Rige silencio oficial sobre el sellado de Boyuy X2
Ni Repsol ni el Ministerio de Hidrocarburos ni YPFB han querido dar respuesta al comunicador Carlos Valverde, que el miércoles aseveró que una empresa estaría “sellando con hormigón armado” el pozo Boyuy X2, que se constituyó en el más profundo de la historia de Bolivia, con 7.963...
Ni Repsol ni el Ministerio de Hidrocarburos ni YPFB han querido dar respuesta al comunicador Carlos Valverde, que el miércoles aseveró que una empresa estaría “sellando con hormigón armado” el pozo Boyuy X2, que se constituyó en el más profundo de la historia de Bolivia, con 7.963 metros de profundidad.
“Hay gas, pero no fluye hacia arriba, era mejor decirlo y no hacer tanta propaganda” señaló Valverde. Desde la declaración y las consultas a las contrapartes, en el lugar se han extremado los controles de acceso y el ingreso de los medios de comunicación es imposible.
El pasado 22 de marzo se realizó la última inspección al pozo Boyuy, donde se consiguió prender la fosa de quema en la parte de atrás del escenario, constituyendo en sí mismo un hito al hacer fluir gas hasta la superficie.
“Nos queda seguir trabajando y busca medios para que este gas que está fluyendo a superficie pueda fluir en forma comercial a superficie y en forma eficiente” dijo entonces el Director de Negocios de Repsol Bolivia, José Alejandro Ponce Bueno.
Ponce Bueno, que se ciñó a lo estrictamente técnico aun sin dejar de reconocer la sintonía con el Gobierno y la voluntad de cooperación en diferentes pasajes, explicó que la perforación en Boyuy X2 ha supuesto una especie de experimento y que ha servido para ampliar las posibilidades en el futuro.
Las posibilidades de que el gas fuera aprovechable eran mínimas según señalaron expertos en el momento, por lo que el sellado sería el procedimiento normal luego de un pozo que no tiene declaración de comercialidad, es decir, que costaría más trabajo recuperar ese gas que el rendimiento económico que produciría.
En aquella ocasión ya se hicieron referencias al aporte de ese pozo, cuya intención nunca había sido llegar hasta esa profundidad, sino que se siguió con fines experimentales, lo que seguramente le ha reportado grandes datos a Repsol y ya en su momento sirvió para que el Ministro Luis Alberto Sánchez argumentara “el mar de gas”.
A nivel experimental, la perforación en Boyuy ha aportado conocimientos tangibles sobre el subsuelo boliviano. El costo estimado es de 160 millones de bolivianos, que según normativa correría a cargo de la empresa española.
“Hay gas, pero no fluye hacia arriba, era mejor decirlo y no hacer tanta propaganda” señaló Valverde. Desde la declaración y las consultas a las contrapartes, en el lugar se han extremado los controles de acceso y el ingreso de los medios de comunicación es imposible.
El pasado 22 de marzo se realizó la última inspección al pozo Boyuy, donde se consiguió prender la fosa de quema en la parte de atrás del escenario, constituyendo en sí mismo un hito al hacer fluir gas hasta la superficie.
“Nos queda seguir trabajando y busca medios para que este gas que está fluyendo a superficie pueda fluir en forma comercial a superficie y en forma eficiente” dijo entonces el Director de Negocios de Repsol Bolivia, José Alejandro Ponce Bueno.
Ponce Bueno, que se ciñó a lo estrictamente técnico aun sin dejar de reconocer la sintonía con el Gobierno y la voluntad de cooperación en diferentes pasajes, explicó que la perforación en Boyuy X2 ha supuesto una especie de experimento y que ha servido para ampliar las posibilidades en el futuro.
Las posibilidades de que el gas fuera aprovechable eran mínimas según señalaron expertos en el momento, por lo que el sellado sería el procedimiento normal luego de un pozo que no tiene declaración de comercialidad, es decir, que costaría más trabajo recuperar ese gas que el rendimiento económico que produciría.
En aquella ocasión ya se hicieron referencias al aporte de ese pozo, cuya intención nunca había sido llegar hasta esa profundidad, sino que se siguió con fines experimentales, lo que seguramente le ha reportado grandes datos a Repsol y ya en su momento sirvió para que el Ministro Luis Alberto Sánchez argumentara “el mar de gas”.
A nivel experimental, la perforación en Boyuy ha aportado conocimientos tangibles sobre el subsuelo boliviano. El costo estimado es de 160 millones de bolivianos, que según normativa correría a cargo de la empresa española.