Susana Machicao, “la señora de la Bienal”
No le gusta ser señalada como la única artífice de la Bienal del Cartel de Bolivia (BICeBé), pero la visión e inspiración de esta comunicadora y diseñadora gráfica están bien presentes en el espíritu del evento y sus colaboradores.
“He encontrado el Diseño Gráfico por accidente”, dice Susana Machicao al inicio de una entrevista con Pura Cepa. Ella estudió Comunicación en La Paz, en un tiempo en que los diseñadores se formaban a partir de carreras como Artes, Arquitectura, y hasta Periodismo. Tomó un taller optativo de diseño, “probablemente mi único 100. He dicho: ‘este es mi camino’”. Después un tío le revelaría que su abuelo, el artista Armando Pachecho, trabajaba diseñando para vivir. “Me di cuenta que por ahí es algo que está en el gen”.
También le resulta natural dirigir. Susana se involucró en la gestión de una bienal iberoamericana de diseño que pronto fue abandonada. Ella tomó las riendas y en 2009 la convirtió en la BICeBé, una bienal que bien podría ser festival por la diversidad de propuestas que ofrece. “He planteado cosas que no se hacen en otras partes, pensando elevar el nivel del diseño con el intercambio de conocimientos entre estudiantes y profesionales invitados”, comenta.
“Esta silla te invita a quedarte 15 minutos, pero al minuto 16 se te va a clavar en la espalda”
En 2023, ella y los chilenos Manuel Figueroa y Daniel Berczeller propusieron el foro taller “Políticas de Fomento al Diseño”, en el que se revisaron los esfuerzos de México, Chile y Argentina por establecer ministerios dedicados a la disciplina, y se abogó por la importancia del diseño en el desarrollo de un país. Susana da un ejemplo: “Esta silla te invita a quedarte 15 minutos, pero al minuto 16 se te va a clavar en la espalda. Eso es diseño, pensar cómo haces para que la gente esté cómoda, vea la señalética de la ruta del vino. Es poner en valor y responder a la necesidad social con una solución”.
Susana también forma parte del comité organizador de Tipos Latinos, una bienal de tipografía latinoamericana. Opina que en Bolivia “la tipografía es algo que manejamos muy mal. Hay unos cinco tipógrafos, y otros cinco con miedo de salir del closet. Los estudiantes están disociados, piensan que resuelven bajando una fuente gratis y con eso le meten a todo. Las universidades no enseñan que uno puede vivir muy bien diseñando letras y vendiendo a las grandes empresas del mundo”.
A la señora y su bienal las aman y las odian por igual porque generan una alta dosis de reflexión que no siempre deja bien paradas a las universidades, esos espacios donde deberían abrirse las mentes y las perspectivas laborales. “Te dicen que puedes diseñar para Gucci y Fendi, pero otra cosa es que te den herramientas reales para aplicar a cualquier trabajo, que tengas un portafolio competitivo, que tu resultado y tu mentalidad no sean de estudiante al salir”.
Susana considera que los jóvenes necesitan enamorarse del diseño y su complementariedad con otras disciplinas, como el urbanismo y el turismo, para superar la idea de tener un estudio o trabajar para una agencia de publicidad como lo único que pueden hacer. “Está bien, haces un logo. Pero viene una polaca y te muestra la señalética de un parque hermoso en Polonia. ‘¿Se puede hacer eso?’, preguntan. Claro, pero nadie se los dice, no lo ven”.
“El cartel sólo es una excusa”
Ella y su equipo, a saber, Frank Arbelo, Víctor Ordoñez, Telma Lozano, Francisco Cortés, Juan Pablo De la Reza, Carolina Garay, Mayte Bejar, Gabriela Córdova, Mariana Villarroel, Carlos Maceda y los 50 voluntarios que lo sostienen todo, trabajan para que la BICeBé les quite el miedo a los futuros diseñadores, les enseñe a participar, mejorar y tener una pasión por algo. El cartel sólo es una excusa.
“Nos hemos dado cuenta que no se trata de hablar de afiches en un país donde no hay demanda para eso. El cartel es una pieza que sintetiza todo lo que es el diseño, porque tienes que entenderlo fácilmente. Es un reto para cualquier profesional, es la síntesis de un buen logo, la simplificación, comunicación, exquisitez. Todo”, dice la directora de la BICeBé.
La bienal crece año con año, a pesar de la economía, llegando a nuevos públicos y ciudades, involucrando a emprendedores, embajadas y universidades, siendo también un nicho para las industrias culturales. “Era lógico que Santa Cruz se volviera sede, aunque ello exija un mayor esfuerzo financiero, porque es de las pocas ciudades en Bolivia donde se valora el diseño”, dice Machicao, y “cínicamente” añade: “Sin inscripciones, no hay bienal”.
Susana no descarta que en un futuro nuestra ciudad pueda acoger uno de los eventos más prestigiosos de diseño en Latinoamérica y el mundo. “Qué lindo sería que se pueda hacer acá en Tarija, que haya un auditorio que pueda recibir mil personas. Para la exposición principal se necesita un espacio muy grande, espacios de museo, espacio pared, grandes muros”. Quizá valoremos lo que el diseño puede dar a nuestra intención de impulsar la identidad, la cultura y el turismo. Ya veremos.