobernación, indicó que se trabajará para hacer posible la ejecución de “La Ruta de la Fe”, que tendrá como objeto refaccionar y recuperar todas las iglesias antiguas del Departamento, para que de esta manera, las personas que visiten estos templos religiosos, puedan rescatar las memorias de lo que representa nuestra historia, apreciando el patrimonio de Tarija y valorando las costumbres.Entretanto, el pleno del Senado también decidió aprobar un merecido reconocimiento a la fiesta del “Santo Patrono, San Francisco de Asís” de la comunidad de La Parroquia, Cantón Tomayapo, Segunda Sección de la Provincia Méndez.Según la historia La Iglesia San Francisco de Asís de Tomayapo data del Siglo XVII, el aspecto Colonial de la fachada es similar a la de la basílica de San Francisco, así se constituye en una de las cuatro iglesias más antiguas de Bolivia.Las familias campesinas, organizaciones sindicales y los promesantes Michizos esperan que las autoridades en base a las normativas vigentes trabajen para fortalecer la fiesta patronal del pago, y también se trabaje en potenciar el turismo en esa región, y así evitar la masiva migración de familias enteras.
La “Rogativa” ritual para pedir lluvias en Tomayapo“Al patroncito San Francisco lo traen por las pampas. Hay que darle limosnita. Lo hacen sentar en noviembre por toda la zona, le pagan y lo sacan a su iglesia. Si está muy blanco o triste es que la sequía seguirá, pero si está con las mejillas rojas lloverá”, dice Alicia de Postigo, vecina de la comunidad de La Parroquia. Hoy en día, los tomayapeños, hombres de tierra y sociedad agrícola siguen entregándose a la voluntad divina para lograr sobrevivir en estas áridas tierras, y lo hacen a través de expresiones culturales y religiosas, pese a que el cambio climático los dejó sin agua, ganado, cultivos y sin familia en los últimos diez años.La preocupación por la lluvia es un tema que atañe de sobremanera a las culturas agrícolas, y los pedidos para volcar la voluntad divina en favor de los hombres se convierten en rituales, que se realizan en la medida en que se necesite de ella para el riego de los cultivos. Con ello buscan alcanzar el bienestar de la comunidad, asegurando la continuidad sociocultural a través de las generaciones.El sociólogo Javier Farfán explica que las rogativas forman parte de la liturgia católica y consisten en súplicas solemnes realizadas por los creyentes, destinadas a pedir a Dios por los frutos de la tierra y diversas necesidades, empleando un conjunto de intercesores, por lo común santos o reliquias veneradas en las iglesias locales o en santuarios de ámbito regional.Este ritual agrario llegó a América con la colonia, y su reproducción por las poblaciones indígenas se da mediante los procesos de evangelización, donde las doctrinas y las reducciones fueron usadas como métodos de inculcación de la religión cristiana, constituyéndose en una institución organizada y planificada. De esta manera, se desarrollaron como técnicas introductorias las procesiones, cofradías, peregrinaciones, fiestas, etc., en un intento de reproducción y escenificación de la liturgia cristiana.Esto tipo de actividad o ritual aún se mantiene vigente en la zona de Tomayapo y varias otras comunidades del valle central de Tarija, “sin embargo pasan desapercibidas por los religiosos y las propias autoridades señala”, Benito Díaz, vecino de la comunidad de La Parroquia.Más aún, las “Rogativas” con la imagen de un santo no sólo acontecen en Tomayapo, sino en varias zonas del valle central de Tarija, pues los problemas de la falta de agua, o en algunos casos las granizadas, rayos, vientos y otros tipos de desastres obligan a las familias del área rural a recurrir a ciertos tipos de rituales antiguos.
SEQUÍA Y MIGRACIÓN AZOTAN A TOMAYAPO
SequíaLas familias campesinas de las nueve comunidades del valle de Tomayapo desde hace más de cinco años sufren los efectos de la sequía, pues este fenómeno natural ha dejado a un centenar de familias sin ganado y producción, sin embargo las autoridades del municipio y la subgobernación de El Puente siguen sin resolver la problemática dentro la provincia Méndez.
MigraciónLas familias campesinas del cantón de Tomayapo en el municipio de El Puente, segunda sección de la provincia Méndez, cada año se ven obligadas a emigrar a la ciudad de Tarija, a la república Argentina y al interior del país debido a la falta de agua para la producción y a las malas condiciones de vida que hay en estas dos zonas productoras de durazno, uva, hortalizas, nuez, papa y maíz.
Abuelos En el Valle de Tomayapo sólo se ven casas deshabitadas, olvidadas en el tiempo y cerradas con candados o gomas. El secretario de actas de la central campesina de Tomayapo, Javier Chauque, afirma que las comunidades están casi deshabitadas por falta de agua y asegura que sólo viven abuelos adultos y pocos jóvenes.