Proyecto busca visibilizar la violencia en niños indígenas
Con el objetivo de visibilizar y prevenir la violencia sexual hacia las niñas en áreas rurales indígenas del municipio de Yacuiba se implementó un proyecto cuyo fin es crear entornos escolares y comunidades educativas seguras para ellas. El trabajo abarca a ocho comunidades de ese municipio...
Con el objetivo de visibilizar y prevenir la violencia sexual hacia las niñas en áreas rurales indígenas del municipio de Yacuiba se implementó un proyecto cuyo fin es crear entornos escolares y comunidades educativas seguras para ellas. El trabajo abarca a ocho comunidades de ese municipio y dos colegios de Cercado.
De acuerdo a información de la Dirección Nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) de enero al 4 de octubre de este año en el país se registraron 802 casos de violación a infante, niño, niña y adolescente y 747 denuncias de abuso deshonesto. Los departamentos con mayor incidencia son Santa Cruz, La Paz y Tarija.
El plan
La responsable de asistencia legal del Centro de Estudios Regionales de Tarija (Cerdet), Mariel Paz, contó que el plan contempla actividades de formación y capacitación para prevenir la violencia sexual a niños y niñas de cuarto a sexto de primaria, a maestros y maestras, además de los padres de las juntas escolares.
Con este fin, otra acción fue producir material didáctico adecuado al contexto indígena y rural, un afiche explicativo, un video animado educativo para los menores de edad y se encuentra en proceso de producción un cuento que pretende reforzar los mensajes contenidos en el cartel y el video. Otra actividad paralela que desarrollan es la atención y patrocinio legal a niñas víctimas de violencia sexual.
Explicó que los niños y niñas de esos niveles se encuentran entre los 8 a 12 años de edad, que son las de mayor riesgo para sufrir violencia sexual, de acuerdo al número de casos denunciados en años anteriores.
“Estos casos tienden a invisibilizarse en áreas geográficas alejadas de los centros urbanos o administrativos, porque no se denuncian, en las estadísticas no se hace una diferenciación de origen étnico cultural distinto –subrayó- no existe en Bolivia un análisis estadístico sobre cuántos niños víctimas de violencia sexual son guaraníes, aimaras, quechuas, chimanes, mosetenes o de algún pueblo indígena”.
Esto provoca que tampoco se contemple en las políticas públicas acciones de prevención y educación contra la violencia sexual enfocados y adecuados para los contextos indígena y campesino. “Por esta razón, las acciones para frenar este delito son casi inexistentes, lo que hay son servicios de atención a víctimas que intervienen luego de cometido el hecho”.
De esta manera nació el proyecto, por la inquietud de las madres guaraníes y la necesidad de hacer algo para evitar que el problema ocurra. Otro antecedente fue la investigación sobre violencia sexual hacia niñas de esta etnia realizada en 2011 que ya constataba que era un problema grave.
Esta primera experiencia es un proceso muy corto, durará menos de un año, se espera culmine y tener los resultados en marzo de 2020, es aplicado en ocho escuelas del área dispersa del Gobierno Municipal de Yacuiba y dos escuelas de Cercado, una en el barrio San Luis y otra ubicada en San Gerónimo. El proyecto es apoyado financieramente por el Fondo Canadá para Perú y Bolivia.
Discriminación, base de todos los males
El técnico de Cerdet, Neyver Espíndola Mogro, recordó que en 2016 realizaron un diagnóstico que reflejaba la situación de la mujer indígena guaraní de Yacuiba y apuntaba que se debe mejorar en muchos aspectos, por ejemplo, son discriminadas por el hecho de ser mujer, ser indígena y por esta razón generalmente no les atienden en diferentes instancias públicas.
Las indígenas de las comunidades no han progresado en varios aspectos de sus vidas, no se reconocen sus derechos, el agua es una preocupación primordial para ellas, no encuentran trabajo, se dedican al comercio informal; mientras el hombre va a buscar trabajo o se ausenta por este motivo, ella se queda al cuidado de los hijos.
“La mujer guaraní es la base de la economía en el ámbito familiar porque el hombre sale a trabajar y ella se encarga de la chacra, del huerto familiar, de los hijos, sobre todo en las comunidades alejadas”, sostuvo.
En esos lugares el acceso a la salud es complicado, deben caminar hasta Yacuiba para ser atendidas, en pocas de ellas hay postas de salud, además estas están atendidas por una enfermera y en otros casos es el profesor de la comunidad el que se dedica a las curaciones.
De acuerdo a información de la Dirección Nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) de enero al 4 de octubre de este año en el país se registraron 802 casos de violación a infante, niño, niña y adolescente y 747 denuncias de abuso deshonesto. Los departamentos con mayor incidencia son Santa Cruz, La Paz y Tarija.
El plan
La responsable de asistencia legal del Centro de Estudios Regionales de Tarija (Cerdet), Mariel Paz, contó que el plan contempla actividades de formación y capacitación para prevenir la violencia sexual a niños y niñas de cuarto a sexto de primaria, a maestros y maestras, además de los padres de las juntas escolares.
Con este fin, otra acción fue producir material didáctico adecuado al contexto indígena y rural, un afiche explicativo, un video animado educativo para los menores de edad y se encuentra en proceso de producción un cuento que pretende reforzar los mensajes contenidos en el cartel y el video. Otra actividad paralela que desarrollan es la atención y patrocinio legal a niñas víctimas de violencia sexual.
Explicó que los niños y niñas de esos niveles se encuentran entre los 8 a 12 años de edad, que son las de mayor riesgo para sufrir violencia sexual, de acuerdo al número de casos denunciados en años anteriores.
“Estos casos tienden a invisibilizarse en áreas geográficas alejadas de los centros urbanos o administrativos, porque no se denuncian, en las estadísticas no se hace una diferenciación de origen étnico cultural distinto –subrayó- no existe en Bolivia un análisis estadístico sobre cuántos niños víctimas de violencia sexual son guaraníes, aimaras, quechuas, chimanes, mosetenes o de algún pueblo indígena”.
Esto provoca que tampoco se contemple en las políticas públicas acciones de prevención y educación contra la violencia sexual enfocados y adecuados para los contextos indígena y campesino. “Por esta razón, las acciones para frenar este delito son casi inexistentes, lo que hay son servicios de atención a víctimas que intervienen luego de cometido el hecho”.
De esta manera nació el proyecto, por la inquietud de las madres guaraníes y la necesidad de hacer algo para evitar que el problema ocurra. Otro antecedente fue la investigación sobre violencia sexual hacia niñas de esta etnia realizada en 2011 que ya constataba que era un problema grave.
Esta primera experiencia es un proceso muy corto, durará menos de un año, se espera culmine y tener los resultados en marzo de 2020, es aplicado en ocho escuelas del área dispersa del Gobierno Municipal de Yacuiba y dos escuelas de Cercado, una en el barrio San Luis y otra ubicada en San Gerónimo. El proyecto es apoyado financieramente por el Fondo Canadá para Perú y Bolivia.
Discriminación, base de todos los males
El técnico de Cerdet, Neyver Espíndola Mogro, recordó que en 2016 realizaron un diagnóstico que reflejaba la situación de la mujer indígena guaraní de Yacuiba y apuntaba que se debe mejorar en muchos aspectos, por ejemplo, son discriminadas por el hecho de ser mujer, ser indígena y por esta razón generalmente no les atienden en diferentes instancias públicas.
Las indígenas de las comunidades no han progresado en varios aspectos de sus vidas, no se reconocen sus derechos, el agua es una preocupación primordial para ellas, no encuentran trabajo, se dedican al comercio informal; mientras el hombre va a buscar trabajo o se ausenta por este motivo, ella se queda al cuidado de los hijos.
“La mujer guaraní es la base de la economía en el ámbito familiar porque el hombre sale a trabajar y ella se encarga de la chacra, del huerto familiar, de los hijos, sobre todo en las comunidades alejadas”, sostuvo.
En esos lugares el acceso a la salud es complicado, deben caminar hasta Yacuiba para ser atendidas, en pocas de ellas hay postas de salud, además estas están atendidas por una enfermera y en otros casos es el profesor de la comunidad el que se dedica a las curaciones.