Los sueños de San Roque
Los Sueños de San Roque: No se trata de hacer una fiesta bonita para los turistas
La salvaguarda de nuestro patrimonio cultural se refiere al fondo, no a la forma. La fe de nuestro pueblo corre profunda y no es cuestión de exhibición



Durante toda la fiesta de San Roque me encontré repetidamente con la siguiente expresión: “Este año tenemos que armar bien la fiesta, porque los de la UNESCO nos van a estar viendo”. Yo puedo comprender que cuando alguien nos está viendo queramos hacer las cosas bien. Pero la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad no se trata de eso, no se trata de quedar bonito para los demás. La declaratoria patrimonial tiene un sentido básico: la protección del hecho cultural. Esto no tiene nada que ver con los turistas. El sentido de la salvaguarda es preservar la fiesta en su sentido original, sin que por eso le quites a las nuevas generaciones la posibilidad de crecer con la fiesta.
¿Incluía la fiesta original algún tipo de relación con la presencia de turistas? Ese sería un motivo para insistir en este sentido. Pero este no es el caso. Lo que nuestra fiesta incluyó desde un principio fue la participación campesina, la esencia religiosa, la festividad popular y la eventual inclusión de la totalidad de la población urbana. La UNESCO no te va a quitar la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad si no haces la fiesta vistosa para los turistas. Se trata de la esencia, no de la apariencia.
La UNESCO tampoco te va a molestar si tienes asuntos sin resolver. Recuerda que la fiesta de San Roque basa su existencia a una pugna social entre la clase alta y la clase baja, entre lo propio y lo ajeno, entre lo urbano y lo rural, entre lo masculino y lo femenino. Todos esos siguen siendo tema en nuestra fiesta, y se puede rastrear en este sentido. Mientras implique un avance, tenemos todo el espacio del mundo para resolver nuestras cosas. Porque eso hace que la fiesta sea NUESTRA fiesta.
Lo que no puedes hacer es perder la esencia, ni utilizar la fiesta para atacar a otro grupo social. El respeto por la tradición y por los derechos humanos son fundamentales. Tienes que ver de incluir a todos, grandes y chicos; tienes que preservar lo tradicional; y tienes que asegurarte de que la fiesta tenga un buen futuro. Todo lo demás es accesorio.
Esto implica proteger la fiesta de cualquier efecto pernicioso que la podría afectar. Es bien conocido que una declaratoria de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad puede traer muchos problemas, incluyendo problemas de primacía burocrática, de folklorización turística y cosas así. Ese es un peligro real del que la UNESCO está bien consciente. La institucionalización es necesaria y el Comité de Salvaguarda es necesario. Pero hay que asegurarse de hacerlo bien.
Yo creo que nuestro primer desafío es ese: asegurarnos de que la gloria de la declaratoria de la UNESCO no nos arruine la fiesta. Resolver nuestros problemas y armar una estructura que nos ayude y que no nos perjudique. Tenemos que asegurarnos de que el sentido de nuestra tradición se mantenga intacto. Y finalmente empezar a soñar con la fiesta que queremos.
¿Se dan cuenta de que es un proceso? Y como cualquier proceso, requiere tiempo. La declaratoria de la UNESCO no va a hacer que por arte de magia la fiesta de San Roque se llene de brillo. Eso es algo que tenemos que construir poco a poco, con calma y con visión. Quiero que sepan que una posibilidad que podemos escoger es mantener la fiesta pequeña, sin mayores innovaciones, en memoria de nuestros abuelos.
Yo creo que hay varios dilemas a los que nos enfrentamos y que tenemos que resolver. Uno de ellos es el de la participación de las mujeres en la fiesta. Otro es el estallido de camaretas, bombas y fuegos artificiales frente al sufrimiento sonoro de perros y niños autistas. Otro es la participación institucional de entes no tradicionales en la fiesta. Otro es la edad avanzada de nuestros maestros de baile y el riesgo de perderlos. O la indisciplina de los chunchos dentro de las procesiones. Todos ellos son temas importantes que podemos y debemos resolver. Todos ellos requieren una reflexión profunda, una negociación entre partes y una toma de postura para bien de todos. Nada se construye de la noche a la mañana.
Estos problemas ya los traemos desde antes. Si no era ahora, cualquier rato la historia nos lo iba a reclamar. Esta es la oportunidad perfecta para resolverlos, librarnos de nuestras cargas pasadas y avanzar mirando hacia el futuro. No vamos a ver los resultados de la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en una sola fiesta, sino luego de cinco o diez años, cuando nuestros hijos se vuelvan grandes y podamos ver en qué nos hemos convertido. Es de esperar que para entonces estemos orgullosos de lo que hemos hecho, sabiendo que el pasado lo hemos construido paso a paso y de que el futuro está abierto frente a nosotros.