Advierten que las malformaciones crecen entre indígenas del Chaco
Una madre preocupada llegó desde Yacuiba al Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) llevando a su niño de un año y tres meses para que le hagan un estudio en base al cual se le programará una operación que le permita hacer, de manera casi normal, sus deposiciones. Sufría de una dolencia...



Una madre preocupada llegó desde Yacuiba al Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) llevando a su niño de un año y tres meses para que le hagan un estudio en base al cual se le programará una operación que le permita hacer, de manera casi normal, sus deposiciones. Sufría de una dolencia congénita que, si bien es poco común, suele ser frecuente en los pobladores del Chaco, se trataba de una malformación anorrectal.
El cirujano pediatra del HRSJD, Eysi Esper, explicó que sucede cuando un niño nace sin la unión del intestino grueso hacia el recto con el ano y que en la jerga criolla se conoce como el “ano in perforado” y los factores para que suceda pueden ser múltiples al no tener una etiología específica.
Frecuencia
A su vez, su colega Marcos Oliva apuntó que es una de las malformaciones más frecuentes que se tiene en Tarija, en base a la información que recogió durante los últimos 20 años que trabaja en este nosocomio, encontró que la mayor incidencia sucede en el Chaco y dentro esta región, en la etnia Weenhayek.
“Esto nos lleva a suponer y plantear la hipótesis de que existen factores contaminantes que generan las malformaciones y dentro lo histórico, los que conocemos, los que vivimos en Tarija, la contaminación en el Pilcomayo. Esto no es espantar en la no comida del pescado –aclaró-, no se trata de eso, simplemente hay que tratar de relacionar los factores involucrados”.
Admitió que lastimosamente no se cuenta con el apoyo económico ni con la capacidad de hacer una investigación a fondo, pero que “todo sabemos que en este último tiempo contaminamos lo que consumimos, las tierras, la verdura, el agua, eso repercute y el resultado es una malformación”.
En su opinión, si bien la incidencia internacional es un caso cada cinco mil nacidos en la región es un poco más alta, hasta dos casos cada esa cantidad, aunque también se debe tomar en cuenta el crecimiento de la población.
Por su parte, Esper expuso que el niño tiene la imposibilidad desde que nace de realizar deposiciones normales, no tiene por donde salga el contenido intestinal, al no tener ano no se deriva, entonces obliga a los cirujanos infantiles hacerle una colostomía o un ano contranatura por donde podrá evacuar las heces. La cirugía inicial debe ser a las 24 horas de recién nacido.
Posteriormente se planifica una cirugía de reconstrucción para la formación de un nuevo ano con los tejidos que tiene, es una cirugía específica que se hace a los cuatro a seis meses de edad. Posteriormente una tercera operación para la restitución de su tránsito intestinal que significa cerrarle el ano contranatura -o colostomía- que tenía.
“Después de la primera operación, la secuencia es hacer una estudio para ver si no hay una comunicación hacia su vía urinaria, que se conoce como una fistulas, es un estudio que se necesita hacerlo con el niño dormido, una radioscopia, utilizar un contraste para un mapeo para determinar que es pasible a operar de una determinada forma y muestra la complejidad del caso a resolver”.
Cuando tiene la colostomía, aún no puede hacer sus deposiciones, por eso son mínimamente tres tiempos de cirugía que deben realizarse, lo que lleva más o menos hasta el año y medio de edad a los dos años, eso dependiendo la evolución de cada paciente. Posteriormente, tendrá una vida casi normal.
“En la literatura mundial sucede uno de cada cinco mil recién nacidos vivos, pero al no tener una estadística propia –dijo-, sólo sabemos que operamos 8 a 10 casos por año, a veces más, uno por mes y da la casualidad que ahora tenemos cuatro, uno totalmente reconstituido”.
Intervenir con cirugías en tres tiempos
La malformación anorrectal supone, en términos médicos, que un segmento del sistema digestivo distal ha sido interrumpido o no se ha formado, entonces se debe hacer una cirugía en tres tiempos. La primera es sacar el intestino grueso hacia la pared abdominal y a través de una herida (colostomía) realice las deposiciones. Posteriormente luego de 6 a 12 meses operar armarle el recto ano y una tercera cirugía para cerrarle la colostomía.
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El cirujano pediatra del HRSJD, Eysi Esper, explicó que sucede cuando un niño nace sin la unión del intestino grueso hacia el recto con el ano y que en la jerga criolla se conoce como el “ano in perforado” y los factores para que suceda pueden ser múltiples al no tener una etiología específica.
Frecuencia
A su vez, su colega Marcos Oliva apuntó que es una de las malformaciones más frecuentes que se tiene en Tarija, en base a la información que recogió durante los últimos 20 años que trabaja en este nosocomio, encontró que la mayor incidencia sucede en el Chaco y dentro esta región, en la etnia Weenhayek.
“Esto nos lleva a suponer y plantear la hipótesis de que existen factores contaminantes que generan las malformaciones y dentro lo histórico, los que conocemos, los que vivimos en Tarija, la contaminación en el Pilcomayo. Esto no es espantar en la no comida del pescado –aclaró-, no se trata de eso, simplemente hay que tratar de relacionar los factores involucrados”.
Admitió que lastimosamente no se cuenta con el apoyo económico ni con la capacidad de hacer una investigación a fondo, pero que “todo sabemos que en este último tiempo contaminamos lo que consumimos, las tierras, la verdura, el agua, eso repercute y el resultado es una malformación”.
En su opinión, si bien la incidencia internacional es un caso cada cinco mil nacidos en la región es un poco más alta, hasta dos casos cada esa cantidad, aunque también se debe tomar en cuenta el crecimiento de la población.
Por su parte, Esper expuso que el niño tiene la imposibilidad desde que nace de realizar deposiciones normales, no tiene por donde salga el contenido intestinal, al no tener ano no se deriva, entonces obliga a los cirujanos infantiles hacerle una colostomía o un ano contranatura por donde podrá evacuar las heces. La cirugía inicial debe ser a las 24 horas de recién nacido.
Posteriormente se planifica una cirugía de reconstrucción para la formación de un nuevo ano con los tejidos que tiene, es una cirugía específica que se hace a los cuatro a seis meses de edad. Posteriormente una tercera operación para la restitución de su tránsito intestinal que significa cerrarle el ano contranatura -o colostomía- que tenía.
“Después de la primera operación, la secuencia es hacer una estudio para ver si no hay una comunicación hacia su vía urinaria, que se conoce como una fistulas, es un estudio que se necesita hacerlo con el niño dormido, una radioscopia, utilizar un contraste para un mapeo para determinar que es pasible a operar de una determinada forma y muestra la complejidad del caso a resolver”.
Cuando tiene la colostomía, aún no puede hacer sus deposiciones, por eso son mínimamente tres tiempos de cirugía que deben realizarse, lo que lleva más o menos hasta el año y medio de edad a los dos años, eso dependiendo la evolución de cada paciente. Posteriormente, tendrá una vida casi normal.
“En la literatura mundial sucede uno de cada cinco mil recién nacidos vivos, pero al no tener una estadística propia –dijo-, sólo sabemos que operamos 8 a 10 casos por año, a veces más, uno por mes y da la casualidad que ahora tenemos cuatro, uno totalmente reconstituido”.
Intervenir con cirugías en tres tiempos
La malformación anorrectal supone, en términos médicos, que un segmento del sistema digestivo distal ha sido interrumpido o no se ha formado, entonces se debe hacer una cirugía en tres tiempos. La primera es sacar el intestino grueso hacia la pared abdominal y a través de una herida (colostomía) realice las deposiciones. Posteriormente luego de 6 a 12 meses operar armarle el recto ano y una tercera cirugía para cerrarle la colostomía.
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