Los sueños de San Roque
El Comité(s) de Salvaguarda
Si no se pueden poner de acuerdo estamos condenados a comités separados, que al final son el mismo. Y si es el mismo, no tiene sentido manejarlo como dos e introducir distorsiones políticas en él



A la fecha (16 de agosto de 2022) es evidente que nos encontramos en una crisis institucional. Tanto el Municipio de Tarija como el Ministerio de Culturas se encuentran en competencia por la primacía en la conformación de un Comité de Salvaguarda para la fiesta de San Roque, tal como lo pide la UNESCO. En la actualidad existen dos Comités de Salvaguarda: uno del municipio y otro del ministerio.
Lo ideal es que exista un solo Comité de Salvaguarda conformado por las instituciones vivas de la Fiesta Grande y articulado a los tres niveles del Estado pertinentes: Ministerio, Gobernación y Municipio. Para esto se necesita una articulación institucional efectiva, además de un nivel normativo que la posibilite. En ausencia de esta estructura normativa (leyes) y de la voluntad política de los actores, se considera que de momento esta alternativa no es viable.
La situación actual implica dos comités de salvaguarda paralelos. La justificación administrativa es la siguiente: si bien el COMITÉ estaría compuesto por prácticamente los mismos actores (las instituciones vivas de la Fiesta Grande), cada uno tendría su propio EQUIPO TÉCNICO financiado por las diferentes entidades estales autónomas y limitado al financiamiento económico que puedan colocar a su disposición. Esta no es la situación ideal, pero es la mejor alternativa en ausencia de un compromiso político. Es de esperar la superposición de funciones por la ausencia de un marco normativo claro. Cada nivel administrativo define sus prioridades y financia sus propias líneas de acción y proyectos específicos.
Se identifican dos puntos específicos de conflicto. El primero de estos es la primacía institucional. Este es un conflicto artificial, pues todos estos niveles estatales son autónomos, con diferentes niveles de influencia y con independencia administrativa. Ninguno tiene la obligación de subordinarse al otro. Pero tampoco pueden esperar que ninguno de los otros niveles estatales invierta ningún tipo de recursos (económicos, institucionales o humanos) en su propio comité de salvaguarda. La conexión institucional con la UNESCO se realiza a través del Estado Plurinacional de Bolivia, por lo cual tiene la primacía en este sentido. Cualquier otro tipo de contacto con financiadores internos o externos depende enteramente de la capacidad de gestión institucional propia.
El otro nivel de contención es el paralelismo, en el entendido de que cada comité debería conformarse por los mismos actores vivos de la fiesta. El conflicto se presenta cuando se escoge introducir artificialmente actores ajenos a la fiesta y excluir a otros. Esto genera una distorsión política. Así se cristaliza algo básico: sea cual sea el nivel institucional, la conformación del COMITÉ como entidad consultiva debe ser la misma. No debe incluirse entidades ajenas y debe respetarse la conformación natural de instituciones vivas tal como sean identificadas por las mismas. Esto tiene dos implicaciones adicionales: 1) si tienen la misma conformación, se trata de un único comité que se articula e interactúa de manera separada con los diferentes niveles del estado; 2) si es un único comité, independiente del nivel del estado con el que interactúa, entonces este debe ser autónomo.
En el caso del comité de salvaguarda del Gobierno Municipal, en su conformación se respetó la decisión de este sobre las instancias vivas que debían ser tomadas en cuenta (aunque no se incluyó a los quenilleros y tamboreros como separados de los chunchos), pero subordinado a la autoridad del Ejecutivo Municipal. En el caso del ministerio no se lo subordinó, pero se introdujo la distorsión antes mencionada. Es mi opinión que en ambos casos se debe resolver este punto, y dejar que el COMITÉ, en su calidad de ente consultivo, sea único, independiente y autónomo, con potestad de autoconvocatoria.
Aunque es comprensible que los primeros pasos sean difíciles para la articulación de un Comité de Salvaguarda, no encuentro justificativo para que este primer año este plagado de tantos conflictos políticos de este tipo. Y tampoco no considero apropiado involucrar a la población civil en el conflicto de partes por la primacía institucional. La única excepción es el paralelismo generado en la conformación del comité de salvaguarda auspiciado por el Ministerio de Culturas, pues es percibido por la población como una intromisión política directa y nociva en la estructura de la fiesta.
Mi recomendación a los diferentes niveles del estado es retirar sus elementos de contención (primacía y paralelismo), y asegurarse de facilitar la creación de un comité consultivo de salvaguarda único, independiente y autónomo.