Argentina redujo hasta el 30% sus nominaciones de gas en noviembre
Según los datos del sistema Scada, recogidos directamente por YPFB y difundidos entre las secretarías de Hidrocarburos de los departamentos productores, Argentina redujo a poco más de 7 millones de metros cúbicos de gas sus pedidos durante la primera semana del mes de noviembre; un 30 por...



Según los datos del sistema Scada, recogidos directamente por YPFB y difundidos entre las secretarías de Hidrocarburos de los departamentos productores, Argentina redujo a poco más de 7 millones de metros cúbicos de gas sus pedidos durante la primera semana del mes de noviembre; un 30 por ciento de lo que por contrato puede solicitar y que llega a 20 millones de metros cúbicos.
La Argentina atraviesa por una crisis económica de primer nivel en la que el Fondo Monetario Internacional ha empezado a inyectar dólares en forma de rescate para evitar la fuga de capitales. Con la moneda estadounidense cotizando en el entorno de los 40 pesos y con una deuda de 450 millones ya por concepto de exportación de gas, cuidar los dólares es una premisa de gobierno. Esta es la justificación que determinados analistas confieren a la situación.
Otros, sin embargo, apoyados en la rápida reacción del ministro Luis Alberto Sánchez concediendo la apertura de la mesa de negociación y aceptando – posteriormente matizando – la rebaja de volúmenes anuales ampliando la fecha de expiración del contrato que acababa a 2026 a “más allá de 2030”, lo consideran una medida de presión hostil desde el vecino país utilizando el sensible tema de los hidrocarburos. Argentina ya debe 450 millones de dólares y reducir los ingresos en el electoral año 2019 resultaría perjudicial para los intereses del Gobierno; también para el país.
El secretario de Energía argentino, Javier Iguacel, inició octubre advirtiendo que en dos años su país no necesitaría más gas boliviano, en referencia a las nuevas producciones no convencionales en Vaca Muerta, y afirmando que Bolivia ya estaba en la mesa de negociación por la incapacidad de Bolivia de cumplir con los volúmenes comprometidos.
Los matices de Sánchez
El ministro Luis Alberto Sánchez quiso matizar ayer sus declaraciones sobre las negociaciones encaminadas con el Gobierno argentino en las que aseguraba una ampliación del contrato hasta “más allá de 2030” para entregar la misma cantidad de gas que se debía entregar hasta 2026, lo que fue portada de los medios oficialistas como una buena nueva y más analizado en el resto.
Sánchez consideró necesario “aclarar a los bolivianos que la reingeniería del contrato de gas con Argentina no debe preocuparnos, primero, porque el contrato sólo será modificado si las nuevas condiciones van a ser más beneficiosas en términos económicos para Bolivia y, segundo, porque Argentina no es el único mercado de gas boliviano”.
Los datos del sistema Scada del mes de octubre sistematizados por la secretaría de Hidrocarburos indican que el país produjo 54,02 millones de metros cúbicos en promedio diario en este 2018, confirmando la caída sostenida desde 2014, en el que se alcanzó el record de 59,37.
Esta producción fue destinada en el mes de octubre al mercado interno (14,39 millones de metros cúbicos), a Argentina (11,46) y a Brasil (25,66), que son los únicos mercados disponibles hasta la fecha. Cabe señalar que si Argentina hubiera nominado su promedio del año, que ha estado por encima de los 19 millones de metros cúbicos salvo algunos días en el mes de mayo, no se hubieran podido cumplir con lo solicitado.
Sánchez afirmó que la decisión de rebajar los volúmenes a 10 millones de metros cúbicos diarios en verano y 15 en invierno, como indicó el miércoles, responde a “nominaciones que por día son variables, con subidas y bajadas diarias abruptas que, afectan los reservorios en Bolivia”, sin embargo los registros muestran una estabilidad.
Sin mercados alternativos para el gas boliviano
Mientras no se materializa el descubrimiento de nuevos reservorios, los mercados se siguen cerrando para el gas boliviano. El contrato con Brasil finaliza en 2019 aunque se prevé se siga enviando gas para cumplir los volúmenes acordados, sin aclarar que pasará con los pagos y sus cláusulas. El proyecto de conexión de ductos con Perú para acceder al mercado del GNL no ha pasado de estudio y los proyectos de industrialización del plástico en Yacuiba están demorados y no se esperan hasta 2024.
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La Argentina atraviesa por una crisis económica de primer nivel en la que el Fondo Monetario Internacional ha empezado a inyectar dólares en forma de rescate para evitar la fuga de capitales. Con la moneda estadounidense cotizando en el entorno de los 40 pesos y con una deuda de 450 millones ya por concepto de exportación de gas, cuidar los dólares es una premisa de gobierno. Esta es la justificación que determinados analistas confieren a la situación.
Otros, sin embargo, apoyados en la rápida reacción del ministro Luis Alberto Sánchez concediendo la apertura de la mesa de negociación y aceptando – posteriormente matizando – la rebaja de volúmenes anuales ampliando la fecha de expiración del contrato que acababa a 2026 a “más allá de 2030”, lo consideran una medida de presión hostil desde el vecino país utilizando el sensible tema de los hidrocarburos. Argentina ya debe 450 millones de dólares y reducir los ingresos en el electoral año 2019 resultaría perjudicial para los intereses del Gobierno; también para el país.
El secretario de Energía argentino, Javier Iguacel, inició octubre advirtiendo que en dos años su país no necesitaría más gas boliviano, en referencia a las nuevas producciones no convencionales en Vaca Muerta, y afirmando que Bolivia ya estaba en la mesa de negociación por la incapacidad de Bolivia de cumplir con los volúmenes comprometidos.
Los matices de Sánchez
El ministro Luis Alberto Sánchez quiso matizar ayer sus declaraciones sobre las negociaciones encaminadas con el Gobierno argentino en las que aseguraba una ampliación del contrato hasta “más allá de 2030” para entregar la misma cantidad de gas que se debía entregar hasta 2026, lo que fue portada de los medios oficialistas como una buena nueva y más analizado en el resto.
Sánchez consideró necesario “aclarar a los bolivianos que la reingeniería del contrato de gas con Argentina no debe preocuparnos, primero, porque el contrato sólo será modificado si las nuevas condiciones van a ser más beneficiosas en términos económicos para Bolivia y, segundo, porque Argentina no es el único mercado de gas boliviano”.
Los datos del sistema Scada del mes de octubre sistematizados por la secretaría de Hidrocarburos indican que el país produjo 54,02 millones de metros cúbicos en promedio diario en este 2018, confirmando la caída sostenida desde 2014, en el que se alcanzó el record de 59,37.
Esta producción fue destinada en el mes de octubre al mercado interno (14,39 millones de metros cúbicos), a Argentina (11,46) y a Brasil (25,66), que son los únicos mercados disponibles hasta la fecha. Cabe señalar que si Argentina hubiera nominado su promedio del año, que ha estado por encima de los 19 millones de metros cúbicos salvo algunos días en el mes de mayo, no se hubieran podido cumplir con lo solicitado.
Sánchez afirmó que la decisión de rebajar los volúmenes a 10 millones de metros cúbicos diarios en verano y 15 en invierno, como indicó el miércoles, responde a “nominaciones que por día son variables, con subidas y bajadas diarias abruptas que, afectan los reservorios en Bolivia”, sin embargo los registros muestran una estabilidad.
Sin mercados alternativos para el gas boliviano
Mientras no se materializa el descubrimiento de nuevos reservorios, los mercados se siguen cerrando para el gas boliviano. El contrato con Brasil finaliza en 2019 aunque se prevé se siga enviando gas para cumplir los volúmenes acordados, sin aclarar que pasará con los pagos y sus cláusulas. El proyecto de conexión de ductos con Perú para acceder al mercado del GNL no ha pasado de estudio y los proyectos de industrialización del plástico en Yacuiba están demorados y no se esperan hasta 2024.
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