Crónica política de la semana
De cómo el pulso en el MAS se plasma en la efeméride tarijeña
La batalla dentro del Movimiento Al Socialismo se ha endurecido de nuevo en las últimas semanas, lo que en Tarija se traduce en un despertar para la tarea de oposición que parecía olvidada
Aparentemente, el MAS atraviesa su enésima crisis política interna y hay datos e imágenes que así lo corroboran, como la de Luis Arce fotografiándose con el diputado proscrito Rolando Cuéllar, expulsado del MAS por haber cuestionado el liderazgo de Evo Morales y haber pedido un Congreso abierto para sucederlo, que habla por sí sola, o la de David Choquehuanca presidiendo el ampliado del MAS en el denominado Bloque Oriente, sobre el que Evo Morales había instruido que se realice un Congreso para cambiar a su actual presidente, Marco Fernández, lo que fue desconocido por completo.
Aparentemente, el punto de no retorno llegará con la interpelación del ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo del Carpio, camba él, pero más arraigado en lo que es la “oligarquía masista” de La Paz. La comisión lo ha decidido así por diferentes motivos apegados al reglamento de la cámara, aunque el principal es político: su enésima arremetida contra los dirigentes cocaleros del Chapare y sus permanentes insinuaciones vinculándolos al narcotráfico.
Congreso El MAS Tarija debía realizar el Congreso departamental a finales de 2021, pero nunca fue convocado
Aparentemente, Luis Arce le ha salvado la cabeza dos veces. Cuando hubo presiones para cambiar el gabinete en noviembre y cuando hubo presiones para cambiar de gabinete en enero. Por el medio, el coronel Maximiliano Dávila hablando de que Del Castillo quería involucrar a Evo en el narcotráfico. Si llega la interpelación y es censurado, tendrá que ser cesado del cargo, pues hasta Jeanine Áñez obró en consecuencia, aunque después hiciera el paripé de volver a nombrar a los mismos ministros interpelados. No parece que Arce vaya a utilizar el mismo juego, pero esta vez es él el que advierte de los riesgos de la división y de la influencia externa, lo que parece un cambio en el guion del presidente que fue elegido candidato, básicamente, por Evo Morales, y con el que no se habían evidenciado choques.
Ya sin apariencias, lo cierto es que Evo Morales tenía un plan: reordenar el partido, convertirlo en una estructura fuerte que fuera capaz de marcar la pauta al propio Gobierno de una forma más oficial y no por debajo de la mesa, como ahora, pero para eso tenía que dejar de depender tanto de los movimientos sociales y ordenar las departamentales bajo su influencia. Nada de eso está pasando. Ni siquiera en los festejos del 27 aniversario cuyo hastag, seguramente irónico, era #MásUnidosQueNunca. La mayoría se encuentra en mitad de guerras fratricidas, como en Tarija, o abiertamente en rebeldía, como en Santa Cruz, mientras el Pacto de Unidad aun recuerda las afrentas de 2019, el papel de 2020 y la poca consideración posterior.
Cambios en Tarija
Dentro de la crisis general del Movimiento Al Socialismo, algo empieza a moverse en Tarija. Después de evidenciar la parálisis del partido en su labor de oposición a Óscar Montes y en su incapacidad de renovarse, el presidente movió ficha y nombró a Marcelo Poma como delegado presidencial.
En poco más de una semana ya se tambalea la alianza de Unidos en la Asamblea, luego de que se descuelgue el asambleísta weenhayek, y se ha reverdecido un proceso de los que quedaron en el limbo: los 32 lotes que se le imputan a la familia Montes – Ponce en Tarija. La instrucción ha sido tan fuerte que hay quien incluso ha planteado involucrar a Montes en la denuncia contra Víctor Hugo Zamora por el daño económico causado por la no utilización de la planta de Bulo Bulo, aunque la relación es difícil de trazar, puyes apenas era ya su jefe político local. También los alcaldes, que claudicaron pronto con la Ley del 1 por ciento perdiendo el poderoso mecanismo del débito automático por aquello de las fiestas navideñas parece se rearticulan, lo propio con el Chaco.
En la Gobernación advierten que se trata de movimientos políticos sin mayor fundamento e intentos de desestabilizar la gestión, sobre todo en puertas del mes de abril con sus efemérides y sus visitas oficiales. La dupla Óscar Montes – Mauricio Lea Plaza, que llevan soportando todo el peso de la vocería desde el principio ante la ausencia de colaboradores, van a tener que redoblar esfuerzos al menso hasta que se calmen las aguas en el MAS Tarija, aunque para ello tendrán que ponerse de acuerdo y elegir a un sucesor de Carlos Acosta, que puede ser Marcelo Poma, pero puede que no lo sea.
Una efeméride en crisis
Al final de la semana llegará abril, y con ella, supuestamente, el inicio de actos de una efeméride que lleva dos años muy deslucida por culpa de la pandemia. De entrada, el Festival Abril en Tarija, que es el que tradicionalmente calienta los motores, está prácticamente en mínimos.
No se prevé ninguna entrega sustancial por parte de ningún estamento del estado, ni siquiera el puente 4 de Julio, que según Convisa llegará en mayo. Tampoco se prevén grandes anuncios porque no es el plan de la Gobernación, más concentrada en articular el desarrollo productivo, y porque no hay dinero en el nivel nacional. En cualquier caso, siempre será buen momento para recuperar posicionamientos políticos y ajustar el rumbo de la autonomía.