Temporada de Efecto Mandarina
Luego de un receso obligado por la pérdida, la agrupación paceña se renueva con una Gira Nacional que tiene hoy una estación en el Teatro de la Cultura de Tarija.
En 2008, Vero Pérez y Bladimir Morales fueron los sobrevivientes de un experimento musical de acid jazz que no convenció a sus otros integrantes. Fue algo bueno, porque dio oportunidad a que Diego Ballón y Eddy Chuquimia completaran un cuarteto que se haría conocido como Efecto Mandarina, un nombre que hace alusión a la experiencia de comer este fruto y sublimarse junto al perfume que desprende su cáscara al ser rasgada.
Un nombre que hace alusión a la experiencia de comer este fruto y sublimarse junto al perfume que desprende su cáscara al ser rasgada
Desde entonces, no pararon de sembrar creatividad y cosechar una apreciación cada vez más abundante del público boliviano y latinoamericano. Efecto Mandarina ha hecho al menos 5 discos y 5 giras nacionales, ha estado en los teatros y espacios culturales más importantes, y en los festivales que marcan el paso de la escena musical contemporánea. Pero la pérdida del baterista Eddy Chuquimia durante 2020, obligó a la banda a detener esta bonanza.
Trayectoria de un sonido
Al comenzar su carrera, el cuarteto se fue encontrando con la misión de refrescar las piezas del repertorio nacional y mundial de música folclórica, standards del jazz y otras tantas canciones, de manera que las destrezas de cada intérprete se fundieron cada vez más para lograr un sonido particular, inconfundible, y a la vez partícipe de una oleada continental de bandas novedosas que, de alguna manera, lograban resultados similares por valerse de influencias como el jazz, el swing, el funk o la balada, construyendo piezas que van más allá de las estructuras tradicionales del pop y el rock para encontrar nuevas formas musicales.
Unos 6 años después de su conformación, Efecto Mandarina empezó a proponer composiciones en las que todo el trabajo relatado encontró una tierra fértil para echar raíz, y así brotó “Ningún Vals”, álbum que los llevaría a realizar sus primeras giras fuera de Bolivia, y que contiene algunos cortes que ya se han vuelto éxitos, como “Ódiame”, “Tiempo”, y la canción que da nombre al disco. En 2016, volverían con “Frenesí”, que acaba de cumplir 7 años, obra producida en Nueva York, Estados Unidos, con la colaboración del talentoso Andrew Gouche, y que incluye otras tantas infaltables como “Regresar”, “Carrusel” y “Quiero Despertar”.
La ácida fusión de Efecto Mandarina ha gustado tanto que les ha llevado a presentarse en eventos como el MicSur de Bogotá, Colombia, el BAFIM de Buenos Aires, Argentina, y BandaZ en Red de Montevideo, Uruguay, y a formar parte de la banda sonora de “100 días para enamorarse”, exitosa serie de Netflix con mucho público en países como México, Chile y Perú.
Mandarina audiovisual
En sus 15 años de existencia, Efecto Mandarina ha creado 9 videoclips en colaboración con artistas del mundo audiovisual paceño, quienes han encontrado en la música de la banda un laboratorio para experimentar con el concepto de video musical, añadiéndole nuevas narrativas, más propias del teatro o del cine.
Autores y directores como Álvaro Manzano, Alejandro Loayza Grisi, Luiz Canedo y Juan Pablo Richter pusieron sus poéticas al servicio de algunas de las mejores canciones de Efecto Mandarina, ahondando los sentidos de las letras, traduciendo al lenguaje de las imágenes en movimiento las melodías y armonías de la banda, y ensayando también sus propios discursos, a ratos irónicos, a ratos melancólicos, y con varios guiños a sus influencias cinematográficas propias.
En “Ningún Vals”, Manzano crea un juguete de realidades dentro de otras realidades, tal como denuncia la muñeca rusa que pasa de mano en mano por la mesa de un atracón infernal. “Bored and Sad”, firmado por Loayza Grisi, le da un toque muy cinematográfico a los videoclips de la banda, que replicará después en “Laberinto”, un video alucinante en el que arrebata imágenes icónicas del cine norteamericano de ficción, suspenso y fantasía, y las hace suyas.
Estos autores juegan juntos para crear el videoclip de “En La Piel”, haciendo que La Paz se vuelva escenario de la metamorfosis de quien ha encendido su corazón en fuego. “Tiempo” es la pieza con la que Richter entra en escena y logra un relato elíptico que recrudece el sentir del que nació la canción. Cambiará completamente su enfoque para los videoclips de “Carrusel”, donde amaga un plano secuencia que sostiene la fantasía musical, y “Aquí”.
Canedo comenzaría su colaboración con “Ódiame”, un video que iguala su ritmo narrativo al tempo de la música y entrega imágenes de una estética muy teatral. También es el editor de “No miento”, donde recupera una diversidad de registros audiovisuales de la banda para acompañar los motivos de la canción, pieza que, tras la partida de Chuquimia, se vuelve un testimonio de su compenetración con la banda y de la energía que aportó.
Volver a Tarija
Este 2023, Efecto Mandarina se recompone después de un par de años de ausencia. Armaron una Gira Nacional en la que presentarán “Aquí”, su nueva canción y videoclip, y darán también la bienvenida a Eduardo Navarre en la batería.
“Hemos tenido siempre un público maravilloso, así que esperamos tener el Teatro lleno y que vayan a cantar con todas las pilas puestas”
“Eddy nos hará falta siempre, y nos queda agradecer por haber compartido 15 años de música juntos, y de vida y aprendizajes”, dijo Vero Pérez, para quien Navarre es “un gran músico y persona que aporta con mucho criterio y respeto, por lo que su presencia nos ha dado confianza para segur en este camino”. La vocalista espera que esta noche en Tarija se vuelva un gran recuerdo más entre las muchas anécdotas que tiene de Tarija. “Hemos tenido siempre un público maravilloso, así que esperamos tener el Teatro lleno y que vayan a cantar con todas las pilas puestas”.
Navarre expresó su emoción por tocar en Tarija, pues nunca antes había conocido la ciudad. “Sé que el público tarijeño es excelente, y esperamos que disfruten la música de Efecto Mandarina tanto como nosotros disfrutamos al interpretarla”, dijo. Ballón, tecladista, secundó el sentir al reconocer que la banda no ha llegado a Tarija tanto como a otras ciudades, motivo por el cual se siente feliz de volver a ver la fila de dos cuadras para entrar al Teatro, y de tener la oportunidad de comer el saice de Doña Pastora, su preferido.
Bladimir Morales, bajista, puso perspectiva notando que vuelven a Tarija después de 5 años. “Siento mucha emoción de volver a compartir y sentir el cariño y afecto de la gente chapaca, y de tomar Karpil. La magia de la ciudad nos ha llenado de aventuras, y espero que la gente vuelva a vibrar arte junto a nosotros y podamos escribir una nueva historia en la vida de Efecto Mandarina”.