Katy Bustillos Vila y el limbo de la dramaturgia
La joven autora paceña pronto cumplirá una década de trabajo sostenido en el teatro boliviano, tiempo en el que ha sabido crear una propuesta escénica singular.



De paso por Tarija en la presentación de “Antígonas”, producción de Teatro Feroz y Mímesis Teatro, Katy Bustillos Vila habló con Pura Cepa sobre su recorrido en la dramaturgia y sobre el potencial de la palabra y la investigación escénica como ejes importantes para el desarrollo del arte teatral en Bolivia.
Pura Cepa (PC). ¿Cómo ha sido el teatro contigo en tu recorrido?
Katy Bustillos (KB). Ha sido muy difícil. No hay instancias formativas de dramaturgia. Yo primero quería ser actriz. Hay muchos talleres, pero no hay mucha profundización, es hacerlo como de oficio. Y en ese camino me encontré con la dramaturgia que me gustó más. Empecé a formarme en talleres, y como ya no tenía más, fui a estudiar una maestría de dramaturgia en Argentina. Fue difícil porque cuando eres changa y mujer, te changuean mucho. Fui asistente de dirección de varios directores, el Edu Calla, Diego Aramburo, de Samadi también. Fue interesante ver sus estéticas, pero es complicado.
Es muy raro ver muchas mujeres en una puesta, sobre todo porque se nos ha relegado al rol de actriz o productora
PC. ¿Cómo deciden tú y Samadi usar a Antígona?
KB. Es un referente de la subversión de la mujer. Queríamos traducir esa subversión a la puesta en escena, a la forma de producción y a la propia obra. Se llama “Antígonas” porque habla sobre el rol sobreexplotado de cuidadora que tiene la mujer. Parte de una posición mía y de Samadi. Trabajamos esta Antígona que se intersecta con lo que es ser actriz en Bolivia. Y en el proceso de creación también está la subversión. En vez de un director y varios actores, varias directoras y una actriz. Sus poéticas vienen de diferentes lados y dan su propia visión. Todas hacen teatro, pero también hacen otras artes. Francia Oblitas trabaja mucho lo sonoro. Gladys Cruz es artista plástica. Elena Filomeno en la danza. Gabriela Paz en lo audiovisual. Luego, hemos hecho un ensamble entre Francia y yo, respetando la visión de las directoras para que se pueda tener cierta unidad sobre todo el caos que se había creado. Fue una práctica escénica muy hermosa, porque nos permitió ver que hay mujeres directoras. Es muy raro ver mujeres directoras. En La Paz, es muy raro ver muchas mujeres en una puesta, sobre todo porque se nos ha relegado al rol de actriz o productora. Por eso ha sido interesante vincular esta cosa de lo plural en el mismo proceso y en la ficción.
PC. ¿Cuánto tiempo les tomó hacer el trabajo?
KB. El anteaño pasado, estrenamos una micro obra que se llamaba “La cuchara de Antígona”, que era el germen de esto. Quisimos extremarla, profundizarla más en lo que implica la figura de Antígona, reversionarla para hoy. La de Sófocles no habla de nosotras y nuestra realidad, aunque es un buen símbolo. Nos ha apoyado el Centro de la Revolución Cultural con el Fondo de Fomento a la Producción, con lo que hemos podido trabajar desde abril hasta junio. Intenso, todos los días, casi un día por directora. Solo nos alcanzó para eso. Luego, hacer el ensamble, la redramaturgización del texto para que cuajen ciertas cosas. Hubo muchos cambios durante el proceso. Yo me encargué más del texto y Francia de la puesta en escena y la dirección actoral en el ensamble.
PC. ¿Cómo fue la experiencia de hacer dramaturgia a cuatro manos, y qué recursos dramatúrgicos emplearon?
KB. Ya había hecho obras así antes. Fue interesante, y ya habíamos trabajado con Samadi hace varios años, yo como su asistente o asesora dramatúrgica. Fue interesante combinar las estéticas, ella es más directora. Abordamos Antígona desde una mezcla de autoficción y biodrama. Pasé un curso con Vivi Tellas, la argentina que acuñó ese término. Samadi igual. Es muy interesante ver la teatralidad en la propia vida, esa cosa escandalosa que te hace cambiar de tensión. Para mí, eso es la teatralidad. Es muy interesante trabajar sobre la propia vida, hacer archivo, investigar los hitos personales, no con un ánimo de hacer terapia, sino de ver cómo la propia vida acciona. Y ambas tenemos bagaje en esto, con técnicas de Vivi Tellas y de Sergio Blanco. Pero antes de ellos hay mucho de autoficción en toda la literatura. Y ahí nos encontramos con Samadi, hablando de nuestras vidas y encontrando la teatralidad en eso.
PC. ¿Qué herramientas de la dramaturgia aprendiste en Bolivia y en Argentina?
KB. En Bolivia, me ha servido mucho pensar como autora. No desde la técnica, sino desde cómo una se posiciona frente a lo que quiere hablar. Es algo que en Argentina no me enseñaron. Allá fue más aprender técnicas de dramaturgia, como el relato, las semióticas, las poéticas, las corrientes dramatúrgicas contemporáneas, por ejemplo. Fue interesante empezar haciendo porque realmente te permite empaparte de lo que es, no empezar con teoría. Para mí, fue muy bueno, me ayudó mucho, la verdad. Luego se presentaron dos textos míos, uno en México y otro en Argentina. Es muy interesante cómo te ven afuera y cómo te ven acá. Es mucha diferencia. Cuando salgo afuera, siento que mi trabajo es más apreciado. Cuando estoy acá, no. Y eso hace que sea muy difícil hacerlo acá.
Es muy interesante ver la teatralidad en la propia vida, esa cosa escandalosa que te hace cambiar de tensión. Para mí, eso es la teatralidad.
PC. ¿Qué temas abordas o quieres abordar como autora?
KB. A mí me interesa mucho abordar desde mí. No digo que quiera poner mi vida en escena, porque me parece muy aburrido que alguien te cuente su vida. Pero tiene que nacer de cada uno, porque ahí está la verdadera singularidad. Y a mí lo que más me interesa es hablar sobre la familia, el amor, la mujer. Últimamente he estado investigando cómo lo femenino, no lo estereotípico, puede llegar a subvertir la ley. Estoy trabajando obras que se relacionan mucho con la poesía visual, y me parece que la dramaturgia también es para leerse, no solamente llevarla a escena. Me parece que es una corriente que no hay en Bolivia, y quiero investigar cómo la palabra acciona sobre ti con el solo hecho de leerla. Obviamente pensando en teatro, no solamente desde la literatura. Pero creo que la dramaturgia está en ese limbo.
PC. ¿Existen otros ámbitos de investigación dramatúrgica o teatral?
KB. Con Camila Urioste y Antonio Torres estamos haciendo una editorial de dramaturgia y para investigar. Creo que el teatro boliviano no termina de llegar porque no hay una investigación sostenida. Al menos es nuestro reto, investigar desde la dramaturgia y desde la academia en sí. Ojalá el siguiente año podamos comenzar con investigaciones en prácticas escénicas más corporales. Samadi viene de ahí, de cruzar artes. Estuvo en Argentina y es muy interesante su visión. Propone mucha interdisciplinariedad y es algo rico de estudiar.