Dugudus, diseño gráfico y derechos humanos
Invitado a la Bienal del Cartel de Bolivia (BICeBé) 2023, el diseñador francés conversó con Pura Cepa sobre el núcleo de su trabajo y su vida.
Régis Léger, mejor conocido como Dugudus, nombre que lleva su taller de diseño y serigrafía, se acercó desde muy joven a una gran variedad de colectivos defensores de los derechos humanos, donde encontró una vía para expresar su convicción y poner su talento al servicio de la causa justa.
En el marco de la BICeBé 2023 en Santa Cruz de la Sierra, Pura Cepa conversó con el diseñador francés sobre la importancia del cartel como forma de comunicar ideas y luchar por los derechos humanos en un mundo que necesita abrir los ojos a la crisis medioambiental que supera la vieja dicotomía entre derecha e izquierda.
Pura Cepa (PC). ¿En qué momento de tu carrera se mezclan el diseño gráfico y la lucha por los derechos humanos?
Régis Léger (RL). Cuando era estudiante de Comunicación Visual y Publicidad, no había nada que me llamara la atención porque no encontraba una meta. Yo estaba comprometido políticamente desde niño, y empecé a buscar un movimiento, una organización con jóvenes como yo, para cambiar la sociedad y la vida. Entré a la Juventud Comunista y, como no tenían buen desempeño en comunicación, me encargaron esta tarea y empecé a crear carteles. Evolucioné dentro de la organización, pero también encontré gente que tenía cosas que decir. Empecé a dibujar sobre los temas que defendíamos. Así encontré la meta y el interés de crear imágenes con sentido para que los demás puedan difundir sus ideas.
PC. ¿Sucedió que tu trabajo se volviera más efectivo que otras acciones?
RL. Sí, eso fue hace años. Ahora estoy comprometido con varias organizaciones de izquierda, y la gente que conocí también me da trabajo. Cuando haces carteles, también necesitas vivir. No solamente se trata del amor por difundir ideas. Hay un trabajo personal, cuando una temática me toca y puedo hacer carteles en mi taller de serigrafía, imprimir y pegar en la calle, solo o con otros activistas de mi barrio o mi ciudad, y hay un trabajo de contestar pedidos, crear carteles para festivales, ciudades, y así.
Los carteles están hechos para tener confianza y unirse
PC. ¿Qué valor tiene hacer las cosas con las manos?
RL. Es más directo, y se nota que detrás del cartel y el diseño hay un ser humano. Es muy importante, en estos momentos en que todo está digitalizado, sentir que no son sólo las máquinas las que trabajan, sino los seres humanos. Cuando dibujo, por ejemplo, siento que hay algo que va del cerebro hasta la mano, y no hay una computadora, una máquina, entre los dos que va a cortar el pensamiento, o que va a hacer que la cosa sea menos espontánea.
PC. ¿Por qué crees que, generalmente, la derecha tiende más a prohibir ciertos derechos humanos, y la izquierda representa más a las diferencias, diversidades y otras luchas?
RL. Creo que la cultura siempre ha sido de izquierda. En varios países, cuando evoluciona una cultura, es que detrás hay una política que la apoya. Ser progresista, para mí, es ser de izquierda. Pero, al contrario, hay un liberalismo, un capitalismo, que es aún más fuerte y está muy bien organizado, porque se nota que desde hace muchos años no logramos superar lo que está pasando. Ellos tienen todo, los medios, el poder, la riqueza. Y nosotros, el pueblo, estamos abajo. Pero si nos juntamos, podemos cambiar todo. Hay que tener confianza. Los carteles están hechos para eso, para tener confianza y unirse. Las palabras son buenas, pero a veces no se pueden escuchar. Y un dibujo dice todo de manera muy sencilla, y no tienes que encender la televisión o la radio, o buscar en redes sociales. Está puesto en la calle, es un grito, es algo que tienes que ver, y te hace pensar y reaccionar.
PC. ¿Cómo sería el mundo si nadie luchara por sus derechos?
RL. Es lo que está pasando. Depende de la importancia que se le da al sujeto. Para mí, durante muchos años lo social ha sido lo más importante. Podemos seguir trabajando por cambiar la vida de la gente, pero si no tocamos la ecología, el cambio climático, de todas formas, en dos o tres generaciones, nos vamos a morir y a dejar un planeta muy mal. Para mí, ahora la izquierda tiene que enfocarse en cambiar el sistema de consumo, de relaciones sociales, para que no sea un sistema basado en comprar, trabajar, dormir y repetir. Hay que pensar cómo unir nuestros esfuerzos para cambiar el mundo.