Los olvidados, más de 900 mil niños en riesgo no reciben ayuda en Bolivia
Cuando tenía tres años Mirian y su hermano menor fueron llevados a un orfanato, su madre había muerto, y su hermano mayor, que llegó desde una comunidad de Chuquisaca hasta Tarija buscando trabajo para ayudar a sus familiares, lustraba zapatos y vendía periódicos para llevar dinero a su...



Cuando tenía tres años Mirian y su hermano menor fueron llevados a un orfanato, su madre había muerto, y su hermano mayor, que llegó desde una comunidad de Chuquisaca hasta Tarija buscando trabajo para ayudar a sus familiares, lustraba zapatos y vendía periódicos para llevar dinero a su tía, que un día decidió ya no cuidar de los pequeños.
En el hogar de acogida Mirian y su hermano menor vivieron juntos algún tiempo, después los separaron. De la época de su infancia ella recuerda que en ese lugar siempre tuvo las cosas materiales que le hacían falta para vivir, aprendió a leer y escribir, pero nunca recibió cariño, razón que le animó a escapar de ahí y empezar a trabajar limpiando en una casa.
Ella tenía sólo 14 años cuando se fugó del orfanato y comenzó a trabajar, casi al mismo tiempo el hijo de sus empleadores que tenía 22 años abusó de ella en repetidas ocasiones, finalmente por la presión de sus familiares y empleadores terminó conviviendo con su agresor.
Mirian tuvo dos hijos a raíz de las constantes violaciones. Finalmente acabó huyendo de esa relación por los constantes maltratos del padre de sus hijos.
Años más tarde la hija de Mirian también se embarazó con sólo 15 años y hoy luchan para salir adelante realizando trabajos de limpieza en distintos lugares.
Según un estudio realizado el 2017 por Unicef y la Universidad Católica Boliviana San Pablo más de más de 900.000 niños y adolescentes se encuentran en riesgo y vulnerabilidad sin que existan proyectos para mejorar su situación
Una realidad no contemplada
Los niños y niñas que han perdido el cuidado parental, y que se encuentran bajo el cuidado de otros familiares, o con personas referentes bajo la figura de un acogimiento no formal, son una población no contemplada por las diferentes instituciones y organizaciones del Sistema Plurinacional de Protección Integral del Niño Niña y Adolescente (Sipproina) y, por ende, no existen proyectos dirigidos a mejorar sus condiciones de cuidado.
Más de 900 mil niños y niñas se encuentran en riesgo y vulnerabilidad en Bolivia, de esta suma alrededor de 53 mil son niños que viven en Tarija.
Principales factores de riesgo
Entre los principales factores de riesgo se encuentran la violencia, el alcohol y planificación familiar entre otros.
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Los autores señalan los factores que se deben analizar para que las autoridades y la población en conjunto conozcan la dimensión del problema.
El estudio “Cada niño y niña cuenta” advierte que: El Sipproina a pesar de ser sólido presenta importantes falencias y vacíos en cuanto a la elaboración de protocolos para mejorar la coordinación interinstitucional.
Insuficiente capacitación del personal y falta de coordinación y adaptación a las diferentes realidades de las regiones.
Deficiente asignación presupuestaria que afecta a todas las instancias del Sistema. Además la atención se ve obstaculizada por la carencia de recursos técnicos (comunicación, transporte e insumos); condición que se agrava en el área rural, pues gran parte de las instituciones superiores del Sipproina están localizadas en el área urbana.
El 17 de julio de 2014 el presidente en ejercicio, Álvaro García Linera, promulgó la Ley 548 del nuevo Código Niño, Niña y Adolescente, uno de sus principales objetivos fue eliminar el trabajo infantil, la situación de niños que conviven en centros penitenciarios con sus padres y de los infantes que viven en la calle, todo hasta el año 2019.
En el hogar de acogida Mirian y su hermano menor vivieron juntos algún tiempo, después los separaron. De la época de su infancia ella recuerda que en ese lugar siempre tuvo las cosas materiales que le hacían falta para vivir, aprendió a leer y escribir, pero nunca recibió cariño, razón que le animó a escapar de ahí y empezar a trabajar limpiando en una casa.
Ella tenía sólo 14 años cuando se fugó del orfanato y comenzó a trabajar, casi al mismo tiempo el hijo de sus empleadores que tenía 22 años abusó de ella en repetidas ocasiones, finalmente por la presión de sus familiares y empleadores terminó conviviendo con su agresor.
Mirian tuvo dos hijos a raíz de las constantes violaciones. Finalmente acabó huyendo de esa relación por los constantes maltratos del padre de sus hijos.
Años más tarde la hija de Mirian también se embarazó con sólo 15 años y hoy luchan para salir adelante realizando trabajos de limpieza en distintos lugares.
Según un estudio realizado el 2017 por Unicef y la Universidad Católica Boliviana San Pablo más de más de 900.000 niños y adolescentes se encuentran en riesgo y vulnerabilidad sin que existan proyectos para mejorar su situación
Una realidad no contemplada
Los niños y niñas que han perdido el cuidado parental, y que se encuentran bajo el cuidado de otros familiares, o con personas referentes bajo la figura de un acogimiento no formal, son una población no contemplada por las diferentes instituciones y organizaciones del Sistema Plurinacional de Protección Integral del Niño Niña y Adolescente (Sipproina) y, por ende, no existen proyectos dirigidos a mejorar sus condiciones de cuidado.
Más de 900 mil niños y niñas se encuentran en riesgo y vulnerabilidad en Bolivia, de esta suma alrededor de 53 mil son niños que viven en Tarija.
Principales factores de riesgo
Entre los principales factores de riesgo se encuentran la violencia, el alcohol y planificación familiar entre otros.
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Los autores señalan los factores que se deben analizar para que las autoridades y la población en conjunto conozcan la dimensión del problema.
El estudio “Cada niño y niña cuenta” advierte que: El Sipproina a pesar de ser sólido presenta importantes falencias y vacíos en cuanto a la elaboración de protocolos para mejorar la coordinación interinstitucional.
Insuficiente capacitación del personal y falta de coordinación y adaptación a las diferentes realidades de las regiones.
Deficiente asignación presupuestaria que afecta a todas las instancias del Sistema. Además la atención se ve obstaculizada por la carencia de recursos técnicos (comunicación, transporte e insumos); condición que se agrava en el área rural, pues gran parte de las instituciones superiores del Sipproina están localizadas en el área urbana.
El 17 de julio de 2014 el presidente en ejercicio, Álvaro García Linera, promulgó la Ley 548 del nuevo Código Niño, Niña y Adolescente, uno de sus principales objetivos fue eliminar el trabajo infantil, la situación de niños que conviven en centros penitenciarios con sus padres y de los infantes que viven en la calle, todo hasta el año 2019.