Falta de infraestructura frena la educación alternativa en el área rural
Jóvenes y adultos aún buscan aprender a leer a kilómetros de Tarija
Para cientos de jóvenes y adultos del área rural de Tarija la educación alternativa representa la esperanza para capacitarse, pero la pobreza y ahora la pandemia son limitantes contra las que tienen que lidiar
Desde que era muy pequeño, Rubén (nombre ficticio) a diferencia de los demás niños de su comunidad no vestía un guardapolvo blanco ni cargaba una mochila para ir a clases, su destino era otro, trabajar. A sus 34 años y con la necesidad que lo apremiaba llegó a un colegio sin saber leer, ni escribir, mucho menos sumar, pero para su sorpresa, allí en medio de aquellos campos encontró un profesor dispuesto a devolverle la educación que la pobreza e ignorancia le robaron hace años.
Para 1995 la educación no formal recibía el nombre de educación alternativa en Bolivia, desde sus fundamentos estuvo orientada a completar la formación de las personas y posibilitar el acceso a la educación a los que, por razones de edad, condiciones físicas, mentales y sociales excepcionales no pudieron iniciar o concluir sus estudios en la educación formal.
Para devolver este derecho fundamental a las personas, que por lo general son de escasos recursos y de zonas rurales, se crearon en el país los Centros de Educación Alternativa (CEA), en Tarija están presentes en todos los municipios, uno de ellos en Potreros, provincia O´Connor.
El CEA Potreros como la mayoría de su naturaleza se enfrenta al olvido y la indiferencia de autoridades locales como nacionales, indica la directora Judith Colque. Quien tras largos años de trabajo en las comunidades más alejadas del departamento reconoce que las limitantes para este tipo de educación es la falta de infraestructura, de equipos y definitivamente la pobreza, condición que se evidencia más con la pandemia.
Jóvenes desde los 15 años hasta adultos de 60 pueden acceder a este sistema alternativo, es decir, en las aulas donde se imparte este tipo de educación se encuentran rostros de todas las edades, buscando aprender lo básico, esto hace que el ritmo de aprendizaje tenga sus peculiaridades, cuenta Luis, un maestro del lugar.
El 2015 inició su trabajo, después de tres horas de viaje en micro desde Entre Ríos, llegó a la comunidad de El Tunal, ahí conoció a Rubén, un hombre grande pero dócil para aprender, aunque a los minutos se le olvidara todo. Su profesor tuvo que tener más paciencia e “ir más lentito”, pues los demás jóvenes asimilaban los conocimientos rápido.
Cuando Rubén logró realizar sus primeras oraciones por sí mismo, la alegría fue compartida para su maestro y su familia. “Les enseñamos a las personas algo tan básico como sumar, ellos quieren vender sus productos en el mercado, pero se hagan engañar por no saber las operaciones”.
En 2021 fueron 320 personas que se inscribieron para recibir educación alternativa en el CEA - Potreros
El CEA Potreros llega a 12 comunidades, pero a la fecha solo cuenta con una infraestructura en la comunidad del mismo nombre. En el resto de lugares, fueron los comunarios, los corregidores y no las autoridades de turno, quienes gestionaron e improvisaron un aula para pasar clases.
Algunas veces, los directores de las unidades educativas de educación regular prestan un aula de la escuela para que los jóvenes y adultos puedan aprender, en otras ocasiones, las infraestructuras de las guarderías comunales cumplen esa función.
Los maestros incluso duermen en la misma aula donde pasan la clase, mientras que en otros lugares, los comunarios les brindan una cama y un colchón para descansar.
Este tipo de educación se divide en dos áreas: la técnica y la humanística, ambas son impartidas tres días al mes en cada comunidad. La jornada inicia a las 08.00 y culmina a las 18.00 horas, y en medio, los alumnos junto a sus maestros realizan una olla común para alimentarse.
El WhatsApp fue la herramienta que permitió en pandemia continuar con las clases, los padres tuvieron que prestarse el celular de sus hijos para recibir las tareas. Usar otro tipo de aplicación para la enseñanza virtuasl en estas zonas es imposible, pues la señal es escaza y hasta descargar una foto puede tardar hasta 10 minutos.
Por ello, los facilitadores tuvieron que vaciar cada contenido, cada explicación en un mensaje de texto lo suficientemente entendible y claro para ser asimilado. A esto, se suman las llamadas a cada alumno, para explicar más del tema e incluso animarlos para que no pierdan el año.
La clausura del año escolar en estos lugares es muy emotiva, los estudiantes siempre piden a los maestros que regresen, que no los olviden.
Entre Ríos encabeza el Índice de Pobreza Multidimensional en Tarija, por la falta de empleo, alimentación y escolaridad. Familias enteras se trasladan a otros lugares en busca de terrenos para sembrar, en busca de un sustento para vivir y mientras no puedan cubrir las necesidades básicas, aún la educación alternativa será de difícil acceso.
La tasa de analfabetismo en Tarija llega a 5 por ciento
Una encuesta departamental refuta la tasa de analfabetismo que maneja el Ministerio de Educación para Tarija que es del 2,5 y que demostraba que ésta había disminuido con los años gracias a los programas implementados por el gobierno de Evo Morales.
Este trabajo fue encargado por la Gobernación a la Fundación ARU, los datos fueron levantados entre julio y agosto del año 2019 y se aplicó a 2.528 hogares y 8.630 personas distribuidas en todos los municipios del departamento. Los resultados muestran que la tasa de analfabetismo en el departamento es del 5 por ciento, con mayor porcentaje en los municipios de Yunchará, El Puente y San Lorenzo, que son los más críticos.