Una noche con Efecto Mandarina
Emocionaron al público hasta hacerle pedir más y más.
Vero Pérez regaló momentos gratos jugando con instrumentos como el kazoo, y sorprendió con su mágica voz logrando el sonido de una trompeta de jazz que se transformó en una de las notas más altas en su registro.
Bladimir Morales fue alucinante con el bajo, mostrando técnicas novedosas, arreglos dinámicos y mucha complicidad con el público asistente. Destacó enormemente con sus solos de vocoder con los que supo dejar a la gente con la boca abierta.
Como en toda la gira, la banda presentó a Eduardo Navarre, quien se encarga ahora de la batería y se lució dominando el repertorio. También, rindieron homenaje a Eddy Chuquimia interpretando hondamente su canción favorita: “Tiempo”.
Diego Ballón, al teclado, evocó pasajes tan sublimes como grotescos, liberando una intensidad emotiva de amplio registro que dejó claro que de sus manos también puede brotar el sonido de una guitarra eléctrica obstinada.
El público tarijeño disfrutó a su manera, llevándose el grato bienestar que ocupó el Teatro de la Cultura con dos sets, más de veinte canciones, más de 2 horas de música en las que Efecto Mandarina dejó todo en una noche de luna creciente.