Este 2021 se estima que la producción de uva sobrepasará las 23 mil toneladas
La Covid-19 y el contrabando empañan la vendimia en Tarija
La cadena productiva de uvas, vinos y singanis está golpeada por la reducción de ventas que provoca el contrabando. A eso se suma la pandemia, que evitó vender un 25% de la producción
En años anteriores, la vendimia, en el municipio de Uriondo, era un sinónimo de fiesta y agradecimiento a la tierra por la producción de uva conseguida. Era una de las cosechas más esperadas del año. Desde el 2020, a causa de la pandemia de la Covid-19, existe una especie de incertidumbre entre viticultores y bodegueros.
Pues con la pandemia aún presente en el mundo, quienes forman parte de la cadena productiva de uvas, vinos y singanis no saben cuánto van a vender o comprar. A ello se suma la “plaga” de contrabando de uva y vinos argentinos que está golpeando a los productores locales. Cabe recordar que este sector mueve, al año, más de 105 millones de dólares en el país.
Los viñedos en Tarija han crecido, la producción de uva se ha incrementado pero el precio ha bajado. Se estima que este año la producción sobrepasará las 23 mil toneladas. Las bodegas todavía tienen sus almacenes llenos con productos de la gestión pasada y puede que no compren toda la vid que los pequeños productores esperan entregar.
El problema principal es el ingreso ilegal de uva y bebidas alcohólicas procedentes principalmente de Argentina, como también del Perú, según hace conocer el productor y presidente de la Asociación de Regantes de Uriondo, Eider Quiroga.
“Lamentablemente los precios que tenemos no son nada favorable para el productor y por el tema de la pandemia y la cuarentena los bodegueros no han podido comercializar el vino. Este año no sé si van a recibir la uva, y si no lo hacen va a ser una pérdida lamentable”, advirtió Quiroga.
Para el gerente de la Cadena Uvas, Vinos y Singanis de Tarija, José Luis Sánchez, la pandemia hizo tocar fondo tanto a industriales como productores, con la reducción de las ventas de todo ese rubro. Sánchez, al igual que Quiroga, apuntó al contrabando como el peor enemigo.
“Lo que nos hizo tocar fondo, a los productores de vino y derivados de la uva, es el ingreso del vino regalado de la Argentina, el fernet y todas las bebidas derivadas, el mal llamado vino en cartón, que no es más que alcohol con saborizantes, que han metido a Bolivia y desgraciadamente eso ha hecho que las bodegas estén estocadas de vino y no pueda salir al mercado”, lamentó Sánchez.
Según datos proporcionados por el presidente la Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas (ANIV), Luis Pablo Granier, a raíz de la pandemia como también del contrabando, las bodegas de Tarija no pudieron vender todo el stock en la gestión pasada y tienen en el almacén cerca del 25% de productos para este año.
Tanto para Granier como para Sánchez y Quiroga, en este momento la industria debe estar enfocada en la comercialización de los productos dentro del mercado interno y externo, con políticas de Estado que apoyen al sector tanto en la venta como en la lucha contra el contrabando.
“Es una cadena, porque si la venta del producto nacional cae, va haber un inventario alto y se reduce la compra de uva al productor que eso es lo más lamentable. Nosotros opinamos y venimos opinando hace bastante tiempo que el sector se encuentra en emergencia”, dijo el Presidente de ANIV.
Contrabando, un problema que debe arrancarse de raíz
La uva y los vinos producidos en Tarija, caracterizados por su excelente calidad y elevada concentración de antioxidantes, están siendo desplazados por los reducidos precios de la uva extranjera que ingresa al país, en su mayoría de forma ilegal, como también por el contrabando de bebidas alcohólicas.
La industria vitivinícola, conjuntamente con los pequeños productores de uva, se esforzó para posicionar a Bolivia en el contexto internacional, dijo José Luis Sánchez, dirigente del sector, sin embargo, ahora lo que se espera es apoyo de parte del Gobierno con políticas que ayuden a impulsar el comercio en el exterior como también la restricción de productos de contrabando, “es un problema que se debe arrancar de raíz”.
De acuerdo al presidente de ANIV, Luis Pablo Granier, el contrabando se encuentra en niveles “nunca antes visto” y el trabajo de las instituciones competentes, como los Ministerios y el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), no son suficientes.
Recalcó que la industria de la uva, el vino y singani en Tarija requiere de un trabajo coordinado entre productores y bodegueros. “Nosotros no vivimos sin productores y los productores no viven sin nosotros. Es una cadena”, dijo.
“Hoy en día la lucha no es seria, es ineficiente, porque nadie toma la responsabilidad directa ni tampoco se le adjudican los recursos necesarios a este control. Si nosotros cerramos el grifo directo del contrabando, va a tener un impacto directo en las ventas”, dijo el representante de ANIV.
Otro problema detectado por los productores tarijeños, es la comercialización de uva extranjera como si fuera de Tarija.