Los sueños de San Roque #2
¿Quiénes son los chunchos de Tarija?
La identidad simbólica de los chunchos tarijeños es y ha sido siempre una gran incógnita. Todavía falta responder muchas preguntas, por ejemplo, sobre cómo llegaron los chunchos a Tarija
Ch’unchu es una palabra de origen andino que significa, de manera genérica, “guerrero emplumado de arco y flecha”, en referencia directa a los pueblos de las tierras bajas del este de Los Andes, con un claro componente civilizatorio que puede traducirse como “salvaje”. Entonces chuncho (la castellanización de la palabra quechua) es la representación de la otredad de los pueblos del este, y es utilizada casi exclusivamente para un grupo de bailes rituales ancestrales en los Andes. Esta tradición coreográfica se fue urbanizando cada vez más desde los siglos XIX y XX, pero nunca perdió sus raíces culturales originales.
Una de estas características es la referencia local a los pueblos de arco y flecha. Por mucho que la denominación de ch’unchu sea genérica, presente desde Ecuador hasta la Argentina, las referencias locales son siempre específicas. Los chunchos de la región del Cuzco hacen siempre referencia a los pueblos de la selva del Manu, y los chunchos aimaras del altiplano paceño a los de Moxos y el Beni. Tanto es así que muchos estudiosos cometen el error de pensar que “chuncho” es una referencia étnica específica para estos pueblos en particular.
Por eso, aunque “chuncho” sea una referencia genérica, los chunchos tarijeños tienen razón al identificarse con los pueblos indígenas de arco y flecha de nuestra región. Felipe Veramendi, don Ivar Benítez y el profesor Carmelo Núñez, todos ellos chunchos formados bajo el liderazgo de don Aurelio Arce (1880-1971), señalan que don Aurelio siempre insistió en que los chunchos representaban a los indios tomatas y a los chiriguanos, ambos pueblos indígenas presentes en el Valle Central de Tarija en la época de la fundación de la villa y omnipresentes en el imaginario tarijeño. Don Alberto Rodo Pantoja (1897-1980), amigo de don Aurelio, en su documento festejando el centenario de los chunchos identifica a los chunchos tarijeños con los tomatas.
Pero hay que diferenciar muy claramente entre representar y ser. El doctor Mario Barragán insiste en que el baile de los chunchos desciende directamente de los churumatas. Yo personalmente disiento, pues no hay ningún tipo de referencia histórica que pudiera sugerirlo, además de que contradice toda la montaña de información etnohistórica que relaciona el baile de los chunchos tarijeños con los bailes chuncho de los Andes. Pero eso no quita que representen a los guerreros emplumados de arco y flecha que habitaron el Valle Central de Tarija. En eso se corresponden exactamente al resto de bailes chuncho a lo largo de los Andes: la referencia local. La historia de don Federico Ávila Ávila de que el baile de los chunchos se hubiera originado en los bailes de los brujos chiriguanos prisioneros en Tarija, los ipayé, también adolece de la falta de referentes históricos reales y cae en el área de lo no probable y contradictorio.
Aquí quiero llamar la atención sobre las otras identidades alternativas de los chunchos de San Roque: los chunchos como leprosos, los chunchos como soldados españoles y los chunchos como guerreros del Inca. Aunque popular en el imaginario tarijeño, la investigación teórica contradice cada vez más la hipótesis de los chunchos como leprosos. A esto se suma el hecho de que ninguno de los chunchos viejos se identifica con esta teoría, pues se contradice con lo que aprendieron de don Aurelio. La hipótesis de los soldados españoles proviene de un escrito de don Aurelio Arce, pero no encuentra eco en ninguna otra fuente escrita u oral de la época. Y el tema de los guerreros del Inca está ya sobrepasada por la información etnohistórica del baile de los chunchos como fenómeno ritual panandino.
Así que volvemos al tema de los pueblos indígenas de arco y flecha (emplumados y “salvajes”) del Valle Central de Tarija. Ya mencionamos a los tomatas y a los chiriguanos como los preferidos de los chunchos viejos, a los cuales se suman los churumatas de don Mario Barragán y a los chichas del sur de Potosí. Todos ellos tienen amplio respaldo arqueológico y etnohistórico como indios de arco y flecha. Los chichas y los churumatas son parientes cercanos de los tomatas, en el sentido de que formaban parte de una sola nación: la Nación Chichas. Así existe una amplia variedad de opciones al momento de definir la identidad especifica de los chunchos tarijeños. Pero insisto: no se trata de una herencia histórica sino de un imaginario local sobre estos pueblos.
Todavía nos falta responder muchas preguntas. Por ejemplo, sobre cómo llegaron los chunchos a Tarija y cómo se formaron los diferentes imaginarios alrededor de ellos. Igual ya hemos avanzado mucho al respecto, y ahora ya sabemos mucho más. Ya no necesitamos preguntarnos que son ni que representan los chunchos tarijeños, solo la forma específica de ello. Las preguntas que tenemos que hacernos ahora son diferentes a las preguntas que nos hacíamos diez años atrás. Debemos avanzar hacia adelante, que todavía queda mucho por descubrir sobre nuestro San Roque y sus chunchos promesantes.